Scream (Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillet, 2022)
No sé si se habrán enterado de que Prime Video ha estrenado, dentro de su suscripción, el último producto de la serie del grito, sólo han hecho ochenta anuncios distintos para ello, pero ya está disponible para verla en sus propios domicilios, que es lo que este adolescente en los noventa hizo en cuanto se enteró.
La franquicia Scream surge como una rara avis dentro del cine slasher, a modo de trilogía conclusa donde, cine de terror adolescente mediante, realizar un estudio del desarrollo del mismo durante sus treinta años de existencia oficial, analizando sus esquemas y retorciéndolos a modo de relanzamiento, que, de hecho, salió muy bien. En lo que se convirtió no vamos a hablar ahora, porque no es lo que toca, pero sí que su influencia y éxito fueron tal que incluso llevaron a un intento de relanzar la propia serie a inicios de la anterior década, que no salió bien. Aunque de eso hablaremos mañana.
Hoy toca hacer una reseña de la última de las propuestas que se ha realizado aprovechando el tirón, y que, visto el éxito y lo mucho que ha gustado a los incondicionales del género, tiene toda la pinta de que acabará con la presunta trilogía que se anunciaba con ella, aunque no descarten que ese sea sólo el inicio.
Hábilmente, entre otras cosas porque los protagonistas originales ya están mayores para hacer lo que hacían en los noventa, lo que se hace en esta ocasión es una "recuela", término que la misma película ha puesto en valor, y que consiste en emular lo que ya se hizo con la última trilogía oficial de Star Wars: una secuela de las originales, pero reiniciando la serie con personajes nuevos (y, me imagino que si el espíritu es el mismo que el de la saga galáctica, cargándose poco a poco a los originales a modo de cierre).
La película funciona calcando, a veces hasta los propios planos, la película original. Los personajes son similares, hay una subhistoria nueva, porque de alguna forma tienen que estar relacionados los nuevos protagonistas con los antiguos, pero el esquema y el desarrollo es el mismo. No sólo son obvias todas las referencias (incluyendo metacinematográficas), sino que hasta la traca final se desarrolla en el mismo sitio donde terminaba el primer film, dejando claras sus intenciones y el homenaje que se quiere hacer.
Es divertida, en el sentido en el que puede ser divertida una película cuyo leit-motiv es encontrar a asesinos que se dedican a abrir en canal a gente, está bien rodada y los diálogos no dan demasiada vergüenza ajena, que ya es algo de agradecer en este tipo de producciones, y tiene momentos cómicos, no sé si voluntarios (la motivación de los asesinos, virgen santísima...), pero en el homenaje se olvidan de lo más importante de la película original, la auto-ironía.
Y es que, por más disfrutable que sea, el problema (y posiblemente el secreto de su éxito en los años venideros) pasa por ser una película de un género menor que se toma demasiado en serio. Entiendo que esa es su gran baza, dado al público que va dirigido, esa generación Z que cree haber descubierto la pólvora incluso a los que ya estuvimos allí (esos consejos que dan los supervivientes iniciales y que los listísimos protagonistas se pasan por el forro, consiguiendo, efectivamente, lo mismo que les advirtieron que iba a pasar) y que parece más preocupada en darle intensidad a cualquier cosa que en disfrutar de lo que le ponen por delante. Precisamente, de eso peca este film, busca tanto la trascendencia y quiere ser tan lista que termina patinando. Será que pasé la adolescencia con las originales y, por tanto, no voy a ser yo quien vaya al cine a ver las nuevas películas, pero, personalmente, me gustan menos así.
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