domingo, 8 de octubre de 2023

Y habían pasado mucho más de mil años, muchos más

Me está costando mucho continuar con este blog, mucho más de lo que me costaba cuando lo dejé. Y no sabía por qué tengo casi cuarenta entradas pendientes, y aún no he escrito la primera, a pesar de que la tengo en mi cabeza. Y, a lo mejor sí lo sabía, pero quería hacer como que el tiempo no había pasado, y sí lo ha hecho. Y la vida nos ha arrasado y ahora ya, mi mundo es otro, que diría la grande.

Fue ayer, revisitando una de mis pelis de reconforte, que ya comenté aquí hace como trece años, me di cuenta de que, en realidad, todo había cambiado, y yo había cambiado, y no puedo continuar lo que había dejado porque no lo siento como mío, aunque lo es, pero de hacía mucho tiempo. 

Y aún así, me apetece seguir escribiendo de lo mismo, con la misma forma, con distintas opiniones, y por eso comienza otra cosa, que será lo mismo pero diferente, espero, con lo que me encuentre más contento, más a gusto, más en el tiempo en el que nos ha tocado vivir.

Si habéis llegado aquí, gracias.

Si queréis saber por dónde ando, nos veremos en Otro blog de cine de m**rd*. Seréis bienvenidos.

Ha sido un placer.



viernes, 7 de abril de 2023

La Tierra según Philomena Cunk

Cunk on Earth (miniserie de TV, Broke and Bones para Netflix y BBC)
 

 
¿Qué pasaría si se deja una serie divulgativa en manos de alguien que cree ser un experto, pero que no es capaz de entender la progresión temporal y cuyas fuentes de información son internet y lo que le va contando su colega Paul? Pues aquí tenemos la respuesta para el mundo, en UK ya la tenían desde hacía años.
Philomena Cunk, la conductora de esta miniserie británica, es precisamente esa "experta", que va viajando por el mundo y, más concretamente, por distintas zonas del Reino Unido y EEUU, mientras nos cuenta su versión de la historia de la humanidad y la confronta con distintos expertos universitarios de uno y otro lado del Atlántico. Todo en la línea de esos documentales, muy británicos, en la que éstos se pasean por el mundo analizando la vida e historia de los demás desde el sesgo de la "britaniedad".
En ese sentido, Philomena Cunk es digna heredera de los Jaime Olivers del mundo (si no han visto alguna de las series de este cocinero inglés recorriendo países para explicarles cómo hacer mejor sus comidas tradicionales, les recomiendo la que hizo en Italia, se pasó toda la serie cabreadísimo con los italianos porque no le dejaban destrozar su comida típica), mezclando anacronismos, pensamiento mágico y conspiraciones, con una visión del comportamiento humano rígido, donde no se concibe la existencia de culturas más allá de la occidental actual, según la cual va modelando su interpretación del desarrollo de la humanidad. 
Los chistes funcionan espléndidamente bien, empezando por el chiste que es, ya desde el inicio, el planteamiento de la serie, y creo que lo consiguen porque nunca se salen de su estructura, seria y rígida, como Philomena, como occidente. Apreciaciones delirantes fruto del pensamiento del personaje, acompañan a críticas a la visión británica del mundo, al planteamiento globalista y a cómo estamos insultando la historia con tal de cumplir con lo turístico, por ejemplo, no menos de lo que lo hace Philomena.
Toda la serie es hilarante, pero quiero dar una especial mención a los expertos reales a los que se entrevista. Es impresionante cómo intentan mantener el tipo, sin conseguirlo la mayoría, ante los planteamientos de Cunk, que incluyen el desacreditar lo que estos expertos están explicando o, hablando de Alejandro Magno, preguntarle por su cuidado de cabello, por ejemplo. Sólo unos pocos parecen darse cuenta de lo que hay (o conocer al personaje, ahora les cuento) y entran al trapo de la broma, el resto (especialmente los americanos) no salen de su estupor o se muestran visiblemente enfadados.
Conocía a Diane Morgan, la cómica inglesa detrás de Philomena, de algún trabajo anterior (el capítulo que le dedican a su personaje en al final de After life es, posiblemente, lo mejor de su última temporada) y merece todo el crédito por conseguir mantener la compostura con lo que suelta por la boca. Aunque lo tiene dominado, lleva haciendo de Philomena desde 2016, en que en la BBC comenzaron con el chiste, tanto en un par de series como en otro par de especiales, que pueden encontrar sin rebuscar mucho en esa famosísima aplicación de canales de vídeo donde empezaron todos los "creadores de contenido" antes de que el contenido fueran fotos.  

domingo, 26 de marzo de 2023

RRR

RRR (S. S. Rajamouli, 2022)

 


Hacer una película de tres horas que no aburra en ningún momento es meritorio. Hacer que una película india de tres horas de duración, contando una historia acerca de los horrores del colonialismo británico en India, en forma de aparente película de aventuras clásica, pero que a la vez toque prácticamente TODOS los géneros, incluyendo un número musical larguísimo, y se divida claramente en tres películas distintas que están dentro de la misma historia, sin que haya prácticamente nadie en occidente hablando mal de ella, es para coger a sus creadores y que les den la presidencia del país, sinceramente.

Nos presentan al inicio de la película las tres Rs del título: el detonante de la historia (el episodio de robo de una niña de un poblado hindú a manos de unos despiadados colonos ingleses) y los dos protagonistas reales: un soldado hindú en el ejército británico que no para de intentar hacer honores, incluso enfrentándose él solo a una turba en una escena cuya coreografía deben envidiar desde la Marvel, para que el racismo lleve a que esos honores se les otorguen a los cobardes británicos; y el encargado de rescatar a la raptada, una especie de guía/protector de la tribu, que se nos presenta cazando, con una trampa y sus propios brazos, a un enorme tigre de bengala. El destino de ambos se une cuando se promete un ascenso a cualquiera que encuentre a la especie de semidios que la inteligencia británica sabe que ha venido a rescatar a la niña, lo que supone la única oportunidad para el soldado que de otra forma nunca logrará esos honores que desea, y que empezará a buscar un fantasma sin saber, llegado el momento, que ambos se han encontrado mucho tiempo antes en la propia película, mientras salvaban a un niño de un incendio en el río (sí) haciendo ambos de Tarzán desde un puente (sí). 

Su compenetración y su propia amistad, casi en los términos de cualquier bromance de comedia adolescente americana, evitará que se den cuenta de quiénes son el uno y el otro, ayudándose involuntariamente desde a conseguir pareja, a otros aspectos necesarios para el plan de ambos, negando indicios evidentes de la realidad y todo para que, finalmente, termine triunfando la traición en una secuencia (la del asalto al palacio) que es una barbaridad en todo (extras, fuego, animales salvajes matando casacas rojas, los protagonistas haciendo de Spiderman...). A partir de ahí, cambia la secuencia, cambia el estilo (como ya había cambiado cada dos escenas) y empezamos a entenderlo todo mucho mejor, incluyendo al traidor. 

RRR huye como de la peste de la profundidad, y es uno de sus grandes aciertos. Huye hasta el punto en que parece deliberado que siendo capaces de desarrollar la trama de forma tan sutil en algunos momentos, los personajes sean tan planos y estereotipados, las subtramas sean tan ramplonas (el racismo inglés se subraya a base de los mismos personajes con las mismas interacciones en distintos momentos de la película). Es como si hubieran decidido que nada tenía importancia más allá del desarrollo de la historia y, sobre todo, la espectacularidad de las escenas, ya sean de baile, ya sean de acción, ya sea de confesiones a la luz de la luna en la selva.

RRR es monumental en todos los sentidos. Un ejercicio megalómano, hipertrofiado, con una duración injustificable si tenemos en cuenta sólo el argumento, un guión en el que ocurren muchas cosas que sólo tienen sentido para poder hacer el más difícil todavía de las escenas de acción, una vez detrás de otra, todo es más... Parece que su concepción ha sido un brainstorming donde han dicho a todo que sí y luego se han puesto a unir las piezas. Y es lo bien que están unidas las piezas lo que hace que funcione como un reloj y que no es que salve las deficiencias, es que hace que casi nos olvidemos de ellas.

Luego ya está esa última parte final con ese discurso patriótico, demasiado cercano al ultranacionalismo, que no sólo no hacía falta (tampoco lo hacían la mitad de las secuencias y no quitaría ninguna), sino que molesta un poco, por más que no logra empañar las tres horas previas.

sábado, 25 de marzo de 2023

Madres paralelas

Madres paralelas (Pedro Almodóvar, 2021)

 


Creo que Almodóvar nunca ha sido especialmente hábil a la hora de conectar lo que cuenta con el mensaje que se supone que pretende dar, cuando le da por eso, y, de hecho, creo que lo que escribe mejora mucho cuando se olvida de intentar hacerlo, pero, vista la cantidad de premios que obtuvo esta película, lo mismo puede que esté equivocado, aunque no lo creo.

Si nos limitamos a lo que sucede realmente, Almodóvar nos cuenta la historia de una fotógrafa que se queda embarazada de quien no debe, decide llevar el embarazo para adelante sola y, a la hora del parto, coincide como compañera de habitación con una adolescente abandonada emocionalmente, con un embarazo que tiene que llevar a término, y que encuentra en nuestra fotógrafa la figura materna que su madre, a la que conocemos, no ha ejercido nunca. 

El amor por su hija hace que nuestra protagonista no se dé cuenta de que esta hija no se parece ni a ella ni a su padre, hasta que éste aparece para conocerla y se lo hace ver, y termina descidiéndose a sí misma y cerciorándose de ello. Como es muy buena persona, los remordimientos no la dejan vivir, mucho menos cuando se vuelve a encontrar a aquella adolescente, que, aparentemente de forma casual, se encuentra trabajando en la cafetería de debajo de su casa, y termina de contarle su desgraciada vida. 

La fotógrafa le ofrece casa y comida, y su relación se complica muchísimo porque cuando la gente tiene traumas, faltas o fallos emocionales, las cosas no se desarrollan con ningún tipo de sentido, llevando a un desenlace desastroso, por más razonable que resulta desde fuera, que luego se resuelve no se sabe muy bien por qué.

El por qué todo esto tiene que ver con niños robados, la ley de memoria histórica y la gente que sigue enterrada en cunetas (porque en este país hay un montón de gente que ha decidido que no está tan mal parecerse a la Camboya de Pol Pot, aunque eso es otro tema), es algo que Almodóvar intenta justificar añadiendo conexiones de los personales con algún tipo de hecho en ese sentido, si bien no termina de entenderse en ningún momento por qué es eso algo cardinal en la película, tal y como su director estuvo diciendo durante toda la promoción.

Muy interesante, y sospecho que por ahí debería haber ido la relación, el personaje de la madre de la adolescente, una señora bien, de derechas, de la dictadura que podría haber sido una hija robada y podría, para haber dado consistencia al relato, haber usado su dinero e influencias para cambiar/robar niños, lo que añadiría también aspectos sobre el racismo que podrían haberse denunciado también... No sé exactamente qué es lo que pasó para que Almodóvar no terminara de enredar el enredo melodramático e ir por ese camino, que por más exagerado que hubiese resultado, hubiera dado a la película una coherencia que falta (la última parte, preciosamente contada sin prácticamente palabras, es lo mejor de la película y parece un parche).

Es precisamente esa especie de desconexión entre las partes lo que, por momentos, termina por desconcertar al espectador y hacer que se pueda incluso salir de lo que, visto por partes, está tan bien contado como las mejores películas de su director. Mi problema es el todo. 

La historia es tan trágica e irreal como necesita un melodrama, las actrices están soberbias, el guión tiene los mismos fallos que siempre han tenido los de su director (siempre me ha parecido que el cine de Almodóvar cuenta muchísimo más con lo que cuenta en imágenes que con lo que dicen sus personajes, que chirría con bastante frecuencia), visualmente es impecable y hay momentos, efectivamente, espectaculares dentro de la cotidianeidad. Pero al final, falla en dar un mensaje unívoco, en que sepamos de qué nos está hablando sin tener que pensar. Y eso en una película no creo que sea bueno, por mejores mimbres que tenga.



jueves, 16 de marzo de 2023

Machos alfa

Machos alfa (serie de TV, Contubernio)

 


Que los creadores de ese engendro plagado de ranciedad y heredero directo de los peores defectos del "morenismo" televisivo, incluyendo la falsa liberalidad moral desde la condescendencia más conservadora,  que es La que se avecina hicieran una serie sobre la masculinidad tóxica no ya que no oliera a naftalina y misoginia reprimida, sino cuyo mensaje fuera más o menos adecuado y no diera vergüenza ajena en (casi) ningún momento, es algo que debe haber sorprendido a los propios hermanos Caballero, pero, miren por donde, lo han conseguido.

Machos alfa nos presenta una comedia de enredos de pareja de estructura clásica que comienza con cuatro amigos que parecen verse obligados a hacer un curso de masculinidad tóxica en el que sólo parecen estar a gusto los dos que menos lo necesitan, como suele ser habitual, por otra parte. Esa primera escena sirve como punto de partida para que nos cuenten el qué es lo que los ha llevado ahí, sus desastres amorosos y la hija de uno de ellos. Cuatro relaciones de parejas (o ex-) muy distintas, y en parte estereotipadas, que tienen en común la falta de respeto mutuo, parece que casi siempre por las propias inseguridades de sus integrantes masculinos, algunos de ellos empeñados en forzar la maquinaria para compensar sus miserias, aún a costa de poder quedarse más solos que la una.

Cuernos, relaciones abiertas a las que los infieles se niegan, desencuentros de pareja, malentendidos, polvos en sitios insospechados en cumpleaños infantiles, amistades que se avergüenzan de la situación económica de los otros, influencers, aprovechados, falsos profetas, adolescentes más maduros que sus propios padres y, sobre todo, señores que no saben lidiar con algo más que no sea una serie de valores que creen importantísimos ellos, otros señores con la misma mala autoestima y sus cabezas.

Funciona muy bien con la mayor parte de los personajes, mostrando cierta empatía con sus desgraciados protagonistas (porque, en realidad, eso es lo que se esconde debajo de sus actitudes de mierda) hay secundarios fantásticos, y presenta situaciones divertidísimas, por más que hayamos visto versiones similares una y mil veces. Realiza lecturas más que adecuadas acerca del machismo, la intolerancia y las nuevas relaciones, a la vez que no tiene miedo en meterse en fregados y cuestionar las cuotas, la existencia de mujeres que manipulan a sus parejas o el por qué los hombres se han erigido referentes a la hora de "coachinear" espacios feministas. Todo con cierta elegancia y el suficiente tacto para que nadie se sienta atacado ni molesto (aunque si algo nos ha demostrado Twitter es que la masculinidad es el elemento más frágil conocido en la naturaleza), por más que chirrían (como lo hacen en otras producciones de sus mismos autores) esas parrafadas educacionales o la falta de sororidad con algunos de los ligues de Tinder, donde se nos presentan como risibles gente realmente herida. Por más que luego lo intenten arreglar.

En realidad estamos, salvando las muuuuuuuuuuchas distancias, con la enésima versión de The Philadelphia Story o Bringing up, Baby (y vuelvo a pedir perdón por la comparación), presuntamente modernizada, presuntamente local, presuntamente castiza, pero que no deja de beber de las mismas fuentes sin aportar mucho nuevo, más allá de que veamos que, si quieren, los Caballero pueden hacer cosas más que decentes. La disfruté mucho, y la vergüenza ajena siempre casi se ciñó a las situaciones y no a lo que se presentaba. Lástima ese "casi".

jueves, 2 de marzo de 2023

Miércoles

Wednesday (serie de TV, MGM Television/ Millar Gough Ink/Glickmania/Tim Burton Productions/ Toluca Pictures/ Netflix)

 

 

Que a estas alturas Netflix, esa cadena de streaming cuya suscripción media es más cara que cualquier otra ofreciendo peor calidad de imagen y un catálogo que tiene como principal eje conductor la mediocridad, siga aún siendo capaz de generar expectación es digno de estudio. También es verdad que de estudio del público, porque creerse las expectativas cuando se promete recuperar el espíritu de las publicaciones originales a la vez que el de las películas de los noventa, transportándola al público del siglo XXI contando con muchos actores famosos adultos que, Gwendoline Christie aparte, nadie de ese siglo XXI ha visto actuar, y con el renombre de un Tim Burton en horas más que bajas y del que a estas alturas hace ya mucho que casi nadie espera nada, al menos bueno, es más para que nos hiciéramos mirar el empeño en fascinarnos por lo más mínimo que se nos prometa, la verdad. Pero el punto de partida es ese, y tal y como era de esperar con esos mimbres, al final nada.

No me entiendan mal, Wednesday es una serie honesta que, salvo la escena inicial en el colegio normalizado (único guiño real a las películas de Barry Sonnenfeld) da lo que promete desde el inicio, una tontería de misterio para púberes con todos los tópicos posibles de las series tontas de misterios para adolescentes, incluyendo marginaciones, conflictos, intereses amorosos no correspondidos y señalar mucho a un presunto culpable para que no nos fijemos en la trampa, evidentísima una vez termina todo, en la que nos hemos visto envueltos desde el principio. Todo eso acompañándolo de estética gótica chic y bailecitos a imitar en Tik Tok. Y en ese sentido, y si no somos especialmente exigentes con las incoherencias en el guión, la serie es disfrutable tanto por la trama general como por la factura, impecable, eso sí. Por más que todo se alargue mucho más de la cuenta y se terminen dedicando tres capítulos a lo que podría haberse solucionado en diez minutos, pero todo sea por completar el número mínimo de horas para que las suscripciones se renueven.

El problema para el público no adolescente, y especialmente para los que disfrutamos de las películas en los noventa, es que, por más protagonista interesante que tenga, por más que haya un par de momentos de humor gris, más que negro, por más que haya destellitos de lo que nos dieron previamente, y prometieron durante todo el tiempo en que estuvieron anunciándola, el personaje principal se convierte en otra adolescente queriendo ser especial ya en el primer capítulo, ni está ni se le espera la mala baba, el señalamiento directo de la maldad del humano frente al monstruo, la socarronería, los planos imposibles, las carreras, la diversión... Una lástima. Volví hace no mucho a ver Addams Family Values, que no deja de ser un capítulo alargado de lo que podría haber sido una serie cojonuda, y me sigue pareciendo una comedia fabulosa.

martes, 28 de febrero de 2023

El menú

The Menu (Mark Mylod, 2022)

 


Estoy por hacer lo mismo que el artículo que me animó a verla , y recomendarla sin más, por intentar no desvelar nada, pero a la vez me muero de ganas de hablar de ella. A ver cómo lo hago.

Una pareja está en un muelle esperando un barco que los llevará a la cena en un restaurante estrella de un chef estrella. Ella parece desconfiar bastante de todo, incluyendo la exorbitante suma de dinero que ha costado una velada diseñada sólo para doce afortunados, mientras él siente una fascinación nada disimulada ante todo el elitismo culinario. Mientras esperan el barco, van llegando al muelle distintas personas, relacionadas de algún u otro modo con la cultura "michelinista" de la comida, salvo una pareja, que provoca una incomodidad llamativa en nuestra protagonista, pero que no es lo más tenso de la espera. Tensión (y recelo por su parte) que no mejora al llegar a la isla en la que se encuentra el restaurante (y que parece haberse dedicado exclusivamente a éste) y notar lo nerviosos que se ponen todo cuando comprueban que ella no era la pareja original de su acompañante, que no había avisado del cambio. A partir de ahí, y tras recorrer unas instalaciones en un tour que maneja unos niveles de tensión que ya les hubiera gustado a los responsables de The pale blue eye, empieza la cena, donde desde el principio, tenemos claro que algo va a pasar. Y hasta aquí puedo contar sin desvelar nada importante, aunque creo que he contado demasiado.

The Menu, tal y como el del restaurante donde se desarrolla, es una experiencia inmersiva, completa y con afán de resultar totalmente satisfactoria, donde se nos presenta lo que a todas luces no deja de ser una comedia dislocada, pero de la forma más opuesta posible a lo cómico, aunque sin perder el toque absurdo (y con momentos hilarantes). Es tensa desde el inicio hasta el final, no para de provocar "sensaciones" en forma de sorpresas, literalmente llega un momento en que desconfiamos de todo lo que estamos viendo, y aún así resulta emotiva y casi misericordiosa con sus personajes. 

Más allá de la "crítica" a todo el negocio montado alrededor de la comida (que profundiza sin mucho problema, y a la que parece que es a lo que se le ha dedicado toda la atención crítica), es otro "Eat the Rich!" como lo era Glass Onion, sólo que con mucha peor baba (y casi resentimiento), y mucho más difícil de digerir, según lo que he ido leyendo. 

Si bien necesitamos el momento dramático/melancólico a mitad de metraje para que se pueda producir el final en las condiciones en las que tiene que hacerlo, es posiblemente el único momento que desentona, porque el resto es impoluto.  No hay una escena que sobre, ni siquiera una línea de diálogo que esté puesta por rellenar, casi que los planos parecen contados para que el espectador sienta lo que "el chef" quiere que se sienta, y sólo al final parece darse el lujo de recrearse un poco, sólo para que disfrutemos bien de la traca. 

Lo mismo no es para todos los paladares, pero deberían, al menos, intentar probarlo.

lunes, 27 de febrero de 2023

Arny: Historia de una infamia

Arny: Historia de una infamia (Miniserie de TV, Cuarzo Producciones, 2023) 

 


El "caso Arny", para la gente que no lo conozca, investigó y juzgó, allá a mediados de los noventa, un caso de explotación sexual de menores en una serie de locales de ambiente en la Sevilla post-Expo'92, y produjo tal ruido que sirvió para seguir señalando la diversidad sexual como peligrosa en una ciudad no especialmente tolerante con lo diverso en aquellos entonces, y una persecución mediática a cualquier marica que pasara por ahí. Lo cuento con conocimiento de causa porque precisamente estaba yo empezando la Universidad en Sevilla aquel año, y recuerdo como influyó, negativamente, en la percepción de la libertad sexual y el riesgo que podríamos correr los no heterosexuales.

Entiendo que, precisamente para que no se vuelva a repetir, es necesario recordar no sólo que existió, sino lo que ya quedó claro entonces y han ido refrendando a lo largo de los años parte de los que generaron el propio caso mediático, el fraude que fue casi todo ello y lo mucho que afectó a gente que no tenía nada que ver, simplemente porque desde los medios de comunicación durante esos años noventa se nutrían sistemáticamente de basura, y daba voz (y mucho dinero) a cualquiera que hablara mal de cualquier personaje importante, por más que fueran consciente de la falsedad de sus testimonios. Todo ello unido a la cerrilidad de una jueza instructora que, con la excusa de proteger a los menores afectados, se emperró en negar las evidencias e, incluso, los propios testimonios de esos menores, que fueron uno por uno descidiéndose previo al juicio, llevaron a una caza de brujas de la que no se libró ni el Juez Decano de Menores de Sevilla, implicado colateralmente por aparente indicación de algún alto cargo policial.

La miniserie sirve, hasta cierto punto, para poner orden a todo el circo que se montó a nivel judicial y mediático, señalando las posibles corruptelas (policiales, inmobiliarias...) que no terminan de aclararse, y denunciando de forma dura las malas artes de la profesión periodística, apuntando con bala a medios concretos, y olvidando convenientemente otros que parece que a lo largo de los años no han tomado conciencia alguna del mal que pueden ejercer (recordemos que la productora que hace el documental fue fundada por Ana Rosa Quintana, una de las actuales reinas del sensacionalismo mañanero en televisión). 

Resultan interesantes las entrevistas a los afectados, tanto en persona como familiares, aunque algunos no terminan de salir demasiado bien parados (entiendo el dolor de Jesús Vázquez y su interés en compartirlo, pero se hace a sí mismo un traje que le queda regular), pero, como pasaba en Salvar al Rey o en la miniserie sobre Dolores Vázquez, echo en falta una profundización, una real investigación, y, sobre todo algún tipo de conclusión, algo que ayude a compactar todo lo que se cuenta, y que pueda plantear alguna reflexión al espectador. Es como si les diera miedo hacerlo.

sábado, 25 de febrero de 2023

Los crímenes de la Academia

The pale blue eye (Scott Cooper, 2022)

 

 

Christian Bale parece haber decidido encasillarse, desde hace muchos años, en personajes atormentados a los que da su peculiar enfoque, exactamente igual para todos, que es el de ser lo más histrión posible llegando con frecuencia al ridículo. Parece que, además, si puede estar lo más sucio posible, mejor, así que era de esperar que aceptara este personaje.

Augustus Landor (Bale), antiguo detective alcohólico, alérgico al jabón y muy atormentado por algún tipo de drama familiar del que intenta no hablar sistemáticamente durante todo el metraje, por más que no paran de repetirlo no vaya a ser que pensemos que no tiene nada que ver, es contratado por los responsables de una academia militar para que investigue el asesinato de uno de los cadetes, cosa para la que contará con la ayuda de un cadete "rarito", con el que nadie parece tener mucha más relación, y que resultará ser, ni más ni menos, que Edgar Allan Poe, por algún motivo que no terminamos de entender en ningún momento (cualquier John Smith hubiera podido hacer lo mismo), enredados al final en una especie de complot satánico que parecería explicarlo finalmente todo.

Presuntamente estamos ante una película de "intriga y terror gótico", según wikipedia, que en la práctica no va más allá de una película detectivesca muy bien ambientada, dirigida con esa cosa que se llama oficio (es decir, sin ningún tipo de personalidad), bien planteada, con momentos de tensión solventes, pero poco más. No hay casi ningún tipo de sorpresa, los giros son más que esperables, y se hace un poco larga de más, sinceramente. Lo del "terror gótico" no sé de dónde lo sacan, la verdad.

Para echar la tarde sin pensar mucho, está bien.

viernes, 24 de febrero de 2023

Top Gun: Maverick

Top Gun: Maverick (Joseph Kosinski, 2022)

 


Quién me iba a decir a mi que iba a estar yo hablando de la continuación del, probablemente, blockbuster más repulsivo que recuerdo haber visto en mi adolescencia. Pues aquí estamos. Pero no sólo eso, sino que pretendo hasta hablar bien. La vejez no me está sentando, creo. O a lo mejor sí.

La secuela de Top Gun, veinticinco años después y sin Tony Scott, descanse en paz él y casi toda su filmografía, comienza con la misma premisa de la película anterior, que es que Maverick (Tom Cruise) es el mejor, aunque ya esté viejo de narices, y el problema son los que no lo dejan hacer todo lo guay que él puede hacer, no esa megalomanía que lo lleva a no saber cuándo parar. Como en el fondo es imbécil, la caga, y termina siendo "degradado" a dar clases en la misma academia en la que ya se cargó a su compañero por ir de chulo, y donde no sólo se enfrenta a ese recuerdo, sino a su propio fracaso en la vida sobrecompensado por sus habilidades al mando de los "cazas".

No evitamos los planos de señores sudorosos semidesnudos jugando a deportes físicos, los atardeceres en el desierto, las banderitas... Pero el mensaje es diferente, casi a modo de sopapo continuo a los adalides del "individualismo". Cruise parece estar en vías de maduración, adopta una posición casi de padre con los cadetes a los que tiene que entrenar para otra misión imposible, termina enrollándose con una mujer de su edad (qué guapa es Jennifer Connelly) aunque ambos actúan como adolescentes, y fomenta el espíritu de grupo que en la película original se despreciaba sistemáticamente. 

La historia de amor, de amantes que se reencuentran y comienzan a comportarse como niñatos, es creíble y está bien integrada en la trama (y en el viaje de Maverick hacia su madurez), las instituciones siguen saliendo malparadas, aunque en este caso más por desconfianza lícita que por puro capricho, los conflictos entre compañeros y con su superior parecen tener sentido y estar también bien manejados en el guión, los compañeros se alegran por los logros ajenos,  y toda la epopeya final, la misión que lo genera todo y el rescate posterior (donde hasta el más "individual" de todos los pilotos termina jugándose la vida para ayudar a sus compañeros) es trepidante y emocionantísimo.

No deja de ser un blockbuster, no va a cambiar nada en la historia de la cinematografía, pero qué bien ver una película bien hecha. Y qué bien que te sorprenda tanto algo de lo que esperabas tan poco.