lunes, 28 de noviembre de 2022

Master of none presenta: Momentos de amor

Master of none presents: Moments in love (serie de TV, 3 Arts Entertainment/Universal Pictures Television)


 

A Aziz Ansari la mayoría lo conocimos como el ayudante payasete (y un poquito corrupto) de la impoluta Leslie Knope en la maravillosa Parks and Recreation, lo que sirvió para lanzar su carrera (aunque ya era un cómico conocido en los EEUU), llegando a grabar varios especiales de stand-up para distintas cadenas. Cierto es que sí parece que fue en el set de P&R donde estableció relación con Alan Yang, uno de los guionistas, con quien crea una ficción que se estrenará en Netflix en 2015, la Master of None original.

En clave de humor, durante una primera temporada memorable, hacen una especie de homenaje a las comedias de lucha de sexos neoyorkinas de los noventa, adaptadas al siglo XXI y, sobre todo, a las distintas realidades socio-demográficas siempre invisibilizadas, planteando, siempre desde el buen rollo, todas las dificultades añadidas para el desarrollo personal que implica no haber nacido en un entorno privilegiado, no sólo en lo económico, sino especialmente en lo racial. Todo ello por medio de la historia de Dev, un cómico que está teniendo éxito y no sabe cómo manejarlo, un alter-ego del propio Ansari, cuya situación vital les servía también para hablar de la creatividad, el arte, los altibajos y lo difícil que es afrontar que todo te vaya bien cuando habías nacido para lo contrario.

Se trasladaba en su segunda temporada a Italia, país al que había huido Dev nunca quedó claro por qué, más allá de porque los creadores querían hacer un homenaje nada sutil al neorrealismo italiano, y que seguían aprovechando para hablar de lo mismo que habían tratado hasta entonces, sólo que en un nuevo entorno en forma de lugar de paz, en el que, desgraciadamente, no se puede estar siempre. El mismo tono íntimo, de comedia pausada, sensible y cariñosa con sus personajes, sin desaprovechar lo cáustico del humor de Ansari, seguían dando forma a un producto que, en su mejor momento, desapareció.

No sé si sería por aquella especie de intento de cancelación que sufrió el cómico, o porque ya habían hablado de lo que querían hablar, o porque vino la pandemia de las narices, lo cierto es que no es hasta 2021 cuando reaparece en nuestra vida este "maestro de nada" a seguir no dándonos clases de cosas, en forma de esta ¿tercera temporada?/¿spin-off? donde seguimos parte de la vida de su amiga Denise, personaje recurrente de las anteriores temporadas, y protagonista de ya uno de los mejores capítulos de la serie, aquella de la comida con su madre y su abuela (si no recuerdo mal) donde se abordaba con tanto humor (y tanta mala hostia) lo difícil que es ser negro en EEUU, mucho más siendo lesbiana.

El punto de partida, de hecho, es ese mismo. El tiempo ha pasado, Denise ha triunfado como escritora y tiene una pareja estable con quien ha desarrollado su plan ideal de vida, y está en un punto en el que ya no parece tener nada más que hacer, salvo tener un hijo que no quiere, para complacer a su pareja. Dev, de hecho, sólo aparece para que haya constancia de que, al final, terminó fracasando, para que Denise se obsesione, quizá, con su mayor temor. 

El tono se va hacia lo dramático y el homenaje va al melodrama escandinavo, esa especie de frialdad mezclada con represión que terminará estallando sin estallar, estando quizá más cerca de Woody Allen cuando le dio por intentar imitar a Bergman,  que de algo puramente genuino. Pero al final eso es sólo una formalidad.

La crítica que lo adoraba ahora se le haya echado encima, parece que para ellos Yang y Anzari han perdido su "mojo", aunque también parecen olvidarse de que el guión es en colaboración con Lena Waithe, y no tengan en cuenta que, posiblemente, haya sido la única forma en la que Waithe pudiera tener la oportunidad de contar la historia que le interesaba contar a ella. Y con todo ello,  no estoy en absoluto de acuerdo con esos críticos. 

Me parece interesante el tratamiento, el cómo la historia se desarrolla en base a anécdotas, el cómo no se nos instruye, sino se nos muestra, el cómo se tratan temas tan difíciles como el ser madre por fecundación in vitro (y lo horrible que suele ser para la mujer que lo desea) con total naturalidad y el como, con el mismo sentido estético, la misma sensibilidad, la misma sutileza de siempre, se trata a los espectadores con respeto, como adultos inteligentes que no necesitan que nadie les haga de "maestro". 

¿Que no es tan buena como las dos primeras temporadas? Pues puede ser, no se puede comparar el contenido, aunque el continente sigue siendo inmaculado. Es cierto que guardo mejor recuerdo que la sensación que me ha dejado esta Moments in love, pero es que trata aspectos durísimos. Y sigo creyendo que está por encima de la media, de todas formas.


domingo, 27 de noviembre de 2022

She-Hulk: abogada Hulka

She-Hulk: Attorney in law (serie de TV, Marvel Studios)


 

En este blog se banca esta serie, lo digo para el que no quiera leer más.  Porque parece ser que hay señores muy molestos porque a una superheroína que ni siquiera conocían (y que están convencidos de que Marvel se acaba de inventar por aquello de la diversidad) le hagan una serie que, además, no es de superhéroes, sino una comedia legal. Y mucho menos que se promocione como una serie creada por mujeres porque ya sabemos que si no hay ahí en medio testosterona sólo se pueden hacer seriales. En fin, que el incelismo mundial decidió, antes de verla, boicotearla sin siquiera darle una oportunidad (cuando podían haberla ignorado, nadie está obligado a ver algo que no le gusta) y tiene unas notas pésimas en las páginas especializadas cuando es, posiblemente, la mejor serie del MCU tras Wandavision

Lo grandioso, y parte de lo que la convierte en una serie tan buena, es que el argumento de toda la serie se basa en las reacciones que se esperaban por parte de toda esa morralla humana, de sus comportamientos estereotipados y sus quejas infantiles, de su deseo de ser amados en sus propios términos sin respetar absolutamente al otro, y en su poder a la hora de destrozar la vida de gente que está por encima de ellos en todos los sentidos. Y lo hace convirtiéndolos en los villanos de una serie que, recuerdo nuevamente, es una comedia legal, con una superheroína como protagonista, eso sí.

No voy a hablar de todas las teorías loquísimas que he estado escuchando sobre ella, no me interesan lo más mínimo visto el resultado, y me quedaré con lo que hay. She-Hulk: Attorney in law se inicia con un capítulo de introducción estupendo donde se nos deja claro que, por más que Jennifer se contagie de la sangre radioactiva de su primo y tenga que aprender a controlar sus poderes, ella ha venido a otra cosa y para eso está aquí.Y nos lo cuenta continuamente a nosotros, nos hace cómplices de su recorrido, de sus inseguridades, de su familia tradicional que la presiona, de los imbéciles con los que comparte trabajo y de que tiene todo el derecho del mundo, por más superpoderes que tenga, a salir, hacer twerk, divertirse y buscar un hombre que la quiera y que le tenga llenita la nevera.

Todo ello con un par de compinches divertidísimos, unas tramas hilarantes, unos malos de caricatura y distintas apariciones de personajes del MCU porque hay que darle al fandom lo que el fandom quiere, incluyendo a Daredevil para cebar su próximo ¿reboot?, cosa que, por cierto, también ha enfadado mucho a los comedoritos porque cómo va a ser que Daredevil esté involucrado en situaciones que den risa, en fin...

No quiero y no puedo contar mucho más sin terminar de destriparla, pero sí que tiene el mejor capítulo final de todos los capítulos finales de una temporada de presentación, donde, como decían en Espinof, creo que era, no es que rompieran la cuarta pared, es que la derribaban, la bombardeaban, la sepultaban y no dejaban en pie ni los escombros para, nuevamente, llevarnos donde nos quería llevar desde el principio aún en contra de lo que se esperaba y se estaba haciendo.

Mi único pero, lo desaprovechado que está Titania, el personaje que borda Jameela Jamil. Espero que rectifiquen porque es maravilloso.


viernes, 25 de noviembre de 2022

A la mierda el 2021

 Death to 2021 (Charlie Brooker, Annabel Jones, Jack Clough, Josh Ruben, 2022)



Hay muchas sentencias que hablan de la relación entre la risa y el drama. Quizá la más famosa es aquella de que “tragedia más tiempo igual a comedia”, pero personalmente me parece mucho más interesante esa otra que decía que “La cosa no está tan mal como para reírse”, que implica que llega un momento de desesperación en la vida de las personas que la única solución para poder sobrevivir a ello es tomárselo a broma.

Y eso lo aprovechó Netflix en el año 2020, al que dedicó un especial de comedia, Death to 2020, que fue un éxito, entre otras cosas, porque el mundo entero estaba pasando por un momento tal que lo único que podíamos hacer para soportarlo era reírnos, aunque no fue la razón principal para ello. Death to 2020 era, ante todo, una sátira inteligentísima de la situación política mundial (aunque centrado en la política estadounidense), especialmente mordaz con el trumpismo, aunque repartía estopa en todas las direcciones. Era sorprendente, fresca y, sobre todo, necesaria como alivio, una vez pasado lo peor de la pandemia y sin que hubiéramos sido capaces aún de digerir toda la angustia. Por eso nos vino estupendamente, y por eso fue el especial más visto de Netflix, según confesó la misma cadena.

La historia es que repetir el experimento con el 2021 no les salió igual de bien. Primero porque se yerra en la premisa inicial, que el conservadurismo yanqui terminara de perder la cabeza a principios de año, tanto que terminaron invadiendo el Capitolio, no es un fenómeno extrapolable al resto del mundo, y ya nos estábamos acostumbrando a los altos y bajos de la pandemia. Los problemas ya volvían a ser más locales, y, además, el efecto sorpresa se perdía, cuando era de las mayores bazas del original.

No está mal, pero interesa menos. Lo mejor son algunos de los personajes, esa inglesa que no termina de entender muy bien qué es lo que está pasando y, sobre todo, esa “madre y americana, en ese orden”, que guardan un desarrollo y unos chistes (ese final de la trumpista es maravilloso) que recuerdan lo mejor de la primera parte, aunque el resto suena a más de lo mismo, la estructura es más forzada y hay una cierta defensa de lo woke que puede apartar a mucha gente de ella.

En general es más aburrida, aunque la parte buena es que dura sólo una hora. ¿Merece la pena verla cuando ya va a terminar 2022? Pues si no hay tiempo de ver una peli completa, no hay ganas de empezar una serie y hay cierto afán completista, puede ser. Mejor que cualquier programa de televisión sí es.


sábado, 19 de noviembre de 2022

Julieta

Julieta (Pedro Almodóvar, 2016)



Me ha costado mucho volver a Almodóvar, quizá porque con Los amantes pasajeros terminó de gastar lo poco que le quedaba del crédito que sus películas de los ochenta y noventa le habían concedido en mi mente. Será también que, sin haberla vuelto a ver, me he ido reconciliando con La piel que habito, gracias a todos los que han hablado bien de ella, pero cuando me encontré que Netflix había incorporado Julieta a su catálogo, sentí que había llegado el momento de volver. 

¿Por qué Julieta y no Dolor y gloria o Madres paralelas, más recientes, más recordadas y laureadas? Pues porque desde su propia protagonista es la que menos me recuerda a ese Almodóvar autocomplaciente que terminó hastiándome. Y me equivoqué, en cierto punto, y acerté, por otra parte.

Julieta está basada en tres relatos, que Almodóvar une para dar forma a un melodrama que es Almodóvar puro. Incoherente, hiperbólico, lleno de diálogos pomposos para decir con voces engoladas, tragedias forzadas para seguir construyendo el drama, mucha anécdota que podría haber sobrado, mucho cameo que sólo parece servir para que sepamos que sigue relacionándose con el moderneo madrileño, mucha referencia cultural metida con calzador… que, sin embargo, parece que le sirve para descansar de él mismo.

No sé si, quizá, será que hace ya mucho que no vuelvo a ver nada suyo, pero salvo Rossy de Palma volviendo a hacer de señora de pueblo y todo lo estético,  no percibo tanto autohomenaje. Y lo agradezco muchísimo.

Porque se centra más en la historia, rocambolesca, forzada, pero historia que nos conduce a lo más interesante, que es el estudio de su personaje original, esa Julieta del título, y su propia vivencia depresiva de la vida, casi heredada de su madre, se diría. Disecciona finísimamente, no sé siquiera si sería el propósito, las cogniciones depresivas, y con sólo el final y de forma indirecta, en la aclaración de la amiga de Antía y la carta que Julieta recibe, consigue dar sentido a todo lo que ha pasado y que seamos capaces, por fin, de ponernos en el lugar de unos protagonistas a los que, hasta entonces, no terminamos de entender bien.

Es excesiva hasta decir basta y la sobreactuación es la norma, pero eso es marca de la casa. Emma Suárez está espectacular, como viene siendo costumbre durante toda su carrera, Adriana Ugarte se sale y, tanto Grao, Grandinetti y, sobre todo, Inma Cuesta, sirven de contrapunto para el exceso emocional del resto del elenco. Me ha encantado volver, y lo haré con lo que me queda de él en breve.

Por cierto, qué bien le sienta a Almodóvar salir de Madrid.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Recursos humanos

 Human Resources (serie de TV, Brutus Pink/Titmouse, 2022)



La entrada de ayer de Big mouth resultó caótica, en la línea de la propia serie. La que estoy intentando escribir hoy sobre su spin-of, esos Human Resources a los que, por cierto, el algoritmo de Netflix tiene bastante más cariño que a su serie madre, va a ir en la misma línea, me temo, dado lo que me está costando sólo escribir esta introducción.

El departamento de Human Resources es ese que aparece al final de la quinta temporada de Big mouth, ese al que Nick se dirige para pedir explicaciones y donde, efectivamente, se albergan todos los encargados de darle a los humanos sus recursos, incluyendo principios y sentimientos.

Durante la primera temporada, única emitida hasta el momento, no sólo aparecen nuestros monstruos y bestias favoritas, sino que se nos presentan el esto de los encargados de nuestro desarrollo (ambición, responsabilidad…), se muestran sus aparentes interacciones y se aprovecha para empezar a señalarnos su influencia en la vida adulta, con tramas más contenidas y razonadas, cosa que la diferencia de su original.

Sirve esta serie, además, de parodia a, precisamente, todas las tonterías de los departamentos encargados del personal de todas las grandes empresas (charlas motivacionales y de aprendizaje incluidas), y cuestionar el determinismo de forma inteligentísima. Estos dos últimos aspectos son las que más interesantes me resultan de toda la propuesta, honestamente. 

Por más que la mayoría de las reseñas hable maravillas de ella, me costó bastante entrar y no fue hasta los últimos capítulos donde realmente empecé a divertirme. Aunque ya puestos a ello, me divertí muchísimo.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Big Mouth

Big Mouth (serie de TV,  Titmouse)


Tal y como Nick Kroll le contaba a su alter ego animado en el capítulo final de la quinta temporada, Big mouth es una serie donde unos cómicos deciden compartir sus traumas adolescentes explicando, en base a anécdotas sacadísimas de madre, los distintos cambios que se producen en todas las personas durante, posiblemente, la época más complicada en el desarrollo del ser humano, quizá para terminar de trabajar sus propias dificultades, intuyo.

Las primeras temporadas se centran en el despertar sexual, personificado en los Monstruos de las hormonas, desigual y generador de conflictos, para, en las últimas, pasar a abordar temas emocionalmente más complicados, sacados fuera del propio adolescente en forma de gato (depresión), mosquitos (ansiedad), un brujo patético (vergüenza)… que lo acompañan, atormenta y hace sufrir, oscilando entre el desbordamiento emocional, la psicopatía moral y su lucha contra sus propios ideales, su vivencia trágica de la vida, y su percepción, en resumen, como seres incomprendidos y único, como nos ha pasado a todos los adolescentes.

El tratamiento desvergonzado y sin demasiada censura (pollas erectas de distintos tamaños, coños parlantes que expulsan contenido sanguinolento, culos hambrientos, pensamientos incestuosos, sexualidades diversas, pelos púbico consejeros…) se antoja necesario para las tramas absurdas, y ayudan a percibir la realidad que subyace con menor carga de angustia que si empezáramos a revivir nuestras propias vivencias.

La sexta temporada me sobra, no porque le ponga ninguna queja (leía varios artículos en el sentido contrario), sino porque el final de la quinta temporada me pareció un final estupendo para ir a otra cosa, y la otra cosa que nos ha traído es el inicio de la madurez, cosa que ya no resulta tan interesante y cuadra menos con el tono general de las temporadas anteriores.

Sigue siendo divertidísima y sigue teniendo a Lola. ¡Qué caramelito de personaje invadido por lo instintivo es Lola! Bueno, y a Maya Rudolph, que lo mejora todo muchísimo.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Niquelao!

Nailed it! (serie/programa de TV, Netflix)



Hubo un momento, no recuerdo exactamente cuándo, en el que Netflix (presupongo que intentando emular otro “talent show”culinario que, aunque no producido por ellos, ofrecía en su catálogo inicial de llegada a España, llamado algo así como Los peores cocineros de América), se “inventa” un formato en el en cada capítulo se premia al mejor repostero entre tres personas que nunca en la vida deberían acercarse a una procesadora de alimentos, y que, además, son conscientes de ello. 
Un formato que, desde el principio, no oculta su función de promoción de los productos de la propia plataforma, pero que tuvo éxito suficiente como para generar franquicias nacionales, también en España, cuyo título fue traducido por Jordi Cruz (el bueno, el de Art Attack) a ¡Niquelao! en una conversación en Twitter (hubiera preferido “bordado”), cosa que aprovechó la compañía para adueñárselo.
Lo cierto es que la española no parece haber sido la franquicia más exitosa, sólo se grabó una primera temporada donde La Terremoto de Alcorcón hacía lo que podía (y a Jordi Cruz lo llevaron de jurado invitado en el primer programa a modo de agradecimiento), pero el resto tampoco le llegan a la suela de los zapatos al Nailed it! estadounidense, el auténtico, el original, el fetén, al que dedicamos esta entrada y que me meto por el culo en cuanto sale alguna nueva “temporada”.
La última, que en realidad es un especial de cuatro episodios por Halloween, me lo tragué recién llegado del trabajo el mismo día en que supe de su disponibilidad, y sigue siendo igual de disfrutable que la primera. 
El mérito lo tienen tanto sus conductores, una Nicole Byers que (tal y como demuestran sus apariciones en The Pit Stop, ese formato youtubero donde se comenta Rupaul’s Drag Race) es mucho más divertida sin guión que con lo que le preparan, y un Jacques Torres que se olvida de su estatus de “maestro chocolatero” , se lo pasa como un niño en una juguetería, tanto que no parece francés, cómplices perfectos tanto entre ellos, como con los jueces invitados, y con los propios concursantes, conscientes de sus propia ineptitud, y que son los primeros que se descojonan de sí mismos.
Después de tantos años viendo talent shows de todo tipo donde a los concursantes se les exige, se les acosa, se les insulta, se les repite que tienen que reventarse a trabajar para poder ser algo en la vida, Nailed it! funciona como reverso sano. Un talent donde el talento no abunda, el buen rollo es la norma, siempre se busca un refuerzo positivo y se valora el intento, no tanto el esfuerzo, sino el hacerlo. Se valora y se celebra la mediocridad, la misma Nicole habla en múltiples ocasiones de su inutilidad ante los fogones, y eso es de agradecer, porque no todo el mundo puede ser excelente, y tampoco tiene por qué.
Nailed it! es una continua oda a la normalidad, al destrozo, que subraya todo el tiempo que no tiene más mérito el que puede permitirse ir de stagier en stagier para conseguir tener un restaurante Michelin donde explotar a otros que no tienen necesidad de cobrar un sueldo, meritorio es llegar a tu casa hecho un asco de un trabajo de mierda donde te pagan una miseria, y sacar un rato para hacer unas galletas para tu familia y que no se te quemen.
Pues eso.

martes, 8 de noviembre de 2022

Jungle Cruise

Jungle Cruise (Jaume Collet-Serra, 2021)



Intentar poner de acuerdo a mucha gente que no tiene nada que ver en gustos cinematográficos lleva, a veces, pocas veces, a ver películas con las que todo el mundo se queda contento. No porque sean obras maestras, sino porque son asépticas, entretenidas, y ayudan a pasar el trámite de ver la película en familia sin conflictos ni quejas.
Por más que Dwayne Johnson me caiga simpático tras haberlo visto en sus visitas al Saturday Night Live, nunca me hubiera puesto a ver una película suya si no hubiese sido una solución de compromiso. Y tampoco es que me arrepienta, vistos resultados anteriores.
Jungle Cruise no inventa la rueda, ni lo pretende. Es una cinta de aventuras hollywoodiense clásica con mucho toque humorístico, una historia que ya hemos visto antes y unos giros de guión que no sorprenden en absoluto. Es como una copia de cualquier película de Errol Flynn, con un guión más repetitivo, un humor más actualizado y, sobre todo, mucho CGI (es de lo que se trata), que cumple perfectamente su función.
Es amena, divertida, tiene momentos de tensión bien llevados y, aunque, como todas las superproducciones de unos años a esta parte, podrían haberse ahorrado al menos media hora de repetición de situaciones y circunstancias que no aportan nada, resulta simpática y es disfrutable.
Me hizo mucha gracia que dos de los malos sean Dani Rovira y Quim Gutiérrez en estado de descomposición, por cierto.

viernes, 4 de noviembre de 2022

La casa del dragón

House of the Dragon (serie de TV, HBO/1:26 Pictures)


Al contrario de lo que contábamos ayer con The rings of power, parece que todo el mundo está muy contento con la adaptación de la historia de los Targaryen post-unificación de los siete reinos, y no es de extrañar porque, básicamente, repite los esquemas de todo lo que hizo un gran éxito a Game of Thrones, y tiene al propio autor de la saga asociado al desarrollo, con lo que se nos asegura cierto nivel de lealtad a la historia que la de los anillos no va a poder tener, porque no tiene suficiente material en la que basarse.

En ese sentido, House of the Dragon no deja de ser una serie de intrigas palaciegas, aderezada con sexo y violencia, en la que no hay personajes íntegros, y hay una fijación a la resolución trágica y/o sórdida de cualquier acontecimiento, seña de identidad de la franquicia y de su autor.

Centra su visión en la historia de Rhaenyra, hija única del Rey Viserys, elegido como monarca en vez de su prima Rhaenys, simplemente por ser hombre, y que deberá desafiar al reino nombrando como heredera a su única hija, cuya sucesión se complicará con el nuevo matrimonio del Rey con la hija de La Mano, antigua amiga íntima de nuestra protagonista, del que nacerán dos hijos varones.

No voy a destripar mucho más de lo que pasa, porque quien quiera spoilers tiene toda la historia de la casa Targaryen a su disposición en la red, pero sí que, independientemente de las diferencias, si en algo se parecen ésta y The rings of power es que, en realidad, todo lo que nos cuentan nos lleva, al final de temporada, al inicio de lo que nos va a contar en realidad, en este caso la guerra civil Targaryen o Danza de los dragones, cuyo inicio involuntario se nos presenta en forma de evento tremebundo a final del último capítulo de esta primera temporada.

Por lo demás, el tratamiento es completamente opuesto. Si bien el tono es reposado y dedica tiempo suficiente a la construcción de personajes y conflictos, los años pasan demasiado rápido, se descuidan personajes fundamentales (Rhaenys nos cae bien, pero casi sólo se esboza, y Daemon no se nos presenta más que como un perverso, por poner los ejemplos más evidentes), se da mucha importancia a detalles escabrosos y se dejan sin explicar situaciones que parecen fundamentales en la trama.

A pesar de todo es entretenida, desagradable por momentos, maneja bien el drama y la épica y nos enfrenta a situaciones terribles porque, sigo pensando, George R.R. Martin es el que se lo pasa bomba viendo hasta donde puede aguantar el público. Al parecer, bastante. Y por lo que he leído respecto a la historia, esta temporada no va a ser nada comparada con la siguiente. Otro año y medio tendremos que esperar, y yo lo haré con ansia.

jueves, 3 de noviembre de 2022

Los anillos de poder

Lord of the Rings: The rings of power (serie de TV, New Line Cinema/Warner Bros. Television/Amazon Studios/Harper Collins Publishers)



¿Quién podría imaginarse que el fandom de Tolkien iba a indignarse muchísimo porque Amazon no ha adaptado un libro del que no tiene los derechos, y en su lugar ha optado por inventarse una trama que sólo aparece bocetada en algunos de los libros, haciendo, además, modificaciones mínimas que encajan mejor con la idea de los guionistas acerca de lo que quieren contar? 
Dejando la estupidez de los de siempre aparte, las impresiones iniciales de la que se ha presentado como la serie más cara de la historia no han sido precisamente entusiastas, entre otras cosas porque ha coincidido temporalmente, y se ha vendido una competición absurda entre ellas, con el estreno de La Casa del Dragón, que tenía mucho más fácil contentar a los fanses. Ya hablaremos de ello mañana, creo.
En todo caso, me parece desproporcionado. No creo que The rings of power sea una mala serie, ni siquiera una mediocre. La producción es impresionante, objetivamente es una serie bella, y como toma de contacto inicial para presentarnos la Tierra Media y el ascenso y primera caída de Sauron, además de la caída de Númenor, la formación de los reinos de los hombres, el declive élfico y su conflicto con los enanos, cumple más que de sobra, por más que el ritmo sea deliberadamente pausado y el protagonismo de Galadriel (esa especie de témpano insufrible) al final pese como una losa sobre el resto de personajes, mucho más interesantes.
Cierto es que no terminamos de ver adónde van determinados caminos, a veces el guión va dando demasiadas vueltas para no llegar a ningún sitio, la tensión es sólo intermitente y, en definitiva, tarda mucho más de lo que debería para llegar, al final de la temporada, al inicio de lo que será la historia que nos quieren contar.
A pesar de todo, yo he disfrutado del viaje. Me sigue intrigando mucho Adar, los orcos y el resto de personajes siniestros, la acción funciona muy bien, me fascinó la erupción del Monte del Destino y ver cómo los elfos son, finalmente, los responsables de todo el desastre desde su atalaya moral.
Casi dos años tendremos que esperar para la siguiente temporada. Curiosamente, el ritmo adecuado para esta serie. Deseando estoy ver qué nos tienen que contar.

martes, 1 de noviembre de 2022

No mires arriba

Don’t look up (Adam McKay, 2021)



Unos científicos de una universidad no muy importante descubren que un meteorito chocará con La Tierra provocando, al menos, la extinción de toda la vida y se pasan dos horas y media de película intentando que las autoridades norteamericanas, en primera instancia, y ya posteriormente la gente en general, se comporten como adultos funcionales sin conseguirlo. Y eso sería el resumen más sensato, pienso, de lo que cuenta esta cinta, porque si entramos en detalle lo mismo no terminamos hoy. 
Don’t look up es una comedia porque sus productores han decidido que sea así, porque la mayor parte del tiempo se mueve entre el terror existencial y el falso documental, casi, por más que no parezca pretender ni lo uno ni lo otro. 
Y es que el recorrido que hacen nuestros científicos en su demanda de que “hagan algo” para evitar el fin de un mundo que está más preocupado por no querer saber nada de su propia futilidad, dándose más importancia al provecho que se le pueda sacar al acontecimiento, a nivel publicitario, económico, mediático…, poniendo en riesgo la humanidad por intereses de grandes gurús, y siendo ellos mismos seducidos y utilizados por el poder para justificar sus atrocidades, se parece demasiado a cosas que vemos en los periódicos habitualmente.
Incluso la conversión de hechos objetivos en cuestiones de fe con las que desacreditar al que cuenta tu incompetencia, seguidos por una multitud de gente que creen ser especiales y más listos que el resto, negando la realidad y afirmando como reales sus teorías conspiratorias, hasta que ya es demasiado tarde para ellos. Porque los que los han usado van a estar bien protegidos de todo.
Hay momentos que me han desconcertado, funciona muy bien cuando se acerca a lo paródico, y flojea más en los momentos dramáticos. Las esperas, el timo del general, la caricatura de Trump/Palin y de Jobs,  o el confiar el futuro de la humanidad a una serie de vejestorios riquísimos, pero sin capacidad de procrear, son los mejores chistes de una cinta que, no obstante, se cree demasiado lista, y pierde más metraje del necesario en explicar cosas que no necesitan explicación.
Los actores están todos monumentales, eso sí.