martes, 21 de junio de 2022

El olivo

 El olivo (Icíar Bollaín, 2016)


Pues como no sabía si tenía ganas de caldo, cayeron seguidas dos tazas. Decíamos ayer muchas cosas acerca de mis impresiones generales del cine de Bollaín, muchas de ellas replicables al hablar de esta película, por más que, en general, me parece que el resultado es más redondo.

En cierta medida recuerda a su debut, una historia sencilla y un viaje en carretera en el que sus protagonistas se descubrirán a sí mismos, se realiza, como punto de partida, un retrato inteligente de una familia en apariencia normal, en conflicto continuo simbolizado por la venta de un olivo milenario, en el que parte de la familia deposita una salida para su crisis económica, mientras el resto, abuelo y nieta, viven como un atentado contra su propia unión y vida, y cuya recuperación, años después, por parte de la nieta en un intento de salvar a un abuelo que lo ha perdido todo y parece no tener nada por lo que seguir viviendo, es el leit-motiv del viaje, emprendido con un supuesto engaño que nadie se creería, acompañado de su compañero, interés amoroso no explícito, y su tío preferido, que prefiere que lo tomen por tonto para no tener que afrontar sus propios demonios.

Esa búsqueda, tan infructuosa como estúpida, sirve de metáfora de la búsqueda adolescente de la resolución de imposibles, que termina, obviamente, con un mazazo de realidad, por más que al final haya un rayo de esperanza.

Un guión mucho más solvente que el de La boda de Rosa, si bien no escapa a sus errores habituales (reconversiones casi milagrosas, ayudas demasiado efectivas…), sirve a la directora para hablar de las injusticias, especialmente económicas, y de la hipocresía de las grandes corporaciones, de forma menos sutil de lo deseable, dado el tono general, pero efectiva y sin restar a la historia que está contando.

Resulta emocionante, reconfortante por momentos aunque muy triste en otros, si se animan a verla, estará disponible en Rtveplay durante bastante tiempo, según explica la propia web. Merece la pena.

No hay comentarios: