lunes, 27 de junio de 2022

Doctor Extraño en el multiverso de la locura

 Doctor Strange in the Multiverse of Madness (Sam Raimi, 2022)


Coincido en parte con aquello que decían que dijo Scorsese acerca del Marvel Cinematic Universe. Porque, efectivamente, resultado de cada una de las películas aparte, esto no es cine. Es una obra de ingeniería que trata de unir muchos eslabones de una cadena para presentar de forma coherente una historia que, eventualmente, llega a un punto final (que siempre es intermedio), para acercar sus múltiples series de cómics a gente que no ha llegado antes a ellos,por falta de interés o cualquier otro motivo.

En ese sentido, y de forma mucho más inteligente que lo que hasta hace poco se atrevía a hacer DC, no sólo van abonando el campo para películas que tienen previstas dentro de casi una década, sino que la fórmula es bastante simple. Historias más o menos lineales de aventuras, con una historia, en general, muy bien montada, efectos especiales de última generación, personajes identificables y , en general, simpáticos, y acción clásica con coreografías/planos cuasi pictóricos, por aquello de dar cierto empaque de epicidad.

Los productos resultantes mantienen un mínimo de calidad, aunque difícilmente se puede ver ningún tipo de seña autoral, viniendo de un estudio tan perfecto de cómo hacer que el producto funcione. Pero, incluso dentro de la serie, hay mejores y peores productos. 

En ese sentido, esta segunda parte oficial de la serie del Doctor Extraño se queda un poco en la media,  no porque sea peor que otras, sino porque, visto los resultados tan interesantes que ha dado la exploración del multiverso en el universo Spiderman (y habló, más que de No way home, de esa maravilla de la animación llamada Spiderman: un nuevo universo), esta cinta no llega a explotar esas posibilidades, que hubiera sido lo más interesante, ni de lejos. Toda la historia es demasiado lineal, todo demasiado ordenado, sobre todo teniendo el cuenta lo que su título promete, que no da.

Aunque no es lo único en lo que el título es engañoso, porque, seamos sinceros, por más que el que más salga en pantalla sea Extraño, la verdadera protagonista de todo esto es Wanda Maximov, convertida ya oficialmente en La Bruja Escarlata, dentro de la evolución natural de un personaje que, por mucho que los fans se hayan sentido decepcionados, era lógico que fuera por donde ha ido.

Porque Wanda no es, nunca fue, una superheroína. De hecho, lo que la convierte en una rareza y, posiblemente, el mejor personaje de la franquicia, son precisamente sus luces y, especialmente, sus sombras. Esas que se vieron desde su primera aparición en Los Vengadores y llegaron a desarrrollarse completamente en esa pequeña joyita televisiva que fue Wandavision. Una pobre alma solitaria que se va arrimando adonde la lleva la búsqueda de afecto, y que es capaz de usar sus poderes para esclavizar a un pueblo si hace falta, con tal de cubrir sus carencias emocionales y buscar una vida normal. En ese sentido, y con un regalo como es, Elisabeth Olsen está inconmensurable, otorgando al personaje toda la profundidad que tiene, y siendo capaz, en el mismo plano, de pasar de ser aterradora a dar la más absoluta de las penas.

Para todo ello ae agradece que esté Sam Raimi al volante, sigue siendo muy buen director y, por más producto de estudio que sea, parece haber sido capaz de darle un tono un poco más tenebroso y varios chistes visuales de humor muy negro, solo usando la planificación de forma muy inteligente, y el resultado final es resultón, más corto de lo habitual (cosa que se agradece) y con un uso del CGI menos dedicado alargar el metraje que a servir simplemente de escenario para lo que está contando.

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