jueves, 16 de marzo de 2023

Machos alfa

Machos alfa (serie de TV, Contubernio)

 


Que los creadores de ese engendro plagado de ranciedad y heredero directo de los peores defectos del "morenismo" televisivo, incluyendo la falsa liberalidad moral desde la condescendencia más conservadora,  que es La que se avecina hicieran una serie sobre la masculinidad tóxica no ya que no oliera a naftalina y misoginia reprimida, sino cuyo mensaje fuera más o menos adecuado y no diera vergüenza ajena en (casi) ningún momento, es algo que debe haber sorprendido a los propios hermanos Caballero, pero, miren por donde, lo han conseguido.

Machos alfa nos presenta una comedia de enredos de pareja de estructura clásica que comienza con cuatro amigos que parecen verse obligados a hacer un curso de masculinidad tóxica en el que sólo parecen estar a gusto los dos que menos lo necesitan, como suele ser habitual, por otra parte. Esa primera escena sirve como punto de partida para que nos cuenten el qué es lo que los ha llevado ahí, sus desastres amorosos y la hija de uno de ellos. Cuatro relaciones de parejas (o ex-) muy distintas, y en parte estereotipadas, que tienen en común la falta de respeto mutuo, parece que casi siempre por las propias inseguridades de sus integrantes masculinos, algunos de ellos empeñados en forzar la maquinaria para compensar sus miserias, aún a costa de poder quedarse más solos que la una.

Cuernos, relaciones abiertas a las que los infieles se niegan, desencuentros de pareja, malentendidos, polvos en sitios insospechados en cumpleaños infantiles, amistades que se avergüenzan de la situación económica de los otros, influencers, aprovechados, falsos profetas, adolescentes más maduros que sus propios padres y, sobre todo, señores que no saben lidiar con algo más que no sea una serie de valores que creen importantísimos ellos, otros señores con la misma mala autoestima y sus cabezas.

Funciona muy bien con la mayor parte de los personajes, mostrando cierta empatía con sus desgraciados protagonistas (porque, en realidad, eso es lo que se esconde debajo de sus actitudes de mierda) hay secundarios fantásticos, y presenta situaciones divertidísimas, por más que hayamos visto versiones similares una y mil veces. Realiza lecturas más que adecuadas acerca del machismo, la intolerancia y las nuevas relaciones, a la vez que no tiene miedo en meterse en fregados y cuestionar las cuotas, la existencia de mujeres que manipulan a sus parejas o el por qué los hombres se han erigido referentes a la hora de "coachinear" espacios feministas. Todo con cierta elegancia y el suficiente tacto para que nadie se sienta atacado ni molesto (aunque si algo nos ha demostrado Twitter es que la masculinidad es el elemento más frágil conocido en la naturaleza), por más que chirrían (como lo hacen en otras producciones de sus mismos autores) esas parrafadas educacionales o la falta de sororidad con algunos de los ligues de Tinder, donde se nos presentan como risibles gente realmente herida. Por más que luego lo intenten arreglar.

En realidad estamos, salvando las muuuuuuuuuuchas distancias, con la enésima versión de The Philadelphia Story o Bringing up, Baby (y vuelvo a pedir perdón por la comparación), presuntamente modernizada, presuntamente local, presuntamente castiza, pero que no deja de beber de las mismas fuentes sin aportar mucho nuevo, más allá de que veamos que, si quieren, los Caballero pueden hacer cosas más que decentes. La disfruté mucho, y la vergüenza ajena siempre casi se ciñó a las situaciones y no a lo que se presentaba. Lástima ese "casi".

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