Madres paralelas (Pedro Almodóvar, 2021)
Creo que Almodóvar nunca ha sido especialmente hábil a la hora de conectar lo que cuenta con el mensaje que se supone que pretende dar, cuando le da por eso, y, de hecho, creo que lo que escribe mejora mucho cuando se olvida de intentar hacerlo, pero, vista la cantidad de premios que obtuvo esta película, lo mismo puede que esté equivocado, aunque no lo creo.
Si nos limitamos a lo que sucede realmente, Almodóvar nos cuenta la historia de una fotógrafa que se queda embarazada de quien no debe, decide llevar el embarazo para adelante sola y, a la hora del parto, coincide como compañera de habitación con una adolescente abandonada emocionalmente, con un embarazo que tiene que llevar a término, y que encuentra en nuestra fotógrafa la figura materna que su madre, a la que conocemos, no ha ejercido nunca.
El amor por su hija hace que nuestra protagonista no se dé cuenta de que esta hija no se parece ni a ella ni a su padre, hasta que éste aparece para conocerla y se lo hace ver, y termina descidiéndose a sí misma y cerciorándose de ello. Como es muy buena persona, los remordimientos no la dejan vivir, mucho menos cuando se vuelve a encontrar a aquella adolescente, que, aparentemente de forma casual, se encuentra trabajando en la cafetería de debajo de su casa, y termina de contarle su desgraciada vida.
La fotógrafa le ofrece casa y comida, y su relación se complica muchísimo porque cuando la gente tiene traumas, faltas o fallos emocionales, las cosas no se desarrollan con ningún tipo de sentido, llevando a un desenlace desastroso, por más razonable que resulta desde fuera, que luego se resuelve no se sabe muy bien por qué.
El por qué todo esto tiene que ver con niños robados, la ley de memoria histórica y la gente que sigue enterrada en cunetas (porque en este país hay un montón de gente que ha decidido que no está tan mal parecerse a la Camboya de Pol Pot, aunque eso es otro tema), es algo que Almodóvar intenta justificar añadiendo conexiones de los personales con algún tipo de hecho en ese sentido, si bien no termina de entenderse en ningún momento por qué es eso algo cardinal en la película, tal y como su director estuvo diciendo durante toda la promoción.
Muy interesante, y sospecho que por ahí debería haber ido la relación, el personaje de la madre de la adolescente, una señora bien, de derechas, de la dictadura que podría haber sido una hija robada y podría, para haber dado consistencia al relato, haber usado su dinero e influencias para cambiar/robar niños, lo que añadiría también aspectos sobre el racismo que podrían haberse denunciado también... No sé exactamente qué es lo que pasó para que Almodóvar no terminara de enredar el enredo melodramático e ir por ese camino, que por más exagerado que hubiese resultado, hubiera dado a la película una coherencia que falta (la última parte, preciosamente contada sin prácticamente palabras, es lo mejor de la película y parece un parche).
Es precisamente esa especie de desconexión entre las partes lo que, por momentos, termina por desconcertar al espectador y hacer que se pueda incluso salir de lo que, visto por partes, está tan bien contado como las mejores películas de su director. Mi problema es el todo.
La historia es tan trágica e irreal como necesita un melodrama, las actrices están soberbias, el guión tiene los mismos fallos que siempre han tenido los de su director (siempre me ha parecido que el cine de Almodóvar cuenta muchísimo más con lo que cuenta en imágenes que con lo que dicen sus personajes, que chirría con bastante frecuencia), visualmente es impecable y hay momentos, efectivamente, espectaculares dentro de la cotidianeidad. Pero al final, falla en dar un mensaje unívoco, en que sepamos de qué nos está hablando sin tener que pensar. Y eso en una película no creo que sea bueno, por mejores mimbres que tenga.
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