Glass Onion: A Knives out Mystery (Rian Johnson, 2022)
Mucho miedo me dio que Netflix anunciara esta película. Su predecesora me gustó tantísimo que temía lo que hubieran podido hacer con ella para ajustarla al tono de la plataforma. Afortunadamente, parece que lo único que han hecho es permitirle a Johnson desmelenarse del todo, sólo exigiendo que se mantuviera la marca en el título original, aún en contra del criterio de éste. Visto el resultado, poco me importa.
Glass Onion es la versión hipervitaminada de su predecesora, tan aparentemente libre como hipócrita, que presenta un misterio en forma de divertimento en el juego se establece con el espectador, pero a la vez con su complicidad.
La estructura aparentemente es igual, se nos presenta un misterio que parece que va en un sentido, pero en medio del camino nos hacen partícipes de que no, que la verdad ni siquiera se parecía a lo que creíamos que estaba pasando, para, finalmente, darnos la misma hostia que al verdadero asesino al descubrirlo.
Sólo que todo es más aquí. Más estrellas (el cameo, vía zoom con nuestro detective protagonista, de distintos detectives televisivos, incluida Angela Lansbury, es impagable, más ahora), más vueltas de tuerca, más idas de olla, más ridículos detectivescos, y más traca final, traca real en este caso, necesaria para forzar que se asuman las consecuencias de los actos.
Situar el desarrollo de la historia en el confinamiento no sólo da chistes visuales sublimes (el cameo de Hugh Grant lleno de harina y con el bote de masa madre…), sino que subraya realmente de lo que trata la película, la escasa vergüenza del rico que se cree con derecho a todo porque lo es, y que en realidad lo es, teniendo un remedio para poder estar jugando en una isla privada sin preocuparse por el COVID cuando todo el mundo estaba encerrado en sus casas,
Es el mismo “Eat the rich!” hipócrita hollywoodiense que el de su precursora, centrado en este caso en los nuevos ricos, esos que parecían wokes y han terminado desenmascarándose como nazis liberales en lo económico, con especial inquina hacia ese presunto genio, que todo el mundo tiene como tal porque él mismo lo ha ido diciendo, y que, en realidad, lo que tiene es mucha pasta de sus padres y muchos amigos conseguidores. Desde luego, para ser un estreno previsto hace un año, no ha podido llegar en un momento más adecuado. Me pregunto si Elon Musk también se vestía en su momento como el Tom Cruise incel de Magnolia
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