lunes, 28 de noviembre de 2022

Master of none presenta: Momentos de amor

Master of none presents: Moments in love (serie de TV, 3 Arts Entertainment/Universal Pictures Television)


 

A Aziz Ansari la mayoría lo conocimos como el ayudante payasete (y un poquito corrupto) de la impoluta Leslie Knope en la maravillosa Parks and Recreation, lo que sirvió para lanzar su carrera (aunque ya era un cómico conocido en los EEUU), llegando a grabar varios especiales de stand-up para distintas cadenas. Cierto es que sí parece que fue en el set de P&R donde estableció relación con Alan Yang, uno de los guionistas, con quien crea una ficción que se estrenará en Netflix en 2015, la Master of None original.

En clave de humor, durante una primera temporada memorable, hacen una especie de homenaje a las comedias de lucha de sexos neoyorkinas de los noventa, adaptadas al siglo XXI y, sobre todo, a las distintas realidades socio-demográficas siempre invisibilizadas, planteando, siempre desde el buen rollo, todas las dificultades añadidas para el desarrollo personal que implica no haber nacido en un entorno privilegiado, no sólo en lo económico, sino especialmente en lo racial. Todo ello por medio de la historia de Dev, un cómico que está teniendo éxito y no sabe cómo manejarlo, un alter-ego del propio Ansari, cuya situación vital les servía también para hablar de la creatividad, el arte, los altibajos y lo difícil que es afrontar que todo te vaya bien cuando habías nacido para lo contrario.

Se trasladaba en su segunda temporada a Italia, país al que había huido Dev nunca quedó claro por qué, más allá de porque los creadores querían hacer un homenaje nada sutil al neorrealismo italiano, y que seguían aprovechando para hablar de lo mismo que habían tratado hasta entonces, sólo que en un nuevo entorno en forma de lugar de paz, en el que, desgraciadamente, no se puede estar siempre. El mismo tono íntimo, de comedia pausada, sensible y cariñosa con sus personajes, sin desaprovechar lo cáustico del humor de Ansari, seguían dando forma a un producto que, en su mejor momento, desapareció.

No sé si sería por aquella especie de intento de cancelación que sufrió el cómico, o porque ya habían hablado de lo que querían hablar, o porque vino la pandemia de las narices, lo cierto es que no es hasta 2021 cuando reaparece en nuestra vida este "maestro de nada" a seguir no dándonos clases de cosas, en forma de esta ¿tercera temporada?/¿spin-off? donde seguimos parte de la vida de su amiga Denise, personaje recurrente de las anteriores temporadas, y protagonista de ya uno de los mejores capítulos de la serie, aquella de la comida con su madre y su abuela (si no recuerdo mal) donde se abordaba con tanto humor (y tanta mala hostia) lo difícil que es ser negro en EEUU, mucho más siendo lesbiana.

El punto de partida, de hecho, es ese mismo. El tiempo ha pasado, Denise ha triunfado como escritora y tiene una pareja estable con quien ha desarrollado su plan ideal de vida, y está en un punto en el que ya no parece tener nada más que hacer, salvo tener un hijo que no quiere, para complacer a su pareja. Dev, de hecho, sólo aparece para que haya constancia de que, al final, terminó fracasando, para que Denise se obsesione, quizá, con su mayor temor. 

El tono se va hacia lo dramático y el homenaje va al melodrama escandinavo, esa especie de frialdad mezclada con represión que terminará estallando sin estallar, estando quizá más cerca de Woody Allen cuando le dio por intentar imitar a Bergman,  que de algo puramente genuino. Pero al final eso es sólo una formalidad.

La crítica que lo adoraba ahora se le haya echado encima, parece que para ellos Yang y Anzari han perdido su "mojo", aunque también parecen olvidarse de que el guión es en colaboración con Lena Waithe, y no tengan en cuenta que, posiblemente, haya sido la única forma en la que Waithe pudiera tener la oportunidad de contar la historia que le interesaba contar a ella. Y con todo ello,  no estoy en absoluto de acuerdo con esos críticos. 

Me parece interesante el tratamiento, el cómo la historia se desarrolla en base a anécdotas, el cómo no se nos instruye, sino se nos muestra, el cómo se tratan temas tan difíciles como el ser madre por fecundación in vitro (y lo horrible que suele ser para la mujer que lo desea) con total naturalidad y el como, con el mismo sentido estético, la misma sensibilidad, la misma sutileza de siempre, se trata a los espectadores con respeto, como adultos inteligentes que no necesitan que nadie les haga de "maestro". 

¿Que no es tan buena como las dos primeras temporadas? Pues puede ser, no se puede comparar el contenido, aunque el continente sigue siendo inmaculado. Es cierto que guardo mejor recuerdo que la sensación que me ha dejado esta Moments in love, pero es que trata aspectos durísimos. Y sigo creyendo que está por encima de la media, de todas formas.


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