House of the Dragon (serie de TV, HBO/1:26 Pictures)
Al contrario de lo que contábamos ayer con The rings of power, parece que todo el mundo está muy contento con la adaptación de la historia de los Targaryen post-unificación de los siete reinos, y no es de extrañar porque, básicamente, repite los esquemas de todo lo que hizo un gran éxito a Game of Thrones, y tiene al propio autor de la saga asociado al desarrollo, con lo que se nos asegura cierto nivel de lealtad a la historia que la de los anillos no va a poder tener, porque no tiene suficiente material en la que basarse.
En ese sentido, House of the Dragon no deja de ser una serie de intrigas palaciegas, aderezada con sexo y violencia, en la que no hay personajes íntegros, y hay una fijación a la resolución trágica y/o sórdida de cualquier acontecimiento, seña de identidad de la franquicia y de su autor.
Centra su visión en la historia de Rhaenyra, hija única del Rey Viserys, elegido como monarca en vez de su prima Rhaenys, simplemente por ser hombre, y que deberá desafiar al reino nombrando como heredera a su única hija, cuya sucesión se complicará con el nuevo matrimonio del Rey con la hija de La Mano, antigua amiga íntima de nuestra protagonista, del que nacerán dos hijos varones.
No voy a destripar mucho más de lo que pasa, porque quien quiera spoilers tiene toda la historia de la casa Targaryen a su disposición en la red, pero sí que, independientemente de las diferencias, si en algo se parecen ésta y The rings of power es que, en realidad, todo lo que nos cuentan nos lleva, al final de temporada, al inicio de lo que nos va a contar en realidad, en este caso la guerra civil Targaryen o Danza de los dragones, cuyo inicio involuntario se nos presenta en forma de evento tremebundo a final del último capítulo de esta primera temporada.
Por lo demás, el tratamiento es completamente opuesto. Si bien el tono es reposado y dedica tiempo suficiente a la construcción de personajes y conflictos, los años pasan demasiado rápido, se descuidan personajes fundamentales (Rhaenys nos cae bien, pero casi sólo se esboza, y Daemon no se nos presenta más que como un perverso, por poner los ejemplos más evidentes), se da mucha importancia a detalles escabrosos y se dejan sin explicar situaciones que parecen fundamentales en la trama.
A pesar de todo es entretenida, desagradable por momentos, maneja bien el drama y la épica y nos enfrenta a situaciones terribles porque, sigo pensando, George R.R. Martin es el que se lo pasa bomba viendo hasta donde puede aguantar el público. Al parecer, bastante. Y por lo que he leído respecto a la historia, esta temporada no va a ser nada comparada con la siguiente. Otro año y medio tendremos que esperar, y yo lo haré con ansia.
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