Death to 2021 (Charlie Brooker, Annabel Jones, Jack Clough, Josh Ruben, 2022)
Hay muchas sentencias que hablan de la relación entre la risa y el drama. Quizá la más famosa es aquella de que “tragedia más tiempo igual a comedia”, pero personalmente me parece mucho más interesante esa otra que decía que “La cosa no está tan mal como para reírse”, que implica que llega un momento de desesperación en la vida de las personas que la única solución para poder sobrevivir a ello es tomárselo a broma.
Y eso lo aprovechó Netflix en el año 2020, al que dedicó un especial de comedia, Death to 2020, que fue un éxito, entre otras cosas, porque el mundo entero estaba pasando por un momento tal que lo único que podíamos hacer para soportarlo era reírnos, aunque no fue la razón principal para ello. Death to 2020 era, ante todo, una sátira inteligentísima de la situación política mundial (aunque centrado en la política estadounidense), especialmente mordaz con el trumpismo, aunque repartía estopa en todas las direcciones. Era sorprendente, fresca y, sobre todo, necesaria como alivio, una vez pasado lo peor de la pandemia y sin que hubiéramos sido capaces aún de digerir toda la angustia. Por eso nos vino estupendamente, y por eso fue el especial más visto de Netflix, según confesó la misma cadena.
La historia es que repetir el experimento con el 2021 no les salió igual de bien. Primero porque se yerra en la premisa inicial, que el conservadurismo yanqui terminara de perder la cabeza a principios de año, tanto que terminaron invadiendo el Capitolio, no es un fenómeno extrapolable al resto del mundo, y ya nos estábamos acostumbrando a los altos y bajos de la pandemia. Los problemas ya volvían a ser más locales, y, además, el efecto sorpresa se perdía, cuando era de las mayores bazas del original.
No está mal, pero interesa menos. Lo mejor son algunos de los personajes, esa inglesa que no termina de entender muy bien qué es lo que está pasando y, sobre todo, esa “madre y americana, en ese orden”, que guardan un desarrollo y unos chistes (ese final de la trumpista es maravilloso) que recuerdan lo mejor de la primera parte, aunque el resto suena a más de lo mismo, la estructura es más forzada y hay una cierta defensa de lo woke que puede apartar a mucha gente de ella.
En general es más aburrida, aunque la parte buena es que dura sólo una hora. ¿Merece la pena verla cuando ya va a terminar 2022? Pues si no hay tiempo de ver una peli completa, no hay ganas de empezar una serie y hay cierto afán completista, puede ser. Mejor que cualquier programa de televisión sí es.
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