"[...] - ¿Cómo estás, Bid? -preguntó Damien.
Bid bajó el libro.
- Deseando fumar, gracias por preguntar.
- Me refiero a tu salud en general...
- Ah, eso -dijo con tristeza- Sólo cinco sesiones más de quimio y todos podremos volver a fumar. -Por su amarillenta mejilla rodó una lágrima.
- No llores, te lo ruego -dije, alarmada.
- No puedo evitarlo. Añoro tanto... añoro tanto... -Empezó un oportuno temblor de cara-hundida-en-manos-. Añoro tanto mis cigarrillos -borboteó al fin.
- Y yo, cariño, y yo.
Mamá cerró su libro y empezó a llorar también.
Luego se sumó papá.
- Es agotador -dijo con voz entrecortada y hombros temblorosos. Bingo corrió a su lado, martilleando el linóleo con las uñas, y descansó la cabeza en su regazo-. Es una verdadera tortura -Papá acarició la cabeza de Bingo con cierto frenesí-. No pienso en otra cosa, y no caer en la tentación es un trabajo de jornada completa.
- Lo del cáncer es lo de menos.-Bid levantó la vista, tenía el rostro húmedo-. Lo que me está matando es no poder fumar.
- Yo sueño con cigarrillos -confesó mamá.
- ¡Yo también!
- ¡Y yo! -dijo Damien.
- Y yo -sollozó papá-. En mi vida había comido tanto bizcocho. No entiendo qué beneficio puede haber en dejar la nicotina para atiborrarnos de grasas trans. [...]"
Un tipo encantador (Marian Keyes).
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