lunes, 14 de enero de 2008

The Rapsberry reich.

The rapsberry reich (Bruce la Bruce, 2004)


O El estado de la frambuesa, o algo así, en realidad es un juego de palabras.
Bruce la Bruce es un director poco conocido a nivel comercial, pero mucho en determinados foros, fundamentalmente underground, como uno de los directores más interesantes de aquello que llaman hardcore gay. Eso consiste en hacer películas con mucho contenido (más o menos explícito) sexual de orientación homo (y básicamente entre hombres). Independientemente del sexo, laBruce se ha metido en unos cuantos berenjenales escabrosos, y ha sabido salir airoso de ellos.
Quizá su película más conocida sea aquella espléndida Hustler White, que rodó a mediados de los noventa, pero de ella hablaremos otro día. La que nos ocupa hoy, y luego contaré por qué me acordé de ella, es, creo, su última película. No llegó a nuestro país, pero consiguió algunos premios en algún festival. Yo me la bajé en inglés, pero se entiende. Y es una de las películas más originales y mordaces que he visto en mucho tiempo.
La historia parte de Gudrun, revolucionaria que aúna el espíritu de la Liberación Sexual de Reich con el Manifiesto Comunista, creando una revolución, en la que sólo termina de creer ella, basada en la revolución homosexual. La heterosexualidad es contrarevolucionaria, Madonna es contrarevolucionaria, los corn flakes son contrarevolucionarios... como dice unos de sus acólitos, "Gudrum cree que todo es contrarevolucionario". A partir de ahí, secuestran al hijo de un banquero alemán, del que termina enamorando uno de los secuaces de Gudrum, y huye con él, desbaratando los planes de la intrépida guerrillera, que consisten en que toda la humanidad al completo folle con el resto de la otra, a ser posible con todos los individuos de la orgía del mismo sexo.
Algo así le sirve a LaBruce para elaborar una película delirante, visualmente impactante (y no sólo por las escenas de sexo explícito) y divertidísima, donde muestra, según dice en la página web de la película, unas nuevas tendencias revolucionarias centroeuropeas basadas en las de los setenta. Quien quiera saber, que se lo lea.
Es verdad que a muchos les incomodará el sexo, y es verdad que la explicitud es absolutamente prescindible, pero si se lo permitimos a Winterbottom, ¿por qué no aquí, si por lo menos esta es una buena película?
La película no es porno, aunque contiene escenas pornográficas. Para el que la quiera en versión XX, aunque advierto que pierde todo el encanto del original, claro que el que la quiera la querrá para otra cosa, hay una versión aún más hardcore llamada The Revolution is my boyfriend, y que podreis encontrar en el catálogo de Cazzo, una productora alemana de cine X gay de lo mejorcito actualmente. Aunque no le interesará a nadie, claro...

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