lunes, 21 de enero de 2008

Alien, el octavo pasajero.

Alien, el octavo pasajero. (Ridley Scott, 1978)


Van a estrenar, como otra forma de atentar contra el séptimo arte, y contra la única saga cinematográfica más allá de El Padrino que seguía mereciendo la pena, Aliens vs. Predator 2. Que no había necesidad era algo que se sabía antes de hacer la primera parte, incluso, pero ya sabemos cómo son los yankis.
El caso es que, tras verlo anunciado en todas partes, me ha dado por reivindicar las cuatro películas que pertenecen, de verdad, a la saga Alien, y, por tanto, comenzaremos por el principio.
Alien, el octavo pasajero, es una de esas maravillas que hacía Ridley Scott cuando dirigía buen cine y no panfletos seudofascistoides (o fascistoides a secas), una obra maestra de la ciencia ficción, que se cargaba todos los clichés de ese tipo de cine, comenzando porque se trataba de una película de terror. Película oscura, dramática, tensa, que es capaz de mantener el buen ritmo durante todo su metraje, y que genera toda la estética escenográfica del resto de la serie, veinte años después. Como ya he dicho, Ridley Scott en aquellos entonces dirigía buen cine (posteriormente llegaría Blade Runner, por ejemplo), lo que ha hecho después es más que cuestionable, cuando no francamente lamentable. Un lástima.

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