Archer (serie de TV, FX Productions/Floyd County Productions)
Hará poco más de un mes que Netflix estrenó en España la ¿última? temporada de una serie que lleva trece años siendo, creo, injustamente ignorada por el mainstream. Y hace ya casi tres semanas que me tragué la última, y demasiado corta, temporada en dos tardes, y que llevo pendiente hablar de ella porque no sé qué es lo que tengo que decir de Archer más que animar al que no la haya visto a qué lo haga. Y que la disfrute.
Oficialmente, Archer es una serie de animación para adultos, si es que eso quiere decir algo. Archer comienza como una comedia de acción, en forma de animación realista, y que se inspira en la vida de Stearling Archer, espía de profesión en la empresa de su madre, que no sólo comparte con su progenitora interés profesional, sino una lista completa de cualidades que convierten a ambos en seres francamente despreciables hechos el uno para el otro, con más que evidentes traumas compartidos y un alcoholismo galopante que sólo preocupa a los demás.
Trabajar en una empresa de espionaje supone una cierta laxitud moral, cosa de la que no se salva ni Lana, quizá el único personaje medianamente normal, pero es que el resto de miembros del ISIS (sí, así se llama la empresa de espionaje que trabaja en gran parte para el gobierno de los EEUU) se mueven entre el desquicie y la perversión, cuando no ambas cosas. Tanto que, cuando el Gobierno de los EEUU termina cerrando una empresa que no hace más que dar problemas, el modo de ganarse la vida que encuentran es dedicarse al tráfico de drogas.
Se bromea con la violencia, el sexo, las inseguridades, la delincuencia, los experimentos científicos inmorales, la muerte, la explotación, el capitalismo… cualquier cosa que sea de dudosa moralidad va a ser alguna de las características de algunos de unos personajes a los que, a pesar de todo, se les va cogiendo cariño, tanto como a su impresentable protagonista.
No hay ningún tipo de evolución en los personajes, al menos no a mejor. Parece que cada historia quiere superar en locura a la anterior y, ciertamente, casi siempre lo consigue, a base de descolocarnos cada vez que puede, cambiar de género cada vez que tiene oportunidad, y no parecerse nunca a ella misma.
Optó por poner en coma a su protagonista durante tres de sus temporadas, dedicando cada una de ellas a uno de sus sueños, donde vivía vidas similares con personajes similares a los de su vida real, pero inspirado en épocas diferentes, permitiendo explorar otras estéticas, y homenajear estilos cinematográficos diferentes, hasta que Archer se despierta al final de la temporada 10.
Las dos últimas temporadas son de duelo, el primero el que tiene que hacer Archer sobre su vida previa al coma y su mayordomo/esclavo muerto, y la segunda, involuntaria, la que tuvieron que hacer frente los creadores con el fallecimiento de la grandísima Jessica Walter, voz de Mallory Archer, fallecida el año pasado y a la que se le dedica un último episodio de la duodécima temporada que llega de forma precipitada, en forma de desenlace completo, y sin que dejar abierta posibilidad de continuación aparente. Aunque, a pesar de que ella ya no esté, ojalá me equivoque.