lunes, 16 de agosto de 2010

The Office UK

The Office UK (BBC, 2001-2003)


Tengo relativamente claro que el humor difiere mucho de unas culturas a otras, y si bien los mediterráneos, por ejemplo, habíamos sido capaces de hacer arte a costa de reírnos de la desgracia propia (y ajena también, por qué no reconocerlo), por más que la corrección política esté acabando con tan sana costumbre, los ingleses son los auténticos maestros a la hora de practicar el humor basado en la vergüenza ajena.
En este sentido, The Office, la serie original de tan sólo doce capítulos (mas un especial de navidad) que daría lugar a la mucho más exitosa versión norteamericana, no aporta absolutamente nada nuevo.
Sin embargo The Office ostenta el título de inspiradora (si no creadora) de un género que no sólo se ha seguido cultivando con excesiva profusidad, sino que continúa dando excelentes resultados en muchas ocasiones, eso que llaman el mockumentary.
En tono de falso documental grabado por la BBC sobre el trabajo en una oficina de una empresa papelera en el culo del mundo inglés, la cámara se va adentrando por los rincones del lugar de trabajo de una serie de personajes que no paran de hacer el ridículo para deleite del espectador.
El gran protagonista del evento es ese cretino llamado David Brent (Ricky Gervais, uno de los creadores de la serie), jefe inicial de la oficina que aspira a ser humorista y cuyos intentos por agradar y ser el más popular del lugar sólo llevan a una decepción tras otra y a la continua y vergonzante exposición de sus miserias.
El resto del equipo de trabajo no le va a la zaga y se humillan del mismo modo que Brent, sobre todo cuando comprobamos gracias a una cámara cotilla que se agazapa como el león que caza a su presa, las contradicciones de sus actos con lo dicho en las entrevistas que conceden.El punto álgido y la mayor secrección de bilis coincide con la aparición de Neil Godwin, ascendido a jefe de Brent y con quien este mantiene un duelo por la popularidad que sólo existe en su cabeza y que acabará con su empleo y con su fantasía laboral.
El especial de navidad, teóricamente grabado dos años después, sirve para finalizar la serie con un sabor menos amargo de boca del que se nos queda al concluir la segunda temporada y tengo que decir que fue muy de agradecer, porque la desesperanza que transpira todo el metraje era casi demasiado honda hasta para ser inglesa.
Especie de obra maestra de un género que se iba desdibujando a pasos agigantados, es buen momento para volver a recuperarla y taparse la cara de vez en cuando observando cuan imbéciles pueden ser nuestros congéneres e incluso, nosotros mismos.
Porque de eso es lo que va The Office en realidad, de gente que no sabe lo que hace y que debería empezar a mirárselo.


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