lunes, 31 de octubre de 2022

La escuela del bien y del mal

The School for Good and Evil (Paul Feig, 2022)


Llevo semanas leyendo artículos y/o pensamientos varios acerca de esa especie de nuevo orden de las cosas según el que todo se reduce a lo puro dicotómico, no sea que si se plantean todos los aspectos de una película, por ejemplo, tengamos que pensar si nos merece la pena.

Viene a colación para esta adaptación perpetrada por Netflix no porque genere dudas acerca de su calidad, ciertamente escasa, sino porque, precisamente, la base del conflicto que se genera tiene que ver con una separación dicotómica que, como no podía ser de otra forma, se revela no sólo como falsa, sino como perversa.

Quizá eso, por más que se desvele como una parte ínfima dentro de un metraje desmesurado, y los momentos de comedieta romántica adolescente, de haberse potenciado, podían haber salvado una cinta que, sin embargo, se decanta por la acción y el misterio de una historia que no tiene ni lo uno ni lo otro, a costa de unos efectos especiales justitos y de una dirección artrósica..

Por momentos parece un telefilm carísimo, la mayoría de los diálogos son vergonzantes y sólo los actores adultos parecen estar medianamente cómodos, como si estuvieran en una película distinta.

No es la peor película del año, ni la peor de Netflix, ni siquiera llegará al top 10 de lo peor que ha hecho la compañía en el año, por más que los titulares se empeñen en lo contrario. Es una película mediocre que podría no haber estado mal como entretenimiento, si se hubieran propuesto eso y no se lo hubieran tomado tan en serio.



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