domingo, 23 de octubre de 2022

Community

Community (serie de TV, Krasnoff Foster Productions/Sony Pictures Television/Harmonius Claptrap/AGBO/Universal Media Studios)



Hace un par de semanas, justo después de que acabara de ver la serie, anunciaron, siete años después de su finalización, el proyecto de hacer la película de la que se hablaba en chiste más repetido en la serie, “seis temporadas y una película” y que, una vez acabado el producto televisivo, es lo único que parece justificar el alargamiento de una serie que podría, y debería, haber terminado, como mucho, en su cuarta temporada. Y me explico.

No creo que Community sea, ni mucho menos, una mala serie de comedia, entre otras cosas  porque no es exactamente una serie. Community es una comedia de situación en la que una serie de personajes que difícilmente encajan entre sí, se ven obligados, por su propio fracaso, a compartir espacio en una de esas desastrosas universidades públicas yanquis, a raíz de un intento de ligoteo que genera un improbable grupo de estudio que llega a centrar la vida de sus integrantes, y de la que todo el mundo quiere ser parte.

La gracia, sin embargo, es que la historia inicial es un mero pretexto para lo que realmente es lo más interesante de toda la serie, el homenaje que hace a lo audiovisual (la televisión, el cine, incluyendo el stop-motion y los videojuegos) y a su industria, y que lleva a centrar cada capítulo en una temática, que es en realidad lo que podría ser considerada de temática uniforme.

Porque, por lo demás, más allá del arrastrar a sus personajes por los más absolutos ridículos en las tramas más absurdas posibles (el paint-ball anual o la guerra con la Universidad Municipal son de traca), la fundamental línea argumental es la cabeza de Ahmed y su obsesión en vivir en una serie (de la que harían “seis episodios y una película”), por más que se aproveche para realizar críticas sociales brutales (cuanto más exageradas, más divertidas y efectivas) y se alerte de los peligros del sistema individualista/neocon, que dificultaron la propia producción de la serie, interrumpida en varias ocasiones, y cuya última temporada fue emitida directamente por internet, y todo gracias al mismo fandom que ahora ha conseguido que se vaya a terminar el proyecto.

El problema es que, por más divertidas que sean las primeras temporadas, la premisa absurda para empezar la cuarta y, sobre todo, la progresiva desintegración del grupo original (con la marcha de Chevy Chase y Donald Glover en la temporada 5, y de Yvette Nicole Brown en la seis), todo muy ligado aparentemente a las dificultades de producción (y de Chevy Chase con todo el mundo), la serie parece ir dando tumbos con tal de terminar sus seis temporadas, sin que los divertidísimos nuevos personajes sean capaces de compensar la falta. El que el resto de personajes principales se conviertan (si no lo eran ya) en caricaturas de ellos mismos (el tratamiento que se le termina dando a Brita me enervó personalmente) tampoco ayuda.

En todo caso, los muchos peros en los que parece que me he centrado, porque me ha salido así, no empañan una de las comedias más ingeniosas que he visto. Denle una oportunidad si aún no lo han hecho.


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