viernes, 31 de diciembre de 2010

Adios 2010

Ni recuerdo, ni quiero recordar, si hice propósitos para este año, pero da lo mismo. Lo único que me propongo en 2011 es decidir qué hago con este blog para así liberarme o quedar encadenado para siempre.
El 2010 acaba y con él un año fatídico para la mayoría de la gente que conozco y peor aún para el cine, la literatura y la humanidad en general.
Efectivamente, no las tengo todas conmigo y la venida del nuevo año me da más miedito que otra cosa. Pero para intentar compensarlo, dejaremos hoy para todos ustedes la versión buena de Tu vuo fa L'Americano, y no ese horror remezclado en aras de la "modelnidad" que llevamos escuchando en todas partes durante todo el año.
En este caso, la que hizo Adriano Celentano y que puso banda sonora a uno de los mejores momentos de esa película inmerecidamente olvidada que se llamó The Talented Mr. Ripley.
Porque a lo mejor es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor.




viernes, 24 de diciembre de 2010

Recomendación navideña: A Serbian Film

A Serbian Film (Srdjan Spasojevic, 2010)


Me llena de odgullo y zatizfacción reencontrarme con mis compañeros bloguedos en eztaz fechaz tan zeñaladas y, como no podía ser de otra forma en este blog, aprovecharemos para hablar, no mucho, de la que probablemente haya sido la película más comentada de los últimos tiempos, empezando por un paso por Sitges que provocó protestas de todo tipo de asociaciones.
La visualización de A Serbian Film es una de esas raras ocasiones en que se hace necesario diferenciar claramente contenido y continente, y además no es demasiado difícil.
Esta película es, ante todo, un cuento de terror. Pero de un terror mucho más profundo del que pueden producir sustos, sangre y vísceras. Es una película aterradora en su fondo porque de lo que habla durante todo su metraje es de la conversión del mundo en pleno siglo XXI (me temo que, por más que el ejemplo se refiera a Serbia, desgraciadamente podemos hacerlo extensible a toda la supuesta civilización humana) en Esta
do feudal de algo tan superfluo como el dinero y el dueño de ese dinero.
Habla A Serbian Film de un mundo, al que no nos dirigimos, sino en el que vivimos, en el que "el que tiene el dinero hace las reglas" y que, por simple acuerdo económico, el llamémosle "empleador" tiene derecho a hacer todo lo que desee para los fines que desee con el "empleado".
Y cuando decimos "todo" nos referimos a las conductas más depravadas y abyectas que jamás he podido ver en una pantalla en una búsqueda desesperada de encontrar la excitación que el poder del dinero no puede dar, usando para ello los recursos que se hagan necesarios sin escatimar en drogas, coacciones, amenazas...
Se puede ver también, porque lo permite, como ese camino al que va conduciendo la actual filosofía seudo-hedonista (si los hedonistas de verdad nos viera
n renegarían de nosotros) que parece gobernar la cultura en la que vivimos y en la que la búsqueda del placer cuando ya los antiguos métodos que lo generaban dejan de proporcionar el suficiente por rutinarios, llevan a esos caminos de traspasar sistemáticamente todos los límites de la moral y la ética, y de la inmunidad que poseen los que pagan por ello (teniendo que expiar las culpas el que no dispone de esa cobertura).
Campo abonado para la disquisición acerca de la caída en picado de lo que hace al ser humano ser diferente del resto de animales, el pensamiento, y la conversión actual en animales que se guían casi exclusivamente por los instintos
(sexuales y agresivos, aun cuando estos consistan en la humillación y destrucción del prójimo como método de placer propio), A Serbian Film sin embargo falla, y estrepitosamente, en las formas.


Y no me refiero sólo al exceso sexual, de sangre, vísceras y violencia que parece haber sido la base última de la mayor parte de las críticas, me refiero a los personajes planos, a la planificación efectista, a la falta absoluta de ritmo narrativo que hace que nos aburramos como ostras hasta los tremebundos veinte minutos finales, a la reducción de todo el posible dramatismo al repaso último de lo acontecido en la vida del protagonista hasta que despierta en su cama manchado de sangre.
Pero si hay que reconocer que si hay algo que lastra la película de verdad es precisamente ese exceso de explicitud, y no sólo porque la visión de semejantes atrocidades puedan dar náuseas hasta al más curado de espantos, sino porque merma su capacidad de difusión y tiende a dejar todo el debate, como así parece que ocurrió durante su exhibición en Sitges, a los límites que a los que el cine no pornográfico puede llegar. Y créanme, esta película tiene mucha más tela que cortar que Saw VI... pero mucha más.
Y si no me creen, vean sola la última escena, que no revelaré aquí, la mejor de toda la cinta con mucho. Sin enseñar absolutamente nada y con sólo una frase produce más escalofríos que todo el resto de la cinta. Ni el mejor Haneke podría haberlo hecho mejor.

Eso sí, si alguien no quiere que lo vuelvan a invitar a comidas en navidad con la familia, no se me ocurre mejor forma que haciendo que hasta la abuela la vea. Pruébenlo y luego me cuentan.


lunes, 13 de diciembre de 2010

Texto de la semana


Sonrió al cielo terso. Con un poco de esfuerzo podría levantarse sola.



Paolo Giordano. La soledad de los números primos.

lunes, 22 de noviembre de 2010


Hippies. Están por todas partes. Dicen que quieren salvar la Tierra, pero lo único que hacen es fumar maría y oler mal. ¡Odio a los hippies!


Eric Cartman, aproximadamente un millón de veces en South Park.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Americanos

Americanos (El combo linga)

Yo al menos continúo en duelo (y creo que irá para largo), y me he acordado mucho de esta estupenda versión del Americanos que, cantado por Lolita Sevilla, resumía el ingenuo planteamiento de los habitantes de Villar del Río previo a la visita del amigo del otro lado del Atlántico. Ahí la dejo.



lunes, 15 de noviembre de 2010

Frase de la semana


El silencio no deja de ser una adornada forma de falsificar la historia.


Santiago Tarín, Viaje por las mentiras de la Historia.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Los jueves, milagro

Los jueves, milagro (Luis García Berlanga, 1957)



Ayer nos dejaba, en un año que se está cebando con los grandes, uno de los dos mejores directores españoles de todos los tiempos, el otro D. Luis.
Sirva este post como homenaje al mejor de los cronistas de la sociedad de la dictadura franquista y la transición, figura tan discreta como preclara y que supo, como nadie, que una retirada a tiempo es una victoria.

Será recordado por tener en su haber la gran mayoría de las obras maestras que el cine español dió en la década de los cincuenta y los sesenta, entre las que se encuentra la película señalada en la cabecera, la historia del pueblo que, harto de pesadumbres y pobreza, decide inventarse un milagro para atraer el turismo.
De ella se puede decir lo mismo que de Plácido, que de Bienvenido Mr. Marshall, que de El verdugo (de todas ellas hemos hablado aquí, y muy bien)... es lo que tenía el cine de Berlanga, que por más sainete que pareciera era mucha verdad, y muy amarga.


Escasas palabras de recuerdo para alguien que merece un reconocimiento mucho mayor. Si existiera la justicia, la Menestra debería hacerlo y dejarse de las descarguitas... pero en este país, y eso también lo sabía Berlanga, no somos muy de agradecer ni de reconocer méritos ajenos.
Por lo que a mi respecta, muchas gracias, Don Luis, muchas gracias. Hace tiempo que lo estamos echando de menos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

The last race

The last race (Jack Nitzsche, Deathproof OST)

Soy consciente de lo abandonado que tengo el blog a pesar de haber terminado el infierno. Pero como vuelvo a ser universitario y voy atrasado, algo tenía que sacrificar. Intentaré remendarlo, aunque no aseguro nada, comenzando por incluir la canción que abría la última película que me apasionó de Tarantino, un magnífico corte que he estado escuchando y reescuchando toda la semana.




lunes, 8 de noviembre de 2010

Texto de la semana

Antonio le había rogado que le sostuviera por un instante aquel fajo de billetes de banco. Poco después, cuando Antonio le pidió que se lo devolviese, se le ocurrió la idea de que lo separaba muy poco de la propiedad absoluta de aquel fajo: la vida de Antonio.

Italo Svevo, El asesinato de Vía Belpoggio.

martes, 2 de noviembre de 2010

Machete

Machete (Ethan Maniquis, Robert Rodríguez, 2010)



Lo más interesante de Machete quizá sea su concepción. Nació como un falso trailer al inicio de Planet Terror, posiblemente lo mejor de una cinta que tenía bastantes momentos buenos, y comenzó a convertirse en una leyenda años antes de la concepción y realización de la película.
La única figura que se repetía es la de Dani Trejo, el Machete de uno y otro, especie de superhéroe inanimado (sólo hay que verle la cara todo el metraje) cuya lucha inicial contra la corrupción de su país terminará con él emigrado a Estados Unidos y luchando como todo ilegal por sus papeles.
Dentro del circo seudogore que Rodríguez y Maniquis nos ofrecen, un circo tan innecesario como divertido, se pueden ver muchas cosas interesantes, no obstante. Gracias entre otras cosas a contar con estrellas como Robert de Niro y Steven Seagal (si, según para qué Seagal es una estrella), la inefable Lindsay Lohan o Jessica Alba (que repite con Rodríguez tras Sin City), que cumplen perfectamente con su función de ridiculización de roles que el libreto pretendía, consiguiendo una radiografía del racismo contra los mejicanos que dudamos mucho haya servido para congraciarlos con el público estadounidense.


Claro que para ello primero se tienen que dar cuenta de lo que les están contando, y ahí es donde van a terner más problemas entre tanto fuego de artificio. Porque el guión, más allá de la locura de sus premisas roza lo patético en las conversaciones, es, como toda la película, demasiado largo y demasiado anecdótico, y no da oportunidades para el lucimiento a nadie. Cosa por la que nadie en su más mínimo juicio vería más allá del despampanante artefacto visual que esconde esa visión no demasiado optimista de la extranjería en Estados Unidos.
Pero tenerlo, lo tiene. Otra cosa es que para contener tan poco se necesite un juguete tan grande, un juguete tan enrevesado en el vacío y tan alargado innecesariamente. Eso lo tendrán que juzgar los fans, entre los que desafortunadamente me encuentro.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Texto de la semana

El psicoanálisis, de acuerdo con el estudio de Potters, es un proceso psicológico dinámico que involucra a dos personas: un paciente y un psicoanalista. Durante este proceso, el paciente insiste en que el analista está por encima, mientras intenta desesperadamente colocarlo por debajo, y por su parte, el analista insiste en que el paciente permanezca por debajo para ayudarle a que aprenda a colocarse por encima. El objetivo de la relación es la separación amistosa del analista y el paciente.

Jay Haley en El arte del psicoanálisis (Las tácticas de poder de Jesucristo y otros ensayos).


sábado, 30 de octubre de 2010

Aburrida de estar salida

Aburrida de estar salida (L-Kan, Discazo)

Ni se si la he puesto antes, ni me importa. Terminé el "Ejercicio de Oposición" y todavía estoy de resaca que durará hasta que tenga que presentar papeles. Échense unas risas, seres humanos variados que han seguido visitando esta página, incluso más que cuando escribo (lo se, es muy triste).




lunes, 27 de septiembre de 2010

Cerrado por oposición

Me ha costado decidirme, pero es verdad que cada vez que hago algo que no sea estudiar, viene a verme La Culpa, esa que cantaba Astrud, y la angustia me come, así en general.
Con lo que hasta que tengamos fecha de examen (llevamos cuatro años y medio con el anuncio, yo creo que ya va siendo hora) estaré subrayando páginas de manuales como si me fuera la vida en ello y dejaremos de lado el cine, la televisión, la música, los amigos, la vida...
¿Quién coño quiere unas oposiciones?
Agradezco la compasión, por cierto.




lunes, 20 de septiembre de 2010

Frase de la semana


¿Qué cojones es esto,
El piano? ¿Por qué coño no habla esta tía?

Jay (sin Bob el Silencioso) en Dogma.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Destrozando a... Un paseo por las nubes

Un paseo por las nubes (Alfonso Arau, 1994)


Serán las que pueblan los cielos de mi ciudad (y hace que tengamos probablemente el día más caluroso y/o bochornoso del año), pero ha sido acordarme de nubes y de películas que deberían haber sido destrozadas por las tormentas que traían... y cuál mejor que esta novelita rosa que supuso la primera experiencia norteamericana de Aitana Sánchez-Gijón... eso sí, al lado de el hombre de cera, que no es otro que Keanu Reeves.
El artífice de semejante pastelazo fue Alfonso Arau, que como había dirigido años antes una versión medianamente decente de una novela de su entonces mujer (no se cuál será su estado civil actual), otro experimento corintelladesco algo menos anquilosado llamado Como agua para chocolate, se creyó capaz de volver a repetir suerte.
Así que cogió el guión de Leyendas de Pasión (también de ese año, si es que fue grande, grande), Lo que el viento se llevó (o quizá ese otro llamado Scarlett), la misma Como agua para chocolate, todas las de mi querido Gere... y sacó lo peor de cada una de ellas para que nos aburriéramos como ostras y Aitana nunca volviera a trabajar en Hollywood.
Reeves, como es de cera, vale lo mismo para un roto que para un descosido, así que lo colocaron en Matrix y le fue bien.
Arau está en paradero desconocido para mi. Y mejor que siga allí mucho tiempo.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Parks and recreation

Parks and Recreation (NBC)


Si les parece que vamos a hacer una recopilación de lo que el mockumentary ha dado de si... pues si, al menos lo parece.
Y vamos con una de las últimas adquisiciones para un género que en general no hace otra cosa que darnos alegrías a los amantes de la comedia.
Planteada como un spin-off de The Office (versión yanqui) que no es tal, Parks and Recreation es sin embargo el reverso oficial de La oficina, entendiendo como tal el que, efectivamente, se sitúa en la gestión y funcionamien
to de una entidad, en este caso gubernamental.
Entre los personajes que pueblan el funcionariado del pequeño pueblo de Pawnee (donde curiosamente el ayuntamiento es mayor que el de cualquier ciudad media española) destaca, con mucho, la sin par Leslie Knope, interpretada con maestría por Amy Poehler, también productora ejecutiva de la serie.
Siendo la segunda de a bordo del Departamento de Parques y Actividades recreativas del ayuntamiento, la cámara se dirige a ella por ser una rara avis dentro de toda la burocracia.
A Leslie le apasiona su trabajo y se entrega a él con diligencia y excesivo entusiasmo, tanto que la primera vez que la observamos está realizando un
a encuesta a niños de parvulario para dilucidar la opinión de la "ciudadanía" sobre los juegos de uno de los parques que ha construido su gobierno.
El destino de un solar deshabitado será tomado por la Knope como su caballo de batalla contra las injusticias, planificando un parque que nadie ha pedido pero que ella considera necesario para "el pueblo" y para su carrera política.
Fotos de Janet Reno y Hillary Clinton presiden el despacho compartido de esta defensora del sistema que, llegado el momento y gracias a su amistad con Ann Perkins (Rashida Jones), inquilina de una vivienda cercana al solar de marras que pon
e la primera piedra de la fantasía del parque de Leslie, se dará cuenta de que no tiene vida personal real y hará lo posible para remediarlo.
Leslie no nos cae bien desde el primer momento. Es irracional, terca, agresiva en sus luchas (sus argumentos para convencer a las madres que se oponen a su proyecto carecen de cualquier tipo de ética y, por tanto, son descacharrantes) y vive ajena a la realidad del mundo laboral que la rodea: nadie, excepto ella, cree que en los políticos ni los gobiernos, incluidos sus jefes y sus colaboradores que, también desde el primer momento, se nos hacen mucho más identificables.
El ridículo continuo de Leslie y las tomaduras de pelo que sufre por parte del antiseductor y holgazán Tom, del sabihondo Mark (y su no relación am
orosa años atrás), la ¿emo? April (y su relación triangular con su novio bisexual y el novio gay de este) y, sobre todo, su jefe Ron, un republicano que entiende que la mejor forma que tendría un gobierno sería dinamitándolo, no hacen más que conseguir que poco a poco, le vayamos cogiendo cariño a una señora que, pese a las formas, es la única que lucha por un futuro mejor.


Tras una primera temporada de tan sólo seis episodios algo dubitativa y más seria de lo deseable, la continuación en forma de segunda temporada completa logró que la serie subiera enteros en cuanto a su conformación como sátira y como ridiculización tirando a salvaje del panorama político estadounidense y casi que mundial, no sólo centrado en los políticos, también en los votantes que se nos presentan como egocéntricos meapilas que, como dice Ron, tienen demasiado tiempo para preocuparse de tonterías.
Además sirvió para la incorporación a la serie con todas las de la ley del bobalicón Andy, ex-novio de Ann y objeto de deseo de April, grandísimo payaso del show en el que además brillan con luz propia unos secundarios excelentes.
Una gran apuesta que no sabemos si durará mucho más (la tercera temporada está renovada, pero sólo la dejaron en media), por lo que habrá que aprovecharla.


Frase de la semana


No soy idiota. Se que Tom pierde a propósito, pero me cae bien. No trabaja mucho, no muestra ninguna iniciativa, no sabe trabajar en equipo, nunca hace un esfuerzo... Tom es exactamente lo que busco en un empleado del gobierno.


Ron en Parks and Recreation.

sábado, 11 de septiembre de 2010

jueves, 9 de septiembre de 2010

Destrozando a... Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (Steven Spielberg, 2008)

Aunque bien podría haber sido The last crusade, que fue el primer paso que dio Spielberg para destrozar una saga de entretenimiento ejemplar. Claro que The last crusade era, al menos, mediocre.
El reino de la calavera de cristal
es una bazofia de marca mayor donde, además de su edulcoramiento habitual (final incluido) parece que Spielberg se ha olvidado de rodar acción y ha preferido realizar una caricatura de su otrora héroe, ya en horas bajas, pero que extiende a todo el planteamiento y estructura de lo que se hace llamar película.
La mala malísima, encarnado con un sano sentido del ridículo por Cate Blanchett, es con mucho lo único medianamente salvable de la cinta, aunque el bochorno es máximo en una de sus escenas de lucimiento, justo la de los extraterrestres... Estebitan, por dior...


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Atrápame si puedes

Atrápame si puedes (Steven Spielberg, 2002)


No pensaba hablar de ella, pero dado que ayer decidí que esta sería la semana Spielberg, aprovecharemos que la vi hace poco para, me temo, repetirme en parte con lo que dije ayer.
Porque por más que Spielberg consiga, que lo hace, realizar una película mucho más madura de lo que es habitual en él, sigue cagándola donde siempre, en un final edulcorado hasta la médula que casi logra deshacer el encanto de todo lo que nos ha contado antes.
Un final basado en la redención de un tipo que logró estafar a todo el sistema bancario, no sólo estadounidense, y que es, con mucho, la parte menos interesante de lo que nos está contando.
Sin embargo, si somos capaces de abstraernos de la moralina recalcitrante pro-capitalista, por muy vergonzosa que resulte, lo que nos ha emocionado previamente sigue manteniéndose.
Y es que un chico de dieciseis años que ve como la fachada de la felicidad familiar se le ha ido descascarillando hasta hacerse pedazos se dedique, precisamente, a impostarse dentro de los papeles más descabellados, como metáfora de la propia mentira que ha envuelto su vida, podría irse de madre en manos de alguien más efectista.
Pero la corrección habitual de Spielberg potencia esa historia, real, que en tono casi cómico nos narra las peripecias del que busca la felicidad real valiéndose de engaños y sólo consiguiendo una amistad más o menos duradera con su perseguidor, el único anclaje al mundo que él mismo no se ha inventado.
El retrato de la estupidez humana, capaz de cambiar de idea simplemente por un traje (de piloto de Pan Am, desde luego), capaz de confundir ignorancia con sabiduría o capaz de no darse cuenta de una confesión a tiempo con tal de tener enfrente a quién ellos desean tener, es otra pieza más de ese puzzle falso que el estafador compone con demasiada poca astucia para no ser cazado.

Y aún así logra escapar una y otra vez y se deja capturar de la forma más absurda, quizá para huir de esa farsa que parece necesitar para salir de su incómoda realidad, pero que no termina de darle eso que durante tanto tiempo ha ido buscando.
Quizá porque todos nos hacemos mayores y necesitamos anclarnos a algo real, aunque sea al peor de nuestros enemigos.
Quizá porque nuestros enemigos nunca lo fueron tanto.


martes, 7 de septiembre de 2010

La guerra de los mundos

La guerra de los mundos (Steven Spielberg, 2005)

Me acabo de dar cuenta, justo cuando comenzaba este post, que sin haberlo pensado mucho al final le voy a dedicar casi la mitad de la semana al tito Esteban. Así que, pensándolo bien, la redondearemos y tendremos el honor de asistir a todo un homenaje al Rey Midas de Hollywood, empezando por ayer, que podemos tomar como un claro ejemplo de lo que el dinero le hizo al talento (frase de la semana) y de cómo se puede ser emocionante sin llegar a empalagar (Modern Family), cosa esta última que este señor no termina de tener claro.

Empezaremos hablando de War of the Worlds precisamente por eso, por el hecho de que Spielberg es totalmente incapaz de no intentar aleccionar com
o si fuéramos imbéciles acerca de valores morales no ya caducos, sino basados en la ñoñería.
Aquí es donde naufraga [como en Schindler's list, como en Catch me if you can... como casi siempre, vamos] este proyecto de Spielberg, que no puede presentar dramatismo real (sino basado en tópicos), no puede denunciar de forma profunda y no puede dejar de meter niños insoportables a los que dan ganas de acuchillar en cuanto
empiezan a chillar. Porque a los niños hay que quererlos, debe pensar él.
Afortunadamente para él mismo, la novela en la que se basa da al guionista suficientes recursos para hacer una aproximación adulta a un ataque alienígena a gran escala y mostrar la crueldad del hombre en los momentos de desesperación, cosa que Spielberg usa para hacer lo que mejor sabe hacer, espectáculo.

Realmente trepidante e incluso terrorífica en algunos momentos, War of the Worlds es una innecesaria, pero entretenida, versión de la novela y película homónimas que funciona magníficamente bien cuando se trata simplemente de contar lo que ocurre.
El resto cae por su propio peso.


lunes, 6 de septiembre de 2010

Modern Family

Modern Family (ABC, 2009-...)


No sabemos por qué, pero los premios Emmy, los más importantes galardones de la televisión norteamericana, asemejados en categoría a sus primos del cine (esos que no podemos nombrar so pena de que nos pidan que paguemos el copyright) dan la impresión de ser siempre mucho más justos.
La gran triunfadora de este año, junto con la omnipresente Mad Men, es una pequeña comedia en tono mockumentaroide que ha ido calando poco a poco en todos los que la conocimos hasta hacerse imprescindible.
Mucho más blanca en apariencia que casi todas sus hermanas de género, Modern Family narra las andanzas de una familia (los Pritchett y sus ramificaciones) que cumple todos los requisitos para entrar dentro del molde de las nuevas entidades fa
miliares.
La parte tradicional la llevan el bobalicón Phil y la redimida Claire Dunphy junto con sus tres hijos (la guapa y tonta, la lista y no tan guapa y el más tonto).
La parte más rancia la lleva el patriarca Jay, casado en segundas nupcias con la colombiana y visceral Gloria y el romántico y pasado Many, hijo de esta
y de un delincuente que siempre se nos dibuja como mafioso.
Y la parte más moderna y revolucionaria la llevan el reprimido Mitchell y la loca Cameron, pareja gay que convierte su vida en la más típica fantasía heterosexual al adoptar a una niña vietnamita.


La parte más sutil se la llevan los guionistas que, sin preocuparse de mayores, diseccionan minuciosamente y casi sin que se note los arquetipos, tópicos y preocupaciones de las nuevas relaciones interfamiliares de forma tan realista que miedo da el poder observar en qué se está convirtiendo la "piedra angular de la sociedad occidental".
Mentiras piadosas dichas por bocas que se cierran en cuanto se escuchan, padres que no saben serlo, hijos que los manipulan como si fueran imbéciles (Phil lo es, desde luego), prejuicios que solo tienen los que se sienten víctimas de ellos, buenos sentimientos que esconden frustraciones personales, persecuciones que se basan en la propia conciencia del perseguidor, y toda la mierda que cabe encontrar en una familia en la que todo se habla y se discute como si todos tuvieran voz y voto igualitario, que Modern family consigue rescatar de la quema mediante aspectos tan estupendos y tan pasados de moda como el cariño, base angular, eso si, de los sacrificios y menesteres que supone mantener a tanta gente distinta unida.
Y eso que como el patriarca Jay tenemos a Ed O'Neill, que pasará a la historia como ese zafio, maleducado y encantador padre de esa grandísima serie que fue Matrimonio con hijos, y que aquí se convierte en un malhumorado y mentiroso hombre casado con una mujer mucho más joven y diferente (colombiana, de hecho) que intenta acercarse al mundo de sus hijos con menos tacto y dedicación de la que debería, pero con más interés del que le presuponen.
El resto del reparto tampoco tiene desperdicio y la hilaridad que provocan ellos mismos y sus vidas menos aún.
Si quieren comprobarlo y les pesa la conciencia con las descargas, Antena 3 mediante su filial Neox sin que necesariamente sirva de precedente (aunque esperamos que si) la emite desde la semana pasada, todos los lunes a las diez de la noche (nueve en Canarias).
Ahora, que si no vieron el primer capítulo no puedo más que recomendarles que lo recuperen y aprecien cuanta belleza, cuanta sutileza y cuanta mala baba contiene la escena de la pizarra de los eventos de la familia Dunphy. No quiero decir más.


Frase de la semana

De estos dos destinos elige tú uno de los dos: salva pues, a tu hijo, o a la ciudad.

Tiresias a Creonte en Las Fenicias (Eurípides)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451 (Ivan Ferreiro, Picnic Extraterrestre, 2010)

Después del tropiezo de Mentiroso, mentiroso, Iván Ferreiro vuelve a llegar a cotas excepcionales con su nuevo disco, este Picnic Extraterrestre al que estamos encantados de acudir.



jueves, 2 de septiembre de 2010

Destrozando a... Fahrenheit 9/11

Fahrenheit 9/11 (II) (Michael Moore, 2004)

De sobra se sabe en el mundo del cine que las buenas intenciones no lo son todo, pero en los documentales deberían ser lo de menos ante la realidad completa de lo que se quiera contar.
Pero Michael Moore no está de acuerdo y además, confunde deliberadamente las buenas intenciones con el populismo que, justamente, coincide con las tesis de las que él se apropia y aprovecha.
Fahrenheit 9/11 es un documental que podrá ser (y eso es lo que más se sigue leyendo de él) totalmente necesario a fin de exponer las teorías conspiratorias que justificarían la todavía inconclusa Guerra de Irak, pero, bajo su supuesta veracidad, no encontramos en él más allá de un panfleto tendencioso contra George W. Bush y el Partido Republicano estadounidense.
Que el objeto de ataque sea digno de masacre no justifica en modo alguno la lectura parcial que Moore realiza sobre lo acaecido respecto a las relaciones de la familia Bush con los distintos imperios petrolíferos de Oriente Medio, pero se hubiera agradecido además una visión más compleja que la pobre que nos da Moore sobre la gestación de los ataques norteamericanos, si es que era eso lo que se pretendía.
Claro que para ello lo primero que habría que haber hecho es una planificación clara acerca de lo que se quería contar para apoyar las hipótesis esgrimidas, cosa que al orondo director no le pareció y quiso, sin embargo, enlazar un montón de datos sobre muchísima gente y muchas actividades que, al final, no sabemos muy bien adonde conducían.
Porque realmente Fahrenheit 9/11 no es un documental que explique la gran caída de Occidente en aras del neoliberalismo más agresivo, como se publicitó en su momento. El gran error de Fahrenheit 9/11 es que no se centra en nada y no llega a ninguna conclusión más allá de la que el señor Moore, con mucho el gran protagonista de este circo, tenía previamente instalada en su cabeza y que parece tener relación con el aniquilamiento de la familia Bush y todos sus amiguitos (muchos y poderosos).
Y precisamente de esa guerra habla Fahrenheit 9/11, no de ninguna otra. De la de dos dictadores (uno, el director, mucho más listo que el otro) que manipulan y tergiversan para conseguir transmitir a su audiencia la sensación de que ellos, y solo ellos, tienen razón.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fahrenheit 9/11

Fahrenheit 9/11 (I) (Michael Moore, 2004)


De un título como el documental con el que el señor Moore ganó la Palma de Oro en Cannes (no se lo que habría compitiendo, pero no parecía que lo mereciera realmente) se pueden dar dos visiones totalmente opuestas, así que sin que sirva de precedente así será.
Hoy tocará la versión basada en la simpatía.
Fahrenheit 9/11 es, ante todo, una película que tiende a caer bien. Lo hace por motivos más bien extracinematográficos y, ante todo, europeos, y basados en la repulsa que en el viejo continente se proclamó a nivel popular respecto a la invasión norteamericana de Irak.
Es por ello que nos deleitamos con todas las pruebas que Moore va trayendo al hilo de un montaje muy bien estructurado y que no hacen más que subrayar la idea de que la política estadounidense (y de todos los países occidentales en general) está basada en intereses que, casi nunca, tienen que ver con el pueblo que elige a los políticos que manejan esas decisiones.
Lo hace además a través de la figura de George W. Bush, que pasará a la historia como uno de los mandatarios más odiados por sus conciudadanos (y ya no digamos por los extranjeros) con permiso de Ansar y Zapatitos.
Moore es capaz incluso de hacernos pasar un buen rato gracias, además de al montaje, a una serie de entrevistas divertidísimas en las que demuestra su capacidad para diseccionar personajes en pocas palabras y llevarlos a su terreno para masacrarlos sin que se den cuenta, y que dan, con mucho, las mejores bazas de una cinta que además emociona sin llegar a la sensiblería cuando empieza a mostrar las historias de los combatientes y sus familias.
Y ahí es donde se puede reconocer el buen trabajo de Moore, porque por lo demás...

(continuará mañana).

lunes, 30 de agosto de 2010

Frase de la semana


¿Sabe que nueve de cada diez consumidores de metaanfetamina dijeron lo mismo que usted?


Leslie Knope en Parks & Recreation.

sábado, 28 de agosto de 2010

Femme fatale

Femme fatale (The velvet underground & Nico, The velvet underground, 1967)

A la cabeza Lou Reed y en la producción Andy Warhol. Así comenzaba su andadura The Velvet Underground mediante un disco de estupendas canciones que contenía esta belleza que ha sido motivo de versiones múltiples y que va ya camino de los cincuenta años. Quedará en el recuerdo hasta mucho después, me temo.



jueves, 26 de agosto de 2010

Destrozando a... La poca vergüenza de James Cameron.

James Cameron (director de cine reconvertido en engañabobos)

Este fin de semana se reestrena en USA Pocahontas in outer space, y para mediados de septiembre se espera el estreno en España. Si, han leído bien los que todavía no se habían enterado (pueden leerlo aquí, aquí, aquí o en muchas otras páginas que salen en google).
Con sólo un año de diferencia y habiendo pasado por todo tipo de cajas, Cameron y la Fox han decidido que tenían que hacer una versión EXTENDIDA (si, han leído bien también esto) del coñazo de tres horas por el que lo apalizaron en los premios del copyright.
La versión extendida ayudará a entender los misterios de Pandora durante 8 MINUTOS MÁS. Sí, también han leído bien eso, extendida quiere decir ocho minutos.
Por si el timo no fuera suficiente, lo venden como si del descubrimiento de la pólvora se tratara y lo peor de todo es que todavía quedará algún imbécil que vaya a pagar diez o doce euros por ver otra vez lo mismo con algún remache...
Bueno, lo peor no es eso, lo peor es que anuncia versión en 3D de la del barco para cuando se cumpla el centenario del hundimiento, a pesar de haber despotricado lo más grande contra Clash of Titans, por ejemplo, por no haberse rodado específicamente en tres dimensiones (si eso fuera lo grave...).
Claro que como él se considera el padre del invento, puede hacer lo que le de la gana, ¿no es verdad, señor Cameron?


martes, 24 de agosto de 2010

Ratatouille

Ratatouille (Brad Bird, 2007)


Ante el estreno de la tercera parte de Toy Story e invadido por la fascinación que me causaron las estupendas Up y, sobre todo, Wall-E mucho después de su estreno, me decidí a recorrer los pocos universos surgidos de la factoría Pixar que aún no conocía como medida de estimulación para poder salir de casa e ir, por fin, al cine. El por qué parece que ya estoy esperando que salga el DVD de Toy Story es una historia que, como todos los veranos, el calor justificará.
Pero si que ha servido para algo el empacho animatorio, y es que he descubierto que ante la propuesta menos apetecible de la compañía americana se escondía, sin embargo, una de sus películas más maduras e interesantes.
Ratatouille es, como todo en Pixar, simple en apariencia en las formas, lineal en el desarrollo (planteamiento, nudo y desenlace) pero profunda en los contenidos. Comentabamos el otro día unos amigos que, por fin, se ha logrado hacer cine familiar de verdad de mano de este estudio. Porque si los niños se ríen y hasta se emocionan (sobre tod
o se divierten) viendo las andanzas de Remy y sus desventuras a la carrera, los adultos que intentamos mirar un poco más allá (que cada día que pasa me parece que somos menos) vemos que detrás del despliegue técnico y del producto de entretenimiento se nos habla de muchas más cosas, empezando por el tópico típico de que lo de que "cada mochuelo a su olivo" por más que forme parte del refranero, no necesariamente tiene que ser verdad.
Así una rata asquerosa (que si, que cae simpática, pero de aspecto da mucha cosica) se convierte para deleite de todo Paris en la revolución culinaria de la ciudad sin que nadie lo sospeche, ayudado por la suerte y por un mequetrefe al que esta le sonríe un poco más de lo que se merece.


Y mientras va sucediendo asistimos al espectáculo de las apariencias, del snobismo, de la categorización, de los inspectores de Sanidad que cierran comercios aunque las ratas que preparan la cocina se hayan aseado en el lavavajillas, de críticos envidiosos que quieren lapidar a sus criticados, de futilidad y de la imbecilidad de buscar lo innovador como leit motiv único de la creación.
De como un plato tradicional bien hecho puede seducir, y seduce, mucho más que la pretendida y buscada vanguardia. De cómo una película al final es dirección, guión y actores (en este caso animados), por más que algún experimento sea bienvenido... pero la experimentación por la experimentación...


lunes, 23 de agosto de 2010

Arrested Development

Arrested Development (FOX, 2003-2006)


¿Que voy a decir yo ahora que no dijera Josito en mayo? Pues absolutamente nada, miren ustedes. De hecho tan poco voy a decir que no esté en este magnífico artículo que incluso me he tomado la libertad de robarle las fotos. Pero como algo tendré que hacer para que no me acusen de vagancia, resumiré en un par de cositas mis impresiones propias.
Arrested Development, monumento televisivo a la comedia, fue una desafortunadamente desaparecida (y por tanto, de culto a estas alturas) sitcom que jugaba con la baza del falso documental.
A diferencia de los mockumentarys, sin embargo, Arrested Development transgredía los límites metalingüísticos y, salvo puntuales atisbos que dejaban entrever la posibilidad de que todo lo que sucediera fuera grabado en vivo, se situaba precisamente en la trama final, sólo apuntada, de la traslación de la historia de los Bluth a la televisión.
Y es en el preciso instante en que nos damos cuenta de lo chirriante del supuesto documental, más o menos a los cinco minutos del inicio, c
uando Arrested Development se perfila como la sátira corrosiva que realmente es.


Porque Arrested Development arremete contra todo y contra todos mientras narra historias deliberadamente exageradas, basadas en la reducción al absurdo, respecto a una familia de la que nadie en su sano juicio querría ser miembro y de la que Michael Bluth (Jason Bateman), cabeza responsable y seudohonesta de la misma, no puede escapar aun queriendo.
En base a unos guiones como poco inteligentes, Arrested Development decapita al sistema económico americano, al gobierno de los Estados Unidos (incluida la guerra de Irak), al consumismo, a las apariencias, al estilo de vida de los ricos, a la familia y sus dinámicas, a las esperanzas vanas, a la moral conocida, a las series de televisión, a las productoras de cine... de forma totalmente insalvable pero con suficiente sentido del humor para no poder ser criticada por el objeto de sus burlas.
Como no podía ser de otra forma, su cancelación llegó antes de tiempo y tras solo tres temporadas en antena. Pero qué tres temporadas, señores.


Texto de la semana


Aprendería a ser feliz de otra manera, porque ella también había llegado a odiar.


Amudena Grandes, El corazón helado (enorme tostón, por otra parte).

miércoles, 18 de agosto de 2010

Resacón en Las Vegas

Resacón en Las Vegas (The Hangover, Todd Philips,2009)


Todo el mundo tiene sus debilidades, hasta los más cultivados. Es por eso que cuando empecé a leer reseñas de The Hangover escritas por gente con mucho criterio que ensalzaban las virtudes de una película cuyo título en español era ese (una de esas traducciones espantosas que el Menestrerio de Incultura debería prohibir), pensé que el mundo había llegado a su fin o, en su defecto, la humanidad estaba perdiendo la cabeza para situarse a mi nivel.
Ha sido un año después de su estreno, cuando más por curiosidad que por interés real me he puesto a verla, el momento en que he descubierto que, efectivamente, tenían razón y que, tras la apariencia (y el título en español que es horroroso horroroso) de
un American Pie para treintañeros se esconde una comedia que está más cerca de Historias de Philadelphia que de la supuesta comedia cafre que su publicidad nos vendía.
Magníficamente escrita y con un guión perfectamente hilvanado, que sirve de base a una dirección comedida y que huye de efectismos, The Hangover es una comedia de enredo en la línea de las comedias clásicas donde no se necesita recurrir a la escatología ni a los chistes fáciles para hacer reir, sino que basa su eficacia en su concatenación de gags y en las situaciones provocadas por unos personajes cuya noche de borrachera (y rohipnoles) y la posterior búsqueda del novio perdido al que tienen que llevar a la b
oda les servirán para hacer análisis de sus vidas y plantearse las posibilidades de cambio respecto a lo que tienen.


Porque The Hangover en el fondo habla de eso, de la fantasía de la juventud y la necesidad de hacernos mayores, de que por más que queramos comportarnos como adolescentes descerebrados llega un momento en el que tenemos que hacernos cargo de nosotros mismos y llegar a un equilibrio entre lo divertido y lo razonable, entre lo que no queremos perder y la necesidad de madurar y hacernos cargo de nuestras vidas. De que con treintaytantos no se puede vivir en American Pie, que tenemos que empezar a adorar a Billy Wilder, miren ustedes...


lunes, 16 de agosto de 2010

The Office UK

The Office UK (BBC, 2001-2003)


Tengo relativamente claro que el humor difiere mucho de unas culturas a otras, y si bien los mediterráneos, por ejemplo, habíamos sido capaces de hacer arte a costa de reírnos de la desgracia propia (y ajena también, por qué no reconocerlo), por más que la corrección política esté acabando con tan sana costumbre, los ingleses son los auténticos maestros a la hora de practicar el humor basado en la vergüenza ajena.
En este sentido, The Office, la serie original de tan sólo doce capítulos (mas un especial de navidad) que daría lugar a la mucho más exitosa versión norteamericana, no aporta absolutamente nada nuevo.
Sin embargo The Office ostenta el título de inspiradora (si no creadora) de un género que no sólo se ha seguido cultivando con excesiva profusidad, sino que continúa dando excelentes resultados en muchas ocasiones, eso que llaman el mockumentary.
En tono de falso documental grabado por la BBC sobre el trabajo en una oficina de una empresa papelera en el culo del mundo inglés, la cámara se va adentrando por los rincones del lugar de trabajo de una serie de personajes que no paran de hacer el ridículo para deleite del espectador.
El gran protagonista del evento es ese cretino llamado David Brent (Ricky Gervais, uno de los creadores de la serie), jefe inicial de la oficina que aspira a ser humorista y cuyos intentos por agradar y ser el más popular del lugar sólo llevan a una decepción tras otra y a la continua y vergonzante exposición de sus miserias.
El resto del equipo de trabajo no le va a la zaga y se humillan del mismo modo que Brent, sobre todo cuando comprobamos gracias a una cámara cotilla que se agazapa como el león que caza a su presa, las contradicciones de sus actos con lo dicho en las entrevistas que conceden.El punto álgido y la mayor secrección de bilis coincide con la aparición de Neil Godwin, ascendido a jefe de Brent y con quien este mantiene un duelo por la popularidad que sólo existe en su cabeza y que acabará con su empleo y con su fantasía laboral.
El especial de navidad, teóricamente grabado dos años después, sirve para finalizar la serie con un sabor menos amargo de boca del que se nos queda al concluir la segunda temporada y tengo que decir que fue muy de agradecer, porque la desesperanza que transpira todo el metraje era casi demasiado honda hasta para ser inglesa.
Especie de obra maestra de un género que se iba desdibujando a pasos agigantados, es buen momento para volver a recuperarla y taparse la cara de vez en cuando observando cuan imbéciles pueden ser nuestros congéneres e incluso, nosotros mismos.
Porque de eso es lo que va The Office en realidad, de gente que no sabe lo que hace y que debería empezar a mirárselo.


Frase de la semana


El peregrino mundo sigue girando, Miriam.


August Brill en Un hombre en la oscuridad (Paul Auster).

sábado, 14 de agosto de 2010

Sevillana de los bloques

Sevillana de los bloques (Cristalitos machacaos, Martirio, 1989)

Tal día como hoy en que ha vuelto la panza de burro a Las Palmas (bendita sea) y en mi tierra se están asando como los pollos, me he puesto nostálgico y he querido rendir homenaje a mi adorada Martirio además de a un estilo muy andaluz como son los cotilleos de los barrios. He aquí esta maravilla de sevillanas que siempre hemos tenido muchos en el recuerdo y que no consiguen por más que se escuchen que no nos hartemos de reir. ¡Grande!



jueves, 12 de agosto de 2010

Hace calor

Hace calor (Kiko Veneno, Está muy bien eso del cariño, 1995)

Ya se qué esto no va hoy, pero es que no puedo pensar en otra cosa. Si quieren pueden tomarlo como una segunda parte del destrozando a... al verano que publiqué con más ira que gracia hace un año.
Total, que me encanta Kiko y que no hay mejor día como hoy para acordarse de esta estupenda canción.




martes, 10 de agosto de 2010

Harry Potter y el misterio del príncipe

Harry Potter y el misterio del príncipe (David Yates, 2009)

Hace un par de meses me encontré, no me pidan que recuerde dónde, con el trailer de lo que será la última de las películas de Harry Potter, la versión de la séptima novela de la Sra. Rowling que, en un ardid de marketing ya visto en algunas ocasiones, irá dividida en dos cintas a estrenar en 2010 y 2011.
No me cabe ni la más mínima duda de que ni por esas conseguirán disminuir el principal problema de todas las películas de la saga, la excesiva duración en base a escenas de relleno de cada uno de los episodios rodados, pero eso es otro tema...
Jamás he sido especial seguidor de la saga del joven mago con ga
fas de hippie y sus amiguitos (insoportables todos ellos en general), y nunca se me ha pasado por la cabeza leerme un libro de los de la señora esta, pero debía reconocerles a las primeras que, pese al infantilismo reinante (esas sonrojantes escenas de compañerismo o las bromas para adolescentes imberbes), escapaban de la mediocridad gracias a buenas producciones y directores más que solventes (con mucho la mejor es El prisionero de Azkaban, la más madura y oscura de toda la serie, no en vano Cuarón ya tenía experiencia rodando cuentos macabros y ahí está esa estupenda versión que realizó de Great Expectations).
Y como siempre que acaba algo, a mi
me da por querer ser parte de, como a cualquier adolescente hiperhormonado , he visto en estos últimos meses las tres siguientes producciones como parte importante para poder disfrutar de un final que en trailer tiene una pinta estupenda. De todas ellas no me quedo con ninguna.
La referencia que haré hoy a El misterio del príncipe (mestizo, palabra eliminada del título en España) es más, como ya se estará observando, un recopilatorio que lleva a preparar el final que una verdadera reseña.
En un intento de conservar público y recompensar a los fieles, la saga Potter se ha negado a reinventarse y ha continuado exactamente igual con el consiguiente debilitamiento de su propuesta.


La última de todas ellas, de hecho, parece más una sucesión de escenas que preparará para el desenlace que una verdadera película con entidad propia. Sólo la presencia de algunos de los mortífagos animan el cotarro (iba a gritar Spoiler! pero tampoco creo que nada que cuente va a sorprender a los habituales), pero por lo demás estamos ante una película de transición dentro de la historia, con una producción innegablemente excelsa pero unos intentos de acercamientos psicológicos de lo más superfluos.
A las dos horas y media le sobran tres cuartos como poco, pero aún así la película se deja ver. Con mucho lo más flojo de toda la serie y tan sólo justificable como prólogo al final que, vuelvo a repetir, si lo saben llevar, tiene un aspecto impresionante.
De producto mainstream, no se me equivoquen. El que quiera cine de autor que se pase por aquí otro día... si acaso otro mes de hecho.


lunes, 9 de agosto de 2010

Texto de la semana


¿Podemos irnos, papá?

Si, claro que podemos.

El hombre y el niño en The Road (Cormac McCarthy).

viernes, 6 de agosto de 2010

El verdugo

El verdugo (Luis García Berlanga, 1963)

Me resulta terriblemente difícil hablar de muchas de las películas que traemos los viernes, cuanto más cuando, como en el caso que nos ocupa, toca hablar de una de las mejores películas, no solo españolas, de todos los tiempos.
Y más cuando bajo la forma inicial de comedia situacional, casi romántica, se nos presenta un alegato terrible y aterrador contra la pena de muerte.
Tan solo una escena, esa en la que se conduce a Jose Luis (Nino Manfredi) a que ejecute su recién estrenado trabajo de verdugo como si él fuera el reo, resume todo el miedo y la sinrazón del que mata para hacer justicia al que delinque, del que con el mismo hecho convierte al criminal en víctima y queda impune.Sin embargo, y como muchas magníficas películas que salieron del franquismo, muchas más de la que nos está procurando la supuestísima libertad de expresión que conseguimos con esta cosa que se hace llamar democracia, los guionistas Berlanga, Azcona y Flaiano, forzados por la censura a contar otra cosa para poder finalmente decir lo que dicen, elaboran una soberbia comedia donde destaca, como siempre, el magnífico José Isbert, el verdugo saliente que fuerza al novio de su hija a tomar su puesto de trabajo por el que obtendrán la casa que no tienen.


Apuesta neorrealista de una crueldad impresionante, El verdugo hiela la sangre a la vez que provoca carcajadas, claro que para conseguir eso lo mismo hay que verla un par de veces.
Personalmente aún hoy me sigue poniendo los pelos como escarpias.


jueves, 5 de agosto de 2010

Destrozando a... El indomable Will Hunting

El indomable Will Hunting (Gus van Sant, 1997)

Cuando se está de resaca nada más fácil que recurrir a valores seguros, y aquí tenemos a Robin Williams, a Ben Affleck y a un van Sant empeñado en no terminar de tener una carrera coherente.
Y entre el ñoño guión perpetrado por Affleck y Damon y la cursilería propia de los intentos norteamericanos de contar supuestas grandes historias que no lo son y que además no interesan a nadie, tenemos el cutre producto del momento disfrazado de metafísica que, por supuesto, se llevó a casa algún que otro premio del copyright.
Lo esperable, ¿no creen?, aunque eso no la hace ni mucho menos más digna ni aguantable.


martes, 3 de agosto de 2010

Si la cosa funciona

Si la cosa funciona (Woody Allen, 2009)


Da gusto volver de vacaciones con una buena película. Y da gusto que sea de Allen porque como ya he hablado de casi toda su filmografía (busquen ustedes, en las etiquetas está) me queda poco que decir de una película suya cuando, como es el caso, vuelve por sus fueros y realiza otra de esas comedias neoyorquinas que lleva haciendo cuarenta años y de la que sus seguidores no terminamos de cansarnos.
La trama es poco menos que la de siempre, las relaciones afectivas entre personajes distintos que tienen familias y conocidos cuyas excentricidades ridiculizan los comportamientos de los distintos sistemas relacionales, mientras se van engarzando diálogos y situaciones hilarantes que no terminan de arrancar la risa.
No terminan porque, y eso es lo más original, por llamarlo de alguna manera, de esta película, el discurso exacerba la habitual misantropía alleniana hasta la más absoluta exageración, comenzando por un protagonista empeñado en amargarse la existencia en aras del vacío moral del mundo en el que vive, pero que sólo llega a intentar suicidarse por frustraciones mínimas relacionadas con el enamoramiento y la traición afectiva.
Su némesis resulta ser una jovencita superficial y con escasos recursos intelectuales que, en base a su ignorancia, vive en la más absoluta felicidad. Por allí pasan un joven inglés (el guapísimo Henry Cavill), actor con escasas luces e iniciativa, la madre reprimida que abandonada por el padre descubre el arte y la poligamia, y el padre que regresa para acabar saliendo del armario.

Todo ello mientras Allen rodea a su alter-ego de desquiciadas y desquiciantes parejas y ex-mujeres y retrata Nueva York igual que siempre y con más cariño que nunca.
Eso sí, se le nota que se va haciendo mayor y que cada vez se enternece más. Es por ello que últimamente le apetece rodar más finales felices. Claro que la forma de hacer feliz este final es una de las más divertidas que le hemos visto en años.


lunes, 2 de agosto de 2010

Frase de la semana


Vamos a derribar el edificio del Ministerio de Igualdad. Total, para lo que sirve. Es como un hijo tonto, todo son gastos.


Miki Nadal caracterizado como Pedro Almodóvar en Sé lo que hicisteis.