El silencio de un hombre (Jean Pierre Melville, 1967)
O El samurai. Esta es la historia de un asesino a sueldo que está solo, que en base a su profesión mantiene una ardua pelea con las relaciones que tiene que establecer, que no puede permitir que nadie interfiera en su vida, tan relacionada con su trabajo.
Melville utiliza la cámara para resaltar precisamente esa soledad: ambientes sombríos, personajes únicos en planos, ambientes sórdidos, y una lentitud pocas veces vista para una cinta que es, en todo caso, policiaca.
Porque aunque lo que aparentamente se nos presenta es la persecución del Samurai (un inconmensurable Alain Delon) por parte de los mismos que lo contrataron en busca de su (definitivo) silencio, lo que narra en realidad es la historia de un personaje que está sólo, que se aferra a una filosofía de vida (la del samurai) que le permite poder seguir sacrificando seres humanos sin que el afecto le embargue, que se mueve por unas normas propias gracias a las que puede sobrevivir.
Estamos ante una película de cine negro puro, elegante, clásica a la vez que original y profundamente compleja, llena de silencios, de luces y sombras, tantas como la popularidad del título, injustamente relegado de la memoria popular por filmes americanos a los que esta cinta no solo iguala, sino supera en muchas ocasiones.
Melville utiliza la cámara para resaltar precisamente esa soledad: ambientes sombríos, personajes únicos en planos, ambientes sórdidos, y una lentitud pocas veces vista para una cinta que es, en todo caso, policiaca.
Porque aunque lo que aparentamente se nos presenta es la persecución del Samurai (un inconmensurable Alain Delon) por parte de los mismos que lo contrataron en busca de su (definitivo) silencio, lo que narra en realidad es la historia de un personaje que está sólo, que se aferra a una filosofía de vida (la del samurai) que le permite poder seguir sacrificando seres humanos sin que el afecto le embargue, que se mueve por unas normas propias gracias a las que puede sobrevivir.
Estamos ante una película de cine negro puro, elegante, clásica a la vez que original y profundamente compleja, llena de silencios, de luces y sombras, tantas como la popularidad del título, injustamente relegado de la memoria popular por filmes americanos a los que esta cinta no solo iguala, sino supera en muchas ocasiones.
2 comentarios:
Felicidades por tu gran blog. Melville es una de mis muchas debilidades. Te invito a visitar mi blog si te apetece.
Saludos de un nuevo seguidor.
En cuanto tenga un poco de tiempo me paso. He tenido problemas con la informática y ni de contestar los comentarios me acuerdo.
Muchísimas gracias por la visita y ten por seguro que te visitaré... aunque tarde...
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