viernes, 12 de agosto de 2022

(Des)encanto

 Disenchantment (serie de TV, The ULULU Company, Netflix, The Curiosity Company).


Hace ya unos años que llegó a la parilla netflixneana la última creación de Matt Groening, al que mucho dábamos ya por perdido después de la deriva de los Simpson, para, gracias a su primera temporada, hacernos creer que una nueva Futurama era posible, y, posteriormente, hacernos añicos el corazón. Pero vayamos en orden.

Estrenada en 2018 con una primera parte de una primera temporada (no entiendo este tipo de clasificaciones) cuya segunda parte, como si fuera una segunda temporada corriente, llegó justo un año después, (Des)encanto parte de la misma base que las otras creaciones famosas de Groening, una especie de relectura llevada al límite de, en este caso, los cuentos de hadas. Nuestra heroína es una princesa que se viste con pantalones, le gusta matar gente, bebe como un cosaco y tiene una vida sexual disoluta, y a la que acompañan un elfo desterrado, enamorado de ella, torpe y, en general, bastante insoportable, y un demonio personal que poco tiene que hacer para encargarse que de vaya por el mal camino. Su padre, el Rey, no deja de ser un cretino integral al que no le importa nadie más que él mismo, y al que todo su reino odia, y su madrastra y su hermanastro son dos salamandras antropomorfizadas (literalmente) a los que todo les aburre y su padre tiende a torturar. La princesa se llama Bean (efectivamente, judía o habichuela, como ustedes prefieran) y durante esa primera temporada luchará por no ser una princesa de cuento y poder desarrollar su propia vida. 

Los cortesanos son intrigantes, las criaturas mágicas son depravadas, los príncipes son machos tóxicos que se merecen que se los abofetee hasta el día del juicio final por la tarde y, en resumen, todo pinta muy bien para hacer un traslado de un panorama ideológico más actual a un mundo de fantasía poblado de estereotipos, en forma de revisión cómica de los mismos. 

Es cierto que el que la trama fuera lineal, más que en capítulos cerrados, no terminaba de convencerme mucho y que se echaba de menos un poco más de desate, pero a grandes rasgos, su primera temporada (o primera parte) no sólo no estuvo mal, sino que tuvo capítulos más que decentes y divertidos.

El problema vino después. Porque, en lugar de aprovechar el material para continuar el camino de la forma más natural posible (primero presentas y luego desarrollas dando rienda suelta a lo que se vaya ocurriendo), la segunda temporada (o segunda parte, yo ya no sé) pasó directamente a la autocomplacencia, continuando una historia que, seamos sinceros, no tiene ningún interés, y limitando lo cómico a ocurrencias puntuales respecto a los tipos iniciales. Por así decirlo, pasamos de los primeros capítulos de Futurama a la temporada 15 de Los Simpson (por decir un número, hace ya muchos años que perdí todo el interés por ella). 

La tercera no mejora demasiado, pero la cuarta directamente me ha parecido aburridísima. De hecho, no tengo muy claro por qué no la he dejado de ver, igual que no tengo claro por qué siguen dándole cancha a esta y cancelan BoJack Horseman, por ejemplo (temas sindicales aparte). Luego que si pierden dinero...

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