Demasiada información para una entrada. Acabo de verla, y estoy emocionado. Empecemos por el principio, nunca mejor dicho. En los 80, DC comics intentaron modernizar la serie Batman, contratando para ello primero a Frank Miller y después a Alan Moore, que son dos de esos dibujantes que conocemos hasta los que no leemos comics con asiduidad, quizá porque últimamente estén llevando demasiados al cine. Pues bien, sobre todo Miller, en su línea habitual, dio un tono muchísimo más oscuro al Batman que se conocía, y de ahí se inspiró la estética de todas las películas. Pero el tono oscuro general, atormentado y, no se como decirlo, "vulgar" podríamos, en el sentido de sacar el héroe y acercarlo a lo humano, lo tiene sólo esta.
La humanidad en pleno se cabreó mucho. A los amantes del comic les gustó más esta. En realidad yo creo que no tienen nada que ver. Y si que es verdad que esto es el principio de otra cosa, que nada tiene que ver con las cuatro anteriores.
Las dos primeras, de la mano de Tim Burton, consiguieron ser divertimentos estéticos admirables, bien rodados, y que recibieron múltiples alabanzas, básicamente porque eran muy buenas películas, Batman y Batman vuelve, si tenían más de toda la imaginería burtoniana que de otra cosa. A mi esa imaginería me gusta mucho, el tatuaje que me hice el año pasado lo demuestra, y por tanto, no puedo ser parcial.
Las dos siguientes eran una bazofia. Creo que las dirigió Joel Schumacher, al menos una, que es de esos directores que es capaz de hacer algo bueno... pero no sabemos por qué la mayoría del tiempo se dedica a hacer películas horrorosas como estas dos. Ridiculizaron al mito, a los malos (pobre Hiedra Venenosa, ella no se merecía esto, por mucho que la interpretara Uma Thurman), y sólo sirvió para que se rumoreara acerca de la posible carga homosexual de la relación entre Batman y Robin (¿Cómo se les ocurrió poner a Chris O'Donnell?).
Y, casi diez años después, se estrena esta. La elección del director también es importante, sobre todo cuando se tiene al ideólogo de una de las películas comerciales más turbadoras, imprevisibles, originales y comentadas de los últimos años, la espléndida Memento. Luego realizó Imsomnio, que a mi me gustó, pero creo que fui la excepción. Tanto en una como en otra se podía admirar el estilo visual que imprime también Nolan a este Batman Begins. Y que hace que saque de ello mucha de su fuerza. Y en la próxima también lo hará, esperemos. Ya está en postproducción, y estoy que vivo sin vivir en mi a la espera de su estreno. El pobre Heath Ledger tuvo el mal gusto de morir antes de verse en el cine vestido de Jocker (y, por las fotos que hemos visto, de forma bastante impresionante). ¡Que le vamos a hacer! Descanse en paz. Por cierto, de verdad que me parece una pena.
Pero a lo que voy: la película es soberbia. En todos los aspectos. Habrá quien me quiera matar por decir esto, así que he decidido darle más razones, y lo voy a volver a repetir: la película es soberbia. Y, efectivamente, consiguen revivir la carrera cinematográfica del hombre murciélago. Y no necesitan meter sangre ni sexo, que es lo que entienden otros como modernización de los mitos. Claro que es una pena que tengamos que privarnos de todo el físico del grandísimo Christian Bale (aunque ya se lo hemos visto todo, de todas formas). Como único pero, y lo tengo que decir, quizá por ese amor que profeso a la imaginería burtoniana, Gotham se parece cada vez más a Nueva York. Y eso no se si me gusta.
La humanidad en pleno se cabreó mucho. A los amantes del comic les gustó más esta. En realidad yo creo que no tienen nada que ver. Y si que es verdad que esto es el principio de otra cosa, que nada tiene que ver con las cuatro anteriores.
Las dos primeras, de la mano de Tim Burton, consiguieron ser divertimentos estéticos admirables, bien rodados, y que recibieron múltiples alabanzas, básicamente porque eran muy buenas películas, Batman y Batman vuelve, si tenían más de toda la imaginería burtoniana que de otra cosa. A mi esa imaginería me gusta mucho, el tatuaje que me hice el año pasado lo demuestra, y por tanto, no puedo ser parcial.
Las dos siguientes eran una bazofia. Creo que las dirigió Joel Schumacher, al menos una, que es de esos directores que es capaz de hacer algo bueno... pero no sabemos por qué la mayoría del tiempo se dedica a hacer películas horrorosas como estas dos. Ridiculizaron al mito, a los malos (pobre Hiedra Venenosa, ella no se merecía esto, por mucho que la interpretara Uma Thurman), y sólo sirvió para que se rumoreara acerca de la posible carga homosexual de la relación entre Batman y Robin (¿Cómo se les ocurrió poner a Chris O'Donnell?).
Y, casi diez años después, se estrena esta. La elección del director también es importante, sobre todo cuando se tiene al ideólogo de una de las películas comerciales más turbadoras, imprevisibles, originales y comentadas de los últimos años, la espléndida Memento. Luego realizó Imsomnio, que a mi me gustó, pero creo que fui la excepción. Tanto en una como en otra se podía admirar el estilo visual que imprime también Nolan a este Batman Begins. Y que hace que saque de ello mucha de su fuerza. Y en la próxima también lo hará, esperemos. Ya está en postproducción, y estoy que vivo sin vivir en mi a la espera de su estreno. El pobre Heath Ledger tuvo el mal gusto de morir antes de verse en el cine vestido de Jocker (y, por las fotos que hemos visto, de forma bastante impresionante). ¡Que le vamos a hacer! Descanse en paz. Por cierto, de verdad que me parece una pena.
Pero a lo que voy: la película es soberbia. En todos los aspectos. Habrá quien me quiera matar por decir esto, así que he decidido darle más razones, y lo voy a volver a repetir: la película es soberbia. Y, efectivamente, consiguen revivir la carrera cinematográfica del hombre murciélago. Y no necesitan meter sangre ni sexo, que es lo que entienden otros como modernización de los mitos. Claro que es una pena que tengamos que privarnos de todo el físico del grandísimo Christian Bale (aunque ya se lo hemos visto todo, de todas formas). Como único pero, y lo tengo que decir, quizá por ese amor que profeso a la imaginería burtoniana, Gotham se parece cada vez más a Nueva York. Y eso no se si me gusta.
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