RRR (S. S. Rajamouli, 2022)
Hacer una película de tres horas que no aburra en ningún momento es meritorio. Hacer que una película india de tres horas de duración, contando una historia acerca de los horrores del colonialismo británico en India, en forma de aparente película de aventuras clásica, pero que a la vez toque prácticamente TODOS los géneros, incluyendo un número musical larguísimo, y se divida claramente en tres películas distintas que están dentro de la misma historia, sin que haya prácticamente nadie en occidente hablando mal de ella, es para coger a sus creadores y que les den la presidencia del país, sinceramente.
Nos presentan al inicio de la película las tres Rs del título: el detonante de la historia (el episodio de robo de una niña de un poblado hindú a manos de unos despiadados colonos ingleses) y los dos protagonistas reales: un soldado hindú en el ejército británico que no para de intentar hacer honores, incluso enfrentándose él solo a una turba en una escena cuya coreografía deben envidiar desde la Marvel, para que el racismo lleve a que esos honores se les otorguen a los cobardes británicos; y el encargado de rescatar a la raptada, una especie de guía/protector de la tribu, que se nos presenta cazando, con una trampa y sus propios brazos, a un enorme tigre de bengala. El destino de ambos se une cuando se promete un ascenso a cualquiera que encuentre a la especie de semidios que la inteligencia británica sabe que ha venido a rescatar a la niña, lo que supone la única oportunidad para el soldado que de otra forma nunca logrará esos honores que desea, y que empezará a buscar un fantasma sin saber, llegado el momento, que ambos se han encontrado mucho tiempo antes en la propia película, mientras salvaban a un niño de un incendio en el río (sí) haciendo ambos de Tarzán desde un puente (sí).
Su compenetración y su propia amistad, casi en los términos de cualquier bromance de comedia adolescente americana, evitará que se den cuenta de quiénes son el uno y el otro, ayudándose involuntariamente desde a conseguir pareja, a otros aspectos necesarios para el plan de ambos, negando indicios evidentes de la realidad y todo para que, finalmente, termine triunfando la traición en una secuencia (la del asalto al palacio) que es una barbaridad en todo (extras, fuego, animales salvajes matando casacas rojas, los protagonistas haciendo de Spiderman...). A partir de ahí, cambia la secuencia, cambia el estilo (como ya había cambiado cada dos escenas) y empezamos a entenderlo todo mucho mejor, incluyendo al traidor.
RRR huye como de la peste de la profundidad, y es uno de sus grandes aciertos. Huye hasta el punto en que parece deliberado que siendo capaces de desarrollar la trama de forma tan sutil en algunos momentos, los personajes sean tan planos y estereotipados, las subtramas sean tan ramplonas (el racismo inglés se subraya a base de los mismos personajes con las mismas interacciones en distintos momentos de la película). Es como si hubieran decidido que nada tenía importancia más allá del desarrollo de la historia y, sobre todo, la espectacularidad de las escenas, ya sean de baile, ya sean de acción, ya sea de confesiones a la luz de la luna en la selva.
RRR es monumental en todos los sentidos. Un ejercicio megalómano, hipertrofiado, con una duración injustificable si tenemos en cuenta sólo el argumento, un guión en el que ocurren muchas cosas que sólo tienen sentido para poder hacer el más difícil todavía de las escenas de acción, una vez detrás de otra, todo es más... Parece que su concepción ha sido un brainstorming donde han dicho a todo que sí y luego se han puesto a unir las piezas. Y es lo bien que están unidas las piezas lo que hace que funcione como un reloj y que no es que salve las deficiencias, es que hace que casi nos olvidemos de ellas.
Luego ya está esa última parte final con ese discurso patriótico, demasiado cercano al ultranacionalismo, que no sólo no hacía falta (tampoco lo hacían la mitad de las secuencias y no quitaría ninguna), sino que molesta un poco, por más que no logra empañar las tres horas previas.