The Boys (serie de TV, Amazon Studios/Original Film/Point Grey Pictures/Sony Pictures Television)
Tarde, como siempre, termino de ver la tercera entrega de una de las series más exitosas de Prime Video, teniendo en cuenta los estándares de consumo inmediato actuales. Más he tardado aún en escribir su correspondiente entrada por un parón veraniego involuntario que mucho tiene que ver con el estrés y nada con intención de volver a abandonar esta página, de momento.
Versión animada de la serie de cómic homónima publicado por Wildstrom y Dynamite Entertainment entre 2006 y 2010 (wikipedia dixit), The Boys, la serie, fue estrenada en 2019 con mucho ruido, tanto de marketing como de un público que la abrazó como una especie de versión adulta de los universos superheroicos.
En un mundo, contemporáneo al nuestro, en el que hay personas con poderes especiales, que los dedican, debidamente gestionados de forma jerárquica por una gran corporación y el beneplácito del Gobierno de los EEUU, a convertirse en presuntos héroes salvapatrias, aunque su trabajo fundamental parece ser el dedicarse a la autopromoción para conseguir ingresos para esa gran compañía que los abandera. Esos superhéroes, sospechosamente parecidos a los grandes superhéroes de los franquiciados de renombre, pero caricaturizados en sus defectos, no miden las consecuencias de sus actos, porque ya están lo suficientemente cubiertos como para no asumir responsabilidades, y abusan de su poder con consecuencias funestas para mucha gente sin poderes. Es ahí cuando aparecen "Los Chicos", un grupo de casi mercenarios motivados por la venganza, y que dedican sus esfuerzos a eliminar a todos los "supers" posibles, convencidos de que no hacen nada bueno en este mundo. El punto de partida viene de la incorporación a este grupo de Hughie, un pardillo cuya novia ha sido atravesada por un superhéroe con velocidad, y única voz inicialmente sensata en un grupo que ha llegado a convertirse en los mismos psicópatas contra los que dicen luchar, a la vez que Luz Estelar, superheroína pueblerina y naif, llega a incorporarse a Los Siete, especie de Liga de la Justicia en la que todos los superhéroes aspiran a ser admitidos ante la promesa de fama y dinero.
Desde el principio se nos posiciona contra esa construcción superheroica, presentada como una gran familia, cuando lo que hay es un odio acérrimo basado en la envidia de los unos contra los otros y el temor al Patriota, especie de Superman con problemas afectivos graves y un sentido de la empatía inexistente, con el abuso que sufre Luz Estelar y la nula ayuda por parte del resto de integrantes del equipo. Pero eso es sólo la primera piedra. The Boys es, ante todo, y más allá del tono humorístico y casi gore, una crítica feroz a la hipocresía de la sociedad norteamericana, donde no se libran ni los predicadores pederastas ni los políticos sin escrúpulos que ejercen de policía de la moral ajena, ni mucho menos el capitalismo. Lo que no deja de ser también hipócrita viniendo de la compañía del, hasta ahora, hombre más rico del mundo (a base de prácticas no demasiado éticas que digamos).
Todo ello envuelto en un desarrollo bien construido sobre una aparente autoconciencia del ridículo, una acción impoluta, unos efectos especiales bastante más que decentes y un exceso sanguinolento y sexual del que adolecen los productos mainstream habituales.
Con el avance de las temporadas, se han hablado de los peligros de las redes sociales (incluyendo el auge del fascismo disfrazado de caras amables que luchan por la justicia), de la escasa repercusión de la cultura de la cancelación y de que, al final, hay momentos en los que tienes que aliarte con tu enemigo porque todo puede ir a peor.
No hay ni un sólo personaje que no esté lleno de aristas, los "buenos" se drogan, matan y mutilan en la misma proporción (y a veces hasta más) que los villanos, llegando, en esta última temporada, a la casi deshumanización completa en el caso de Carnicero, que parece, no obstante, solucionarse parcialmente al final de la misma.
Quizá sea por todo eso por lo que cada vez cuesta más verlo. Me da la impresión de que el humor ha perdido espacio y cada vez se pone todo más serio. Y con serio me refiero a real. Ultrapoderosos abusando de su poder de forma pública con una multitud alentándolos como héroes, quizá pensando que a ellos no les va a llegar el momento de que les explote la cabeza. ¿Les recuerda a algo?
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