Versión libre del Drácula de Stoker, Nosferatu es uno de los pocos recuerdos (y qué recuerdos) que nos quedan de la etapa alemana de uno de los mayores cineastas de todos los tiempos y del posiblemente inventor del cine moderno.
El Conde Orlok, piedra angular, base y sustento de todo el film y de muchos otros vampiros modernos, basa su llamémosle encanto, aterrador encanto, en la composición que realiza el mítico Max Schrek, actor cuyo misterio ha servido para alguna que otra película interesante... de la que no nos ocuparemos hoy.
La fascinación que produce se debe, ante todo, a las intensas apariciones del vampiro, ya sean en su castillo, ya en el barco, ya en la ventana de su casa en la ciudad, ya en la escena final, su aparición en sombras por la escalera, escena que ha quedado en los anales de la historia y que plasma la maestría del autor de este monumento cinematográfico que trasciende de la historia que nos contaba Stoker para enseñarnos parte de la supersticiosa e intolerante vida de la Europa en la que desarrolla la acción.
Nosferatu resulta portentosa visualmente y estremecedora en la mayor parte de su metraje, mesurado y rotundo, además de esbozar el desarrollo de las escenas en exteriores que marcarían definitivamente una era cuando rodara Sunrise, apenas cinco años después.
Siempre nos quedará la duda de lo que podría haber sido la carrera de Murnau si no hubiera fallecido antes de tiempo... claro que eso también sirvió para forjar su propio mito.
El Conde Orlok, piedra angular, base y sustento de todo el film y de muchos otros vampiros modernos, basa su llamémosle encanto, aterrador encanto, en la composición que realiza el mítico Max Schrek, actor cuyo misterio ha servido para alguna que otra película interesante... de la que no nos ocuparemos hoy.
La fascinación que produce se debe, ante todo, a las intensas apariciones del vampiro, ya sean en su castillo, ya en el barco, ya en la ventana de su casa en la ciudad, ya en la escena final, su aparición en sombras por la escalera, escena que ha quedado en los anales de la historia y que plasma la maestría del autor de este monumento cinematográfico que trasciende de la historia que nos contaba Stoker para enseñarnos parte de la supersticiosa e intolerante vida de la Europa en la que desarrolla la acción.
Nosferatu resulta portentosa visualmente y estremecedora en la mayor parte de su metraje, mesurado y rotundo, además de esbozar el desarrollo de las escenas en exteriores que marcarían definitivamente una era cuando rodara Sunrise, apenas cinco años después.
Siempre nos quedará la duda de lo que podría haber sido la carrera de Murnau si no hubiera fallecido antes de tiempo... claro que eso también sirvió para forjar su propio mito.
1 comentario:
Bueno, pues eso... ESTREMECEDORA!!!
Hace poco la vi en la plaza de mi pueblo, proyectada sobre un lienzo y con un pianista de acompañamiento en riguroso directo. Si te digo que ha sido una de las experiencias más hermosas de mi vida me estaría quedando corto...
Publicar un comentario