Hay sentimientos que no pueden ser explicados por la lógica, como mi fascinación por esta película. Excesiva, sobreactuada, completamente histriónica, la he visto mil veces y cada vez me río más.
La novelesca historia de Celeste Talbert (la generalmente insoportable Sally Field) que ella misma construyó y que se vuelve en su contra gracias a las maquinaciones de Montana Moorehead (Cathy Moriarty) deseosa de convertirse en la protagonista del culebron que Talbert lidera desde hace años (El sol también se pone, nombre ya de por si risible) tiene la gracia del guiñol y de lo esperpéntico.
Especie de radiografía perversa de la fama, de la dividad de los actores, del paso del tiempo y lo que eso supone, de los entresijos de la industria, de cómo la gente se construye su propia desgracia... Soapdish funciona precisamente por su intensidad excesiva, por lo ridículo de todo su planteamiento, por la caricaturización de todo lo que se propone dentro de la trama y al espectador.
Impagables son las discusiones entre Rose, guionista y amiga de Talbert (Whoopi Goldberg) y David, el productor enamorado de Montana (Robert Downey Jr.) al ver como la ejecutiva propone los más descabellados giros en la historia ("¿Pero de verdad creeis que eso se lo van a tragar?").
Y es que no será Historias de Philadelphia, pero como comedia funciona a las mil maravillas... vamos, o por lo menos a mi.
La novelesca historia de Celeste Talbert (la generalmente insoportable Sally Field) que ella misma construyó y que se vuelve en su contra gracias a las maquinaciones de Montana Moorehead (Cathy Moriarty) deseosa de convertirse en la protagonista del culebron que Talbert lidera desde hace años (El sol también se pone, nombre ya de por si risible) tiene la gracia del guiñol y de lo esperpéntico.
Especie de radiografía perversa de la fama, de la dividad de los actores, del paso del tiempo y lo que eso supone, de los entresijos de la industria, de cómo la gente se construye su propia desgracia... Soapdish funciona precisamente por su intensidad excesiva, por lo ridículo de todo su planteamiento, por la caricaturización de todo lo que se propone dentro de la trama y al espectador.
Impagables son las discusiones entre Rose, guionista y amiga de Talbert (Whoopi Goldberg) y David, el productor enamorado de Montana (Robert Downey Jr.) al ver como la ejecutiva propone los más descabellados giros en la historia ("¿Pero de verdad creeis que eso se lo van a tragar?").
Y es que no será Historias de Philadelphia, pero como comedia funciona a las mil maravillas... vamos, o por lo menos a mi.
1 comentario:
Hombre, yo tanto como morirme cada vez que la veo, no, pero sí que me parece bastante graciosa, y con mucha ironía.
Por ejemplo, esa afición malsana de los culebrones de tener a personajes en coma, etc...
En uno de esos diálogos entre la guionista y el productor, creo que le dicen que tiene que "revivir" a un personaje que murió decapitado y dice algo como
- Pues no sé si sabré escribir diálogos para un personaje que no tiene cabeza
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