Desde esa primera imagen de la oreja tirada en el césped y llena de hormigas que encuentra un jovencísimo Kyle MacLachlan, todo lo que vemos durante casi dos horas de metraje es un estudio-homenaje a lo perverso. MacLachlan es un joven estudiante que se ve envuelto en una especie de intriga criminal a raíz de la seducción que sufre por una perturbadísima (y magnífica) Isabella Rosellini, que lo hará conocer los más bajos fondos de la ciudad donde vive y de los individuos que la pueblan. La perturbación es la ley en esta película, empezando por las imágenes (tanto lo que se muestra como la forma de mostrarse), la banda sonora del habitual Angelo Badalamenti, como todos y cada uno de los personajes y situaciones que pueblan esta especie de pesadilla, donde, sin embargo, el previsible héroe, se deja llevar sin mostrar demasiadas reticencias en un símil de la atracción que todos sentimos por "el lado oscuro".
El cine de Lynch apasiona o aborrece. A mi me pasa lo primero, pero es normal que haya muchísima gente a la que le horroricen películas como esta, Mullholand Drive, Carretera perdida... Remueven demasiadas cosas en el interior de cada uno, y crean un desasosiego que no es fácil soportar. Y esta, probablemente, y a falta de Inland Empire, es su película más desasosegante, perturbada, perturbadora y perversa, precisamente porque nadie es tan bueno ni tan malo, nada es abobinable según se nos presenta, todo entra dentro de las opciones que se escogen en la vida, esas opciones que llevan a un estudiante a ayudar a la perturbada pareja de un ganster, en vez de salir huyendo. A la que le tocó pagar el pato en esta ocasión fue a la pobre Rosellini, a la que pusieron a caer de un burro. A mi me sigue pareciendo que está espléndida, y la versión de Blue Velvet que canta es buena prueba de ello.
El cine de Lynch apasiona o aborrece. A mi me pasa lo primero, pero es normal que haya muchísima gente a la que le horroricen películas como esta, Mullholand Drive, Carretera perdida... Remueven demasiadas cosas en el interior de cada uno, y crean un desasosiego que no es fácil soportar. Y esta, probablemente, y a falta de Inland Empire, es su película más desasosegante, perturbada, perturbadora y perversa, precisamente porque nadie es tan bueno ni tan malo, nada es abobinable según se nos presenta, todo entra dentro de las opciones que se escogen en la vida, esas opciones que llevan a un estudiante a ayudar a la perturbada pareja de un ganster, en vez de salir huyendo. A la que le tocó pagar el pato en esta ocasión fue a la pobre Rosellini, a la que pusieron a caer de un burro. A mi me sigue pareciendo que está espléndida, y la versión de Blue Velvet que canta es buena prueba de ello.
2 comentarios:
Es que el mundo surrealista de David Lynch... a veces supera fronteras, como la que citas de Mullholand Drive que lo mejor de ellas son la belleza de sus 2 protagonistas... tiene un estilo Twin Peaks pero a lo raro.
En cambio Terciopelo Azul aunque la tengo olvidada sin embargo leyendo tu artículo si estoy de acuerdo en que la perturbación es la ley en esta película. Y por supuesto, como no podía faltar en sus películas, la música de Angelo Badalamenti le da un toque más especial y misterioso.
Un saludo
Lynch da para mucho, pero casi todo igual. A mi me encanta, pero no es la norma. Uno es que también está un poco perturbadito. Siempre dije que algún día me tendría que tirar en un diván. Un saludo a ti también.
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