miércoles, 19 de enero de 2011

Bowling for Columbine

Bowling for Columbine (Michael Moore, 2002)


Michael Moore es, bajo mi poco humilde punto de vista, un personaje terriblemente irritante, demagogo y farfullero. Eso no es obstáculo para que, bajo su enorme prepotencia y tendenciosidad, de vez en cuando tenga razón en lo que expone.
Y es que si Fahrenheit 9/11 se nos antojaba una irregular y muy parcial visión de la política norteamericana (a la que dedicamos dos entradas aquí y aquí), Bowling for Columbine, su antecedente directo y responsable de la fama del realizador, resulta con los años mucho más compleja y completa.
Dejando de lado el hecho de que Moore es capaz de mentir deliberadamente y engañar a sus entrevistados bajo falsas premisas (extraña que Charlton Heston no le metiera dos buenos sopapos al casi responsabilizarlo del fallecimiento de una pequeña de seis años), lo cierto es que el análisis que realiza y donde tira por tierra todas las justificaciones dadas por los organismos pro-armas para el mantenimiento de la venta indiscrim
inada de las mismas en todos los confines de los Estados Unidos de América y la de la violencia imperante en la sociedad norteamericana, se nos antoja adecuado y casi certero aun viviendo tan lejos.
Y más cuando compartimos la visión de los canadienses que viven al otro lado de Detroit (de los mejores pasajes de la cinta) que, no obstante y gracias al montaje, dan a Moore más razón de la que escuchándolos simplemente se podría esperar.
Grandes aciertos son los pasajes animados, por más que la exposición de tesis simples los lastre, y las entrevistas con ciudadanos de a pie que, esos sí, viven día a día con las armas y creen a pies juntillas lo que la Asociación Nacional del Rifle les cuenta.


Por más que Moore enseñe y se regodee de sus "triunfos" contra las "grandes corporaciones", por más que no sepa sacar tajada de todas las perlas que sus invitados van dejándole en las manos y se limite a cultivar solo las que necesita para su maníqueo discurso, por más que sea casi omnipresente en el metraje y casi sin él saberlo, Bowling for Columbine nos deja un retrato perfecto de la sociedad yanqui tanto por ellos mismos como vistos por sus vecinos del norte. Y eso si que no tiene precio.


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