Tarantino es uno de los pocos directores que tiene etiqueta personal en este blog, lo que ya quiere decir algo para el que todavía no se de cuenta. Por ello me cuesta tanto decir que probablemente estemos ante su peor película, pero es lo que hay.
Inglorius Basterds es la aproximación tarantiniana a una película bélica que, por supuesto, tiene de todo menos cine bélico. Lo difícil de entender, y más aún de explicar, es qué es lo que falla en una película que lo tenía todo para triunfar: complejidad argumental, lecturas varias, momentos inspiradísimos y la mano de alguien que, como poco, entretiene con todo lo que hace. Y puede que esa sea la dificultad.
Tarantino, el gran plagiador, tiene, como Beck, la habilidad para llevar a su terreno las más peregrinas ideas que se han ido observando en el cine, coge algo de cada uno de sus referentes y lo mezcla con cuidado para terminar haciendo algo sólo suyo... claro que no podemos hacerlo nuestro y además del resto todo a un tiempo.
Tarantino realiza la tercera parte de Kill Bill (con tanta referencia nos quedamos esperando que aparezca Elle Driver) pero olvida que Kill Bill es un cómic y que, siendo así, no puede tratarlo como una película seria.
El punto de partida es espléndido, la escena inicial parecería rodada por Leone, los múltiples personajes e historias dan ritmo, la planificación de las grandes escenas es espectacular, la estética y el uso de los idiomas está cuidadísimo... pero algo falla.
Todo el mundo, comenzando por él mismo, han señalado las prisas para acabar el rodaje y montar la película, y eso se nota. Parece que la película ha sido diseñada tan rápidamente que chirría por muchos sitios: los Bastardos están desdibujados, prácticamente no existen y podrían ser precindibles incluso, la sucesión de capítulos sin límite intermedio y con esos mismos golpes de efecto que en la historia de La novia (incluyendo canciones ya oídas en sus dos partes) resultan simpáticas pero confusas, el metraje es tan largo que parece que alguna de las larguísimas escenas no haya sido pensada para una obra finita... y por más bello que sea el discurso cinematográfico, pues al cabo de cine trata toda la cinta, resulta fuera de lugar en un juego tan cargado.
Que, visto lo visto en las carteleras, probablemente estemos ante una de las mejores películas que coincidan en estreno... pues posiblemente. Que podría haber sido mucho mejor... también, para qué negarlo. Así que yo, al menos, soñaré con la posibilidad. Una vez montada es lo único que me queda.
Eso sí, aquí les dejo el trailer.
Inglorius Basterds es la aproximación tarantiniana a una película bélica que, por supuesto, tiene de todo menos cine bélico. Lo difícil de entender, y más aún de explicar, es qué es lo que falla en una película que lo tenía todo para triunfar: complejidad argumental, lecturas varias, momentos inspiradísimos y la mano de alguien que, como poco, entretiene con todo lo que hace. Y puede que esa sea la dificultad.
Tarantino, el gran plagiador, tiene, como Beck, la habilidad para llevar a su terreno las más peregrinas ideas que se han ido observando en el cine, coge algo de cada uno de sus referentes y lo mezcla con cuidado para terminar haciendo algo sólo suyo... claro que no podemos hacerlo nuestro y además del resto todo a un tiempo.
Tarantino realiza la tercera parte de Kill Bill (con tanta referencia nos quedamos esperando que aparezca Elle Driver) pero olvida que Kill Bill es un cómic y que, siendo así, no puede tratarlo como una película seria.
El punto de partida es espléndido, la escena inicial parecería rodada por Leone, los múltiples personajes e historias dan ritmo, la planificación de las grandes escenas es espectacular, la estética y el uso de los idiomas está cuidadísimo... pero algo falla.
Todo el mundo, comenzando por él mismo, han señalado las prisas para acabar el rodaje y montar la película, y eso se nota. Parece que la película ha sido diseñada tan rápidamente que chirría por muchos sitios: los Bastardos están desdibujados, prácticamente no existen y podrían ser precindibles incluso, la sucesión de capítulos sin límite intermedio y con esos mismos golpes de efecto que en la historia de La novia (incluyendo canciones ya oídas en sus dos partes) resultan simpáticas pero confusas, el metraje es tan largo que parece que alguna de las larguísimas escenas no haya sido pensada para una obra finita... y por más bello que sea el discurso cinematográfico, pues al cabo de cine trata toda la cinta, resulta fuera de lugar en un juego tan cargado.
Que, visto lo visto en las carteleras, probablemente estemos ante una de las mejores películas que coincidan en estreno... pues posiblemente. Que podría haber sido mucho mejor... también, para qué negarlo. Así que yo, al menos, soñaré con la posibilidad. Una vez montada es lo único que me queda.
Eso sí, aquí les dejo el trailer.
3 comentarios:
Joer, pues si Tarantino no tiene tiempo suficiente para rodar ¿quién lo tiene? Lucas, supongo... A lo mejor le ha pasado por fichar a Pitt, que es como el Cristiano Ronaldo del cine, que sale caro y lastra... En fin, yo ya dije que desde KILL BILL todo era ya lo mismo, pero nadie me creía. Ahora bien, que no la he visto aún, así que tampoco voy a adelantarme, no sea que me guste y todo...
Es un poco diferente esta vez... A mí me crea sentimientos contradictorios, pero me tuvo pegado a la butaca. Pero yo pido poco
Ay tengo muchas ganas de verla... y eso que su último experimento no me gustó un pelo.
Un abrazo.
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