Llevo desde la inefable gala de los Goya queriendo hablar de esta película, pero mi última obsesión por la comedia francesa me ha hecho olvidarme de ella, a pesar de que incluso La 1 la programó (oh, sorpresa) tras la entrega de los premios de la Academia esa en cuestión.
Javier Fesser debutó en el mundo del largo con uno que continuaba el mismo estilo que había desarrollado en sus cortos Aquel ritmillo y sobre todo de El secldeto de la tlompeta del que toma no sólo actores sino incluso elementos. Heredera del cartoon, basada en el slapstick y en el absurdo que también había servido de guía a Gomaespuma, dúo del que formaba parte su hermano y co-guionista Guillermo, Fesser dirige una divertidísima comedia que recorre la vida de un ser ingenuo, el P. Tinto del título, encargado de continuar el legado familiar de la fábrica de obleas con contrato en exclusiva con el Vaticano y que ya se nos presenta desde su infancia como un simple ser que quiere una vida sencilla y que ve señales en todas partes, cosa que le lleva a casarse con Olivia, a pesar de que tarda veinte años en darse cuenta de que es ciega. Sus súplicas de un niño terminan con la adopción de dos enanos extraterrestres y posteriormente de un robusto inmigrante que ha huido de un país socialista con "su propia energía". Como esta breve sinopsis, todo.
Descacharrante, brutal, zafia en ocasiones pero a la vez terriblemente hermosa en su defensa de la simpleza como motus operandi vital, siempre que la recuerdo resuena en mi mente la letra de esa canción que inaugura el metraje y suena tantas veces a lo largo de todo él: "Mirando al mar soñé, que estabas junto a mi...". Porque de eso va, después de todo.
Javier Fesser debutó en el mundo del largo con uno que continuaba el mismo estilo que había desarrollado en sus cortos Aquel ritmillo y sobre todo de El secldeto de la tlompeta del que toma no sólo actores sino incluso elementos. Heredera del cartoon, basada en el slapstick y en el absurdo que también había servido de guía a Gomaespuma, dúo del que formaba parte su hermano y co-guionista Guillermo, Fesser dirige una divertidísima comedia que recorre la vida de un ser ingenuo, el P. Tinto del título, encargado de continuar el legado familiar de la fábrica de obleas con contrato en exclusiva con el Vaticano y que ya se nos presenta desde su infancia como un simple ser que quiere una vida sencilla y que ve señales en todas partes, cosa que le lleva a casarse con Olivia, a pesar de que tarda veinte años en darse cuenta de que es ciega. Sus súplicas de un niño terminan con la adopción de dos enanos extraterrestres y posteriormente de un robusto inmigrante que ha huido de un país socialista con "su propia energía". Como esta breve sinopsis, todo.
Descacharrante, brutal, zafia en ocasiones pero a la vez terriblemente hermosa en su defensa de la simpleza como motus operandi vital, siempre que la recuerdo resuena en mi mente la letra de esa canción que inaugura el metraje y suena tantas veces a lo largo de todo él: "Mirando al mar soñé, que estabas junto a mi...". Porque de eso va, después de todo.
6 comentarios:
Yo es que con el Fesser no puedo, lo siento pero no puedo. Me da la impresión de un tío que tenía que acabar haciendo películas por cojones, escribiendo sus guiones desde la niñez y defendiéndolos contra la incomprensión general... Es que me repatea todo lo que huela a "superación personal" y no es más que enchufismo...
Bueno, por fin algo en lo que no estamos de acuerdo. Me quedo mucho más tranquilo.
De todas formas, lo de Fesser no es pa tanto, hombre... peor es lo de la Coixet...
Bueno, siendo justos, no me gusta nada de lo que ha hecho Fesser, así que te prometo que voy a ver CAMINO y a ver si se produce el milagro... nunca mejor dicho.
Me parece una gozada de película, distinta, original, graciosa... nada visto nada parecido. Y muy buen trabajo actoral. Está chula.
dvd: ufff. Pues mira que yo no me atrevo...
Ricardo: ¿a que sí?
Yo estoy con DVD, tampoco aguanto a Fesser, al menos así en abstracto, por lo que tengo ciertos prejuicios (lo reconozco)... pero bueno tampoco he visto Camino y no querría hacerlo contaminado. Intentaré no pensar en él mientras veo la película. En cuanto a P. Tinto, reconozco que algunas escenas son entrañables, pero vamos que una y no más santo Tomás... Saludos.
Publicar un comentario