Iniciando su carrera como director de estupendas películas de entretenimiento, Spielberg realizaría para televisión el calificado como mejor telefilm de la historia, tanto que inmediatamente sus avispados productores decidieron emitirlo en pantalla grande y quedó como cinta de culto, comenzando con una de las carreras más regulares para un director de la industria (que no brillante, a pesar de contar con algunas cintas magníficas) si esceptuamos algún que otro producto hecho cara a conseguir financiación.
Road movie de terror muy bien rodada, Spielberg demuestra, como tantos otros, lo bien que se pueden hacer las cosas con dos duros si se tienen las ideas claras.
Persecución sin motivo por carreteras del medio oeste americano en base a un conflicto inexistente que sufre el conductor de un automóvil por parte de un camión sin que haya motivo aparente, inquietante y sobrecogedora, El diablo sobre ruedas quedó como lo que se podría haber hecho si los señores productores televisivos quisieran. No fue más cara que ninguna de esas bazofias que ponen a media tarde en Antena 3 los fines de semana, pero si es muchísimo mejor película, de hecho es una película, que ya es bastante. Y si me apuran, es casi de las mejores de su director porque no pretende hablar de nada, lo que es mucho para él, con lo que evita caer en esa blandenguería a la que se tira de cabeza cada vez que pretende ponerse profundo.
Precisamente por ello mantiene la tensión, consigue dar miedo durante sus noventa minutos de metraje (que es lo que pretende) gracias a lo no desvelado del suspense (ese nunca saber...) y es entretenidísima. Aparte, como ya he dicho, de estar muy bien rodada. Se nota que me gusta, ¿no?
Road movie de terror muy bien rodada, Spielberg demuestra, como tantos otros, lo bien que se pueden hacer las cosas con dos duros si se tienen las ideas claras.
Persecución sin motivo por carreteras del medio oeste americano en base a un conflicto inexistente que sufre el conductor de un automóvil por parte de un camión sin que haya motivo aparente, inquietante y sobrecogedora, El diablo sobre ruedas quedó como lo que se podría haber hecho si los señores productores televisivos quisieran. No fue más cara que ninguna de esas bazofias que ponen a media tarde en Antena 3 los fines de semana, pero si es muchísimo mejor película, de hecho es una película, que ya es bastante. Y si me apuran, es casi de las mejores de su director porque no pretende hablar de nada, lo que es mucho para él, con lo que evita caer en esa blandenguería a la que se tira de cabeza cada vez que pretende ponerse profundo.
Precisamente por ello mantiene la tensión, consigue dar miedo durante sus noventa minutos de metraje (que es lo que pretende) gracias a lo no desvelado del suspense (ese nunca saber...) y es entretenidísima. Aparte, como ya he dicho, de estar muy bien rodada. Se nota que me gusta, ¿no?