Un accidente de tráfico en 1931 privó al cine de uno de sus mayores genios. Las películas de Murnau se cuentan por obras maestras, y en toda buena lista de “las mejores películas...” que se precie, copan por derecho propio las primeras posiciones. Especialmente esta que nos ocupa.
Primera película de las cuatro que realizó en su etapa americana, Amanecer está considerada como una de las mejores películas de la historia del cine. Y no es para menos. Durante sus cien minutos de duración Murnau es capaz de reinventar todo lo que se había hecho en el cine hasta entonces para crear una película novedosa y moderna que conformará la esencia de todo el posterior cine sonoro, comenzando por unos actores capaces de transmitir todo lo que tienen que transmitir sin aspavientos y sin exageraciones.
Quizá algo ingenua en su temática y a partir de una premisa conocida, la fascinación por una mujer fatal, en este caso una mujer de ciudad que seduce a un campesino e intenta convencerlo de que mate a su esposa para poder escapar juntos a la ciudad, Murnau sin embargo realiza una película bellísima y con momentos dramáticos intensos. La llegada de sus dos protagonistas a la civilización, una vez arrepentido el marido de la idea del asesinato, comienza una nueva vida para ellos, y sirve a Murnau para dibujar un fresco de la sociedad de la época, del progreso en mayúsculas, de su fascinación por la cultura yanqui, esa que hace peluquerías donde podría haber cinco apartamentos de lujo, en contrapartida a su Alemania natal, todavía en periodo de reconstrucción tras la Primera Guerra Mundial. Los campesinos son atraídos por la gran ciudad, por los cambios que les proponen, pero a diferencia de los habitantes de la gran ciudad, no dejan que la “civilización” los fagocite, no permiten que las prisas y el malhumor les hagan perder su nuevo comienzo tras el que podría haber sido un fatídico episodio.
El drama viene con la tormenta que supone su vuelta al pueblo y a su realidad, cuando la mujer desaparece y no la encuentran en la búsqueda, en unas escenas ejemplares. Una tormenta que hace que el marido casi acabe con sus huesos en la cárcel al intentar matar a quién lo sedujo. Y el final feliz viene con el nuevo día, con ese amanecer, con ese comienzo de un nuevo día que supone un nuevo comienzo para una historia que parece que estaba dando coletazos. Y con ese último plano del sol saliendo, en un final poético para una película que es poesía pura. Vuelvo a repetir: ¡Qué bella!
2 comentarios:
Otra de esas obras maestras fundamentales e indiscutibles. Paso de gigante en cuanto a la evolución hacia el sonoro y una historia no tan ingenua como parece, pues enfrenta al hombre que se precia libre y dueño de su destino con sus miedos, ansias y debilidades. Una de las que hay que ver al menos una vez al año. Inmortal.
Pues eso mismo.
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