Allen terminó de cerrar los ochenta, quizá su mejor década, con una de sus mejores películas. Lo que hiciera años después en Melinda y Melinda, mezclar una historia dramática y otra cómica con los mismos elementos, fue una idea que ya usó en este film. Dos historias acerca de dos personajes, una en tono dramático, protagonizada por Martin Landau, y otra en tono cómico, con Allen como personaje principal. Dos historias de parejas infelices, de proyectos vitales frustrados y frustrantes, de dudas morales que acontecen cuando no se hace lo que se debe hacer. De esos problemas que traen como consecuencia el cometer alguno de esos delitos o faltas que rezan en una de los títulos mejor traducidos de la historia del cine (el original es Crímenes y pecados).
Lo que da es lo mismo de siempre. Diálogos ingeniosos y situaciones comprometidas para unos personajes en búsqueda de la felicidad, y que se plantean hacer cualquier cosa para conseguirlo. Unos actores geniales defienden un guión magnífico que aborda las mismas obsesiones de su director: la religión, la infelicidad en las relaciones, la hipocresía, la creación de subculturas y el atontamiento cultural de la población americana... con la misma genialidad de la que es capaz cuando quiere y le dejan las presiones.
Con la historia de dos hombres a los que no les gusta su vida, y que intentan solucionar sus problemas con mejor o peor fortuna y con mejores o peores artes. Dos hombres que no tienen nada que ver y que se conocen fortuitamente, por casualidad, en una de las últimas escenas de la película, cuando los papeles se han invertido (el que era infeliz ahora aparentemente no lo es, y el que parecía feliz ha quedado claro que no lo era en ningún momento), cuando dos desconocidos se cuentan su vida, aunque sea por medio de historias para guiones cinematográficos, en una clara muestra de confianza en la bondad de los extraños.
Pero eso es sólo una muestra de lo que nos da esta película. El resto de personajes y relaciones son también memorables. Sobre todo la desquiciadísima Angelica Houston, que luego se quejaría mucho de lo poco que la dirigía Allen, y, quizá lo más divertido de todo el film, la relación que establece Allen con su sobrina menor de edad, esa que guarda sus secretos y lo aconseja, y que es una de las culpables de que a mi la adolescentes me caigan cada vez mejor.
5 comentarios:
Me encanta Delitos y Faltas... una gran peli... Para mí bastante superior a la que citas de Melinda y Melinda... Como bien dices "unos personajes en búsqueda de la felicidad, y que se plantean hacer cualquier cosa para conseguirlo"
Un saludo!
Evidentemente es muy superior, por más que Melinda y Melinda sea de lo mejor que ha hecho en los últimos años (a lo mejor exceptuando Match Point, aunque no lo tengo claro). Esta película si es muy grande.
Es mi película predilecta de Woody Allen, y el modelo en que se han basado algunos de sus posteriores films.
Tu reseña es notable, por lo que tengo poco que añadir.
Bueno sí, recordar esa escena hilarante cuando la hermana de Woody Allen le cuenta lo del ligue que la ató a la cama y...
Un abrazo
Magnífica, magnífica... magnífica.
Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.
- Daniel
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