martes, 27 de noviembre de 2007

Más cosas que leer: Pura anarquía.

Pura Anarquía. (Woody Allen, 2007).


Aparte de estupendas películas, y de tocar, más o menos bien, el saxofón, Woody Allen escribe. No es de extrañar si tenemos en cuenta que lo mejor de sus películas casi siempre son los guiones. Que yo sepa, ha publicado varios volúmenes de cuentos cortos. Yo encontré uno, creo que editado por Tusquets, llamado Cuentos sin pluma, y que compilaba otros tres, los supuestamente más antiguos: Perfiles, Sin plumas y Como acabar de una vez por todas con la cultura. Básicamente se encuentra lo que ha hecho de Allen uno de los grandes humoristas del siglo XX y XXI. Humor absurdo, hipocondriasis, sátira, neurosis, exageraciones, comparaciones estúpidas... Algunos con peor suerte que otros, sin duda, pero todos suficientemente atrayentes y, en el fondo, divertidos.
Ahora, también Tusquets, publica el último recopilatorio de relatos cortos del "genio de Manhattan", como lo llaman. Bajo el nombre de Pura Anarquía, se encuentran una serie de cuentos divertidos, que mezclan lo mismo que ya sabemos que nos vamos a encontrar los que nos hemos leído los otros. Ese quizá es el problema. Creo que ya alguna vez me he referido a lo complicado que me parece hacer una obra maestra anual durante cuarenta años, en el caso del cine del señor Allen, pero incluso en los cuentos se plagia. Son fundamentalmente las mismas premisas pero con distinto objeto. Hay un relato sobre una correspondencia, otro sobre un detective de los de las películas de serie negra, otro sobre un guión, otro sobre la mafia... que son las pautas argumentales de algunos de los mejores cuentos de las otras publicaciones. No es que esté mal, ni mucho menos. Una de las "gracias" del humor son, precisamente, las reiteraciones. Pero si que se le podía pedir algo más de originalidad. Claro que es eso, son muchos años siendo original y haciendo chistes. Quizá es, precisamente, pedir demasiado.
Independientemente de ello, merece la pena. Dejo un parrafito del primer cuento (Errar es humano, flotar, divino), y, cada uno, que juzgue:

"-¿Podrías explicarte?- inquirí, reparando por primera vez en su elegante traje a medida y el anillo en el dedo meñique, del tamaño de un tumor avanzado."

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