miércoles, 18 de junio de 2008

Muertos de risa

Muertos de risa (Álex de la Iglesia, 1999)


O como narrar el ascenso y caída de unos cómicos que terminan odiándose hasta morir. Muertos de risa fue otra de esas películas incomprendidas en su momento, sobre todo por todos aquellos que fueron al cine buscando una nueva versión de Torrente, el brazo tonto de la ley, estrenada con grandísimo éxito el año anterior, y se encontraron con una comedia negra, negrísima, acerca de, como todo el cine de su autor, los perdedores que ganan y que al final terminan perdiendo.


De cómo dos cómicos de poca monta descubren un filón para hacer comedia, de como tienen ese éxito que es tan efímero, de cómo se les sube a la cabeza, de cómo se quedan anclados en las fórmulas que les funcionaban gracias a la crueldad de un público que no les permite hacer otra cosa, de cómo ese éxito se convierte en el más absoluto de los fracasos, de cómo llegan a odiarse hasta acabar a tiros en un plató de televisión. La película es amarga, cruel, despiadada con sus personajes y con los que hacen que esos personajes lleguen al punto al que llegan. No deja títere con cabeza, más allá del pobre Álex Angulo, en función de única persona sensata del espectáculo. Porque además, es un espectáculo de cámara, de planificación y de guión. Una auténtica maravilla de la comedia negra hispana, ese género que antes de que nuestra vida cultural la dirigiera la Mtv, tanto nos gustaba en este país, y tan buenos productos dio. Y ni Segura ni Wyoming han estado mejor nunca. Queda dicho.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A mí esta peli no me hizo mucha gracia... incluso creo que tenía un humor amargo... Y no por lo que comentas de que me esperaba un Torrente pero no se... la tendré que volver a ver. Tu entrada está muy bien, capta muy bien la esencia, como bien dices "La película es amarga, cruel, despiadada con sus personajes ", un saludo

Groupiedej dijo...

Mi sentido del humor puede ser un poco insano en ocasiones, y este tipo de humor que, efectivamente, no tiene gracia ninguna, a mi si me hace gracia. Algunos estamos muy enfermos. Y gracias nuevamente por los piropos lingüísticos.