lunes, 23 de mayo de 2011

Texto de la semana


Cuando todo parece que marcha mal,

ten en cuenta que puede ser que sólo lo parezca.
Por si acaso, quédate cerca de mi,
a mi lado.

Los Planetas, Mi hermana pequeña (E.P. Medusa).

lunes, 16 de mayo de 2011

Frase de la semana


Yo no soy como Bunbury, que coge cosas y no dice de dónde.


Pablo Carbonell en un concierto el viernes.

domingo, 15 de mayo de 2011

Mil cretinos

Mil cretinos (Ventura Pons, 2011)


El cine de Ventura Pons gana mucho (muchísimo) según el texto en que se base. Así sus mejores películas, con diferencia, han sido adaptaciones, tanto de obras de teatro como de relatos cortos, como ya pudimos ver en El porqué de las cosas.
Vuelve a recurrir en esta Mil cretins, de hecho, a Quim Monzó, para hacer algo que ya hizo antes en la película señalada y que sigue dando excelentes r
esultados no por su labor (más artesanal que otra cosa) sino por la carga tremebunda que tienen los cuentos del escritor. Y es que lo que nos ofrecen, la escritura de uno y la cámara del otro, es un magnífico compendio de la estupidez humana.
Gracias a una labor actoral espléndida y a una dirección sobria y con oficio, los textos de Monzó cobran forma mostrando, gracias a la imbecilidad o desesperación de los protagonistas de los mismos, no sólo la idiotez de los que participan, sino la miseria de la humanidad, que es capaz de ver atrocidades sin que se le remueva un pelo de su sitio.


En sus quince episodios estructurados en tres partes que compone el mismo escritor que protagoniza los últimos, Mil cretins va desbridando comportamientos absurdos hasta su más íntimo significado en un tono seudohumorístico que no solo roza, sino que abraza la crueldad para hacernos ver lo principal: que esos mil cretinos que expone el título somos nosotros mismos.

martes, 10 de mayo de 2011

La ciénaga

La ciénaga (Lucrecia Martel, 2001)


Una piscina sucia y un ambiente húmedo y bochornoso son el inicio, preludio y resumen de todo lo que vamos a ver en el primer largo de Lucrecia Martel. Una piscina alrededor de la cual se sitúa una fiesta llena de señores borrachos donde una de ellas cae, se corta y sangra, y donde sólo los niños que están en casa salen en su ayuda.
Una piscina de agua tan estancada como la existencia y la moral de los adultos que pueblan la casa y que a lo que más miedo tienen es a que los conduzcan al hospital, La ciénaga lo llaman, sin darse cuenta de que ya ellos están inmersos en una.
Y esa misma ponzoña que embadurna las almas de los adultos es la que poco a poco parece que va apoderándose de los niños y adolescentes, esos que al pri
ncipio se nos antojan los verdaderos protagonistas de esta cruda radiografía de la amargura, para verse envueltos en ella como partícipes del deterioro moral de los que se supone que deben ser sus ejemplos de vida.

Martel sitúa su historia en verano no por casualidad, nada lo es en esta película. El ambiente, necesario y la gran baza del film, necesita del calor para llegar al fondo de lo que quiere la autora. Esa atmósfera sofocante y opresiva es la que se merece el film.
Esa que no es sino metáfora del lodazal en que acaban envueltos todos sus protagonistas.
Esa de la ciénaga en la que la infelicidad nos sumerge.

lunes, 9 de mayo de 2011

Frase de la semana


El 99,98% de la gente es gilipollas.


Amigos a voz en grito en La Alameda de Hércules (si, no estoy solo).