Que Balagueró conoce los engranajes del cine de terror lo sabíamos desde la estupenda Los sin nombre. Que su unión con Plaza (con quien perpetró a dúo un pastiche infumable acerca de la primera edición de Operación Trueno) iba a dar estupendos frutos en este terreno es algo que descubrimos con esta trepidante y realmente terrorífica historia.
Este año han hecho un remake, desconozco el por qué ni de que calidad pero puedo asegurar que totalmente innecesario de lo que es una magnífica cinta de terror cerrada. ¿O es que hace falta que nos cuenten algo más después del final?
Pero de todas formas, vamos a esta primera parte que es la que queríamos traer a colación.
En realidad el dúo de directores tampoco aporta nada nuevo: falso documental en tono pretendidamente hiperrealista con momentos de parón en el metraje y una filmación en primera persona que exacerba la sensación claustrofóbica de la ya de por si asfixiante trama.
Lo que consiguen, y eso si que no es tan habitual, es realizar lo que pretenden sin necesidad de exagerar con las vísceras, sin necesidad de momentos fingídamente angustiantes, sin hacer nada más que lo que se supone que debe hacer la cámara en primera persona: seguir lo que está sucediendo.
Y lo logran apurando hasta el máximo los momentos de tensión, llevando hasta la cima la intriga y a la vez la cantidad de momentos impactantes, pero sin olvidar ni el guión ni la trama coherente ni el estupendo engranaje entre todos los artificios que pueblan las siempre artificiosas películas de terror.
Y eso por no olvidar las interpretaciones, estupendas todas ellas. [ATENCIÓN: SEMI-SPOILER] Y la culminación de la protagonista odiosa presente siempre en estas cintas. Y es que si a todos muchas veces nos han dado ganas de que los monstruos ganaran la batalla, con la insufrible, histérica y mandona Ángela no podemos dejar de querer que llegue lo que tiene que llegar. Y ni pena da.
Este año han hecho un remake, desconozco el por qué ni de que calidad pero puedo asegurar que totalmente innecesario de lo que es una magnífica cinta de terror cerrada. ¿O es que hace falta que nos cuenten algo más después del final?
Pero de todas formas, vamos a esta primera parte que es la que queríamos traer a colación.
En realidad el dúo de directores tampoco aporta nada nuevo: falso documental en tono pretendidamente hiperrealista con momentos de parón en el metraje y una filmación en primera persona que exacerba la sensación claustrofóbica de la ya de por si asfixiante trama.
Lo que consiguen, y eso si que no es tan habitual, es realizar lo que pretenden sin necesidad de exagerar con las vísceras, sin necesidad de momentos fingídamente angustiantes, sin hacer nada más que lo que se supone que debe hacer la cámara en primera persona: seguir lo que está sucediendo.
Y lo logran apurando hasta el máximo los momentos de tensión, llevando hasta la cima la intriga y a la vez la cantidad de momentos impactantes, pero sin olvidar ni el guión ni la trama coherente ni el estupendo engranaje entre todos los artificios que pueblan las siempre artificiosas películas de terror.
Y eso por no olvidar las interpretaciones, estupendas todas ellas. [ATENCIÓN: SEMI-SPOILER] Y la culminación de la protagonista odiosa presente siempre en estas cintas. Y es que si a todos muchas veces nos han dado ganas de que los monstruos ganaran la batalla, con la insufrible, histérica y mandona Ángela no podemos dejar de querer que llegue lo que tiene que llegar. Y ni pena da.
3 comentarios:
Peliculón de Jaume Balaguero, como bien dices, también destacó con los "Los sin nombre".Segundas partes no son buenas, pero tengo que reconocer que la secuela de Rec no me defraudó, me lo pasé genial cuando la ví y al fin al cabo eso también cuenta cuando vamos a ver una película.Un caso aparte era su remake americano "Quarantine", de verguenza!Saludos.
¡Cuánto tiempo sin pasarme por aquí! Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y REC es una prueba de esa teoría.
La niña Medeiros es brutal...
Un saludo!
Buena peli, sí señor...
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