Qué verde era mi valle (John Ford, 1941)
Hubo un tiempo en el que al premio a mejor película de esos que tienen copyright se presentaban diez candidatos, que ahora han querido recuperar.
La diferencia es que antes competían a la vez Ciudadano Kane, El sargento York, La loba, El halcón maltés... para que terminara ganando How green was my valley sin que, sin embargo, nadie levantara una ceja, ni aún hoy.
Y eso que le "quitó" el premio a la durante muchos años considerada mejor película de la historia del cine. Claro que a mi que me diga alguien si realmente puede elegir entre todos estas.
Con John Ford tengo una deuda, y en cuestión de dos años y medio creo que es la primera vez que pisa estas páginas, y tras dudarlo, he decidido que sea con este bellísimo drama con la que inaugure sus visitas.
Drama lleno de imágenes preciosas e impresionantes, donde Ford desarrolla con toda su maestría esa capacidad de planificación que pocos más que él han tenido, y que en forma de anecdotario realiza un ejercicio de melancolía complejísimo en su sencillez y transparencia que lleva a cabo un repaso por toda la complicada estructura social de la época que refleja y los movimientos que se van desarrollando.
Con optimismo, con resignación no pasiva, con capacidad de crítica y rebelión, con respeto y tolerancia, contestatarias, con responsabilidad y sobre todo y ante todo, con esperanza, esperanza de lo que se fue y debería llegar.
Y no se qué he escrito porque tengo treinta cosas en la cabeza, pero si quiero dejar claro que esta película es maravillosa.