Verhoeven me cae bien, tan bien que incluso salvo algo (poco) de esa cosa llamada Showgirls. Y si bien estoy convencido de que sus mejores trabajos quedaron años atrás y se produjeron en Europa, Verhoeven ha realizado grandes obras en Hollywood, y la mejor de ellas quizá sea esta maravilla paródica del cine de acción yanqui en la que usó todos los medios a su alcance (muchos, de hecho) para darle una de las mayores bofetadas que se le han dado nunca a un estudio.
Porque Verhoeven hace lo que le piden, una película de acción y fantástica trepidante y emocionante, quizá hasta lo suficientemente cascosa. Pero por otro lado, y ahí es donde se sale con la suya, ridiculiza a todo lujo ese mismo tipo de cine que él está realizando.
Para ello se sirve además de ese modelo metido a actor, prototipo del endiosamiento de figuras que jamás llegarán a nada en el cine, y de expresividad limitada-nula llamado Casper van Dien, perfecta e involuntaria encarnación de los van Damme, Norris, Stallone... que poblaban este tipo de productos y que fueron sustituidos por otros (Diesel...) con el mismo hieratismo pero mucho menos carisma.
Por ello, Starship Troopers se convierte, conscientemente a pesar de las intenciones de sus productores, en una divertidísima comedia satírica sobre el discurso militarista yanqui y sus medios de propaganda (no voy a compararla con la de Goebbles porque estamos en navidad y ya había dicho que iba a ser bueno) que imcomprensiblemente no fue detectada por sus propios financieros. Hay que tener mucho arte para ello. Grande.
Porque Verhoeven hace lo que le piden, una película de acción y fantástica trepidante y emocionante, quizá hasta lo suficientemente cascosa. Pero por otro lado, y ahí es donde se sale con la suya, ridiculiza a todo lujo ese mismo tipo de cine que él está realizando.
Para ello se sirve además de ese modelo metido a actor, prototipo del endiosamiento de figuras que jamás llegarán a nada en el cine, y de expresividad limitada-nula llamado Casper van Dien, perfecta e involuntaria encarnación de los van Damme, Norris, Stallone... que poblaban este tipo de productos y que fueron sustituidos por otros (Diesel...) con el mismo hieratismo pero mucho menos carisma.
Por ello, Starship Troopers se convierte, conscientemente a pesar de las intenciones de sus productores, en una divertidísima comedia satírica sobre el discurso militarista yanqui y sus medios de propaganda (no voy a compararla con la de Goebbles porque estamos en navidad y ya había dicho que iba a ser bueno) que imcomprensiblemente no fue detectada por sus propios financieros. Hay que tener mucho arte para ello. Grande.
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