Supongo que a veces hay historias que es complicado cargarse. A pesar de contar como guionistas con los Wachowski, a pesar de contar como director con un desconocido que, me temo, no llegará lejos, a pesar de realizar una película mediocre, los libros ideados por Alan Moore y puestos en imágenes por David Lloyd (sigo sin tener ni idea de comic, todo esto lo he sacado de la wikipedia, estoy en ello, pero Thomas Mann me quita mucho tiempo) tienen al parecer la suficiente enjundia como para conseguir que todo lo demás se olvide y consigamos quedarnos ensimismados con una historia de intrigas políticas mucho más realista de lo que pudiera parecer.
Yo que esperaba encontrarme Matrix, fui gratamente sorprendido. Quizá otros esperaran mayores efectos especiales o mayores secuencias de acción. Todo ello está justito justito. Y en realidad lo que hay es una historia, muy bien hilada, donde poco a poco se van desvelando los secretos que han llevado, en un mundo casi apocalíptico, a que una fuerza fascistoide se haga con el poder y haya alguien, V, que les haga frente. V, ese que es una víctima de ese mismo sistema, de uno de los intentos de ese sistema por autoperpetuarse, jura venganza y hace todo lo posible hasta que lo consigue, aunque eso signifique lo peor para él. Y consigue no sólo vengarse de quienes lo llevaron a su penosa situación, sino vengarse consiguiendo que ese sistema caiga presa de sus propias artimañas.
Como siempre que veo este tipo de películas, como comentaba hace no demasiado con Brazil, se me levanta la vena revolucionaria. Quizá sea porque el mundo cada vez se acerca más a esto que Moore contaba hace ya veinte años (aunque aquí lo sitúen en un futuro no muy lejano), quizá porque se de buena tinta que las compañías farmacéuticas se inventan enfermedades para vender medicamentos y convierten en enfermedades lo que nunca lo fueron para conseguir más ingresos, quizá porque sabemos como el Estado y el poder económico se retroalimentan para que todo siga igual, porque al final los que forman parte de uno y de otro son los mismos (eso de que el Estado somos todos, jajaja...), quizá porque desde hace algún tiempo llevo escuchando a demasiada gente que la cosa está cada vez peor... Quizá porque lo mismo este año me hago una máscara y no para carnaval, precisamente.
P.D.: Y siguiendo con el tema, aunque sin pretenderlo porque esto estaba programado desde la semana pasada, acabo de publicar esta misma mañana uno de los mejores post que he hecho nunca, en el otro blog: Diez motivos para resucitar el noble arte de la guillotina. Os lo recomiendo fervientemente. Si las televisiones lo hacen, ¿por qué yo no?
Yo que esperaba encontrarme Matrix, fui gratamente sorprendido. Quizá otros esperaran mayores efectos especiales o mayores secuencias de acción. Todo ello está justito justito. Y en realidad lo que hay es una historia, muy bien hilada, donde poco a poco se van desvelando los secretos que han llevado, en un mundo casi apocalíptico, a que una fuerza fascistoide se haga con el poder y haya alguien, V, que les haga frente. V, ese que es una víctima de ese mismo sistema, de uno de los intentos de ese sistema por autoperpetuarse, jura venganza y hace todo lo posible hasta que lo consigue, aunque eso signifique lo peor para él. Y consigue no sólo vengarse de quienes lo llevaron a su penosa situación, sino vengarse consiguiendo que ese sistema caiga presa de sus propias artimañas.
Como siempre que veo este tipo de películas, como comentaba hace no demasiado con Brazil, se me levanta la vena revolucionaria. Quizá sea porque el mundo cada vez se acerca más a esto que Moore contaba hace ya veinte años (aunque aquí lo sitúen en un futuro no muy lejano), quizá porque se de buena tinta que las compañías farmacéuticas se inventan enfermedades para vender medicamentos y convierten en enfermedades lo que nunca lo fueron para conseguir más ingresos, quizá porque sabemos como el Estado y el poder económico se retroalimentan para que todo siga igual, porque al final los que forman parte de uno y de otro son los mismos (eso de que el Estado somos todos, jajaja...), quizá porque desde hace algún tiempo llevo escuchando a demasiada gente que la cosa está cada vez peor... Quizá porque lo mismo este año me hago una máscara y no para carnaval, precisamente.
P.D.: Y siguiendo con el tema, aunque sin pretenderlo porque esto estaba programado desde la semana pasada, acabo de publicar esta misma mañana uno de los mejores post que he hecho nunca, en el otro blog: Diez motivos para resucitar el noble arte de la guillotina. Os lo recomiendo fervientemente. Si las televisiones lo hacen, ¿por qué yo no?
3 comentarios:
Yo cuando la vi, fui gratamente sorprendido porque también me la esperaba peor. Fue una de las primeras películas que comenté en mi blog... y me gustó tanto su historia, que me hice con su cómic... y supera a la peli. Es de los comics más valorados. Yo no soy muy experto en este tema pero eso dicen los más entendidos. Saludos.
Leeré el post, aunque tarde más en terminar La montaña mágica... a ver si para fin de año...
Me gusta más el cómic ¿qué le vamos a hacer? Espero que con WATCHMEN no metan la pata.
Por cierto, te recomendaría una lectura si te interesa la cosa esta del anarquismo: "El hombre que fue Jueves", de Gilbert Keith Chesterton. Está mejor contado y te partes de risa...
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