Recuerdo, coincidiendo con el estreno de esta película en festivales internacionales, haber leído unas cuantas críticas estupendas de la misma. Cuando se estrenó en España, allá por el 2000, si no recuerdo mal, las críticas fueron también magníficas. Sin embargo, ocho años después, me pongo a mirar por internet y las cosas han cambiado bastante.
Es cierto que John Carpenter no es Orson Welles, pero, permítanme decirles, ni falta que hace. Desde el estreno de La noche de Halloween, Carpenter se convirtió en uno de los referentes del cine fantástico y de terror, en parte (o casi en su totalidad) en base a unas direcciones más que eficaces. Antes había realizado la estupenda Asalto a la comisaría del distrito 13, donde ya había dado muestras de maestría en el género policiaco, género que estaba muy cascado, y que él, con escasos medios, decidió reinterpretar.
Quizá esa La noche de Halloween, nueva reinterpretación, esta vez del cine de terror, sea la película menos westeriana de Carpenter, porque lo que hace este director (o al menos todo lo que yo he visto de él, que ha sido mucho) son películas del oeste, aunque la única "reconocida" como tal quizá sea esta. Y es que Vampiros no es una película de terror, por más que la temática trate de semejantes seres sobrenaturales. Vampiros es un western con temática poco común, pero rodada según los preceptos del género, al que añade además bastante sentido del humor, lo que da un plus a la hora de entretener, que es de lo que se trata.
Quizá es que hay gente que fue a ver Vampiros pretendiendo ver a Bergman, pero es que hay que saber a lo que se va al cine. Vampiros, como La cosa, como La niebla, como Rescate en Nueva York, son películas de entretenimiento puro y duro. Y no hay más, y de hecho no hace falta nada más. También en el cine de entretenimiento se pueden hacer buenas y malas películas. Para darse cuenta de ello sólo hay que comparar algunas de las que he dicho con, por ejemplo, las tres de Spiderman para darse cuenta de que no hay color. En ninguno de los sentidos. El guión puede ser más o menos endeble, que no es el caso, pero lo que no se puede negar son unos actores en estado de gracia, una planificación y una composición de escenas de la que muchos deberían aprender y una tensión que no abandona todo el metraje. Que todo se soluciona de forma demasiado fácil al final... puede ser. Pero eso no es óbice para un espectáculo visual que tendrá divertido al que lo desee durante dos horitas. Y de un rodaje de secuencias de acción que nada tiene que ver con lo videoclipero, eso que está tan de moda entre los nuevos directores y que convierte en tedioso cualquier secuencia que, bien rodada, debería ser divertida. ¿Que hay gente que no está de acuerdo? Pues me parece muy bien, pero a mi esta película, años después, me sigue encantando.
Quizá esa La noche de Halloween, nueva reinterpretación, esta vez del cine de terror, sea la película menos westeriana de Carpenter, porque lo que hace este director (o al menos todo lo que yo he visto de él, que ha sido mucho) son películas del oeste, aunque la única "reconocida" como tal quizá sea esta. Y es que Vampiros no es una película de terror, por más que la temática trate de semejantes seres sobrenaturales. Vampiros es un western con temática poco común, pero rodada según los preceptos del género, al que añade además bastante sentido del humor, lo que da un plus a la hora de entretener, que es de lo que se trata.
Quizá es que hay gente que fue a ver Vampiros pretendiendo ver a Bergman, pero es que hay que saber a lo que se va al cine. Vampiros, como La cosa, como La niebla, como Rescate en Nueva York, son películas de entretenimiento puro y duro. Y no hay más, y de hecho no hace falta nada más. También en el cine de entretenimiento se pueden hacer buenas y malas películas. Para darse cuenta de ello sólo hay que comparar algunas de las que he dicho con, por ejemplo, las tres de Spiderman para darse cuenta de que no hay color. En ninguno de los sentidos. El guión puede ser más o menos endeble, que no es el caso, pero lo que no se puede negar son unos actores en estado de gracia, una planificación y una composición de escenas de la que muchos deberían aprender y una tensión que no abandona todo el metraje. Que todo se soluciona de forma demasiado fácil al final... puede ser. Pero eso no es óbice para un espectáculo visual que tendrá divertido al que lo desee durante dos horitas. Y de un rodaje de secuencias de acción que nada tiene que ver con lo videoclipero, eso que está tan de moda entre los nuevos directores y que convierte en tedioso cualquier secuencia que, bien rodada, debería ser divertida. ¿Que hay gente que no está de acuerdo? Pues me parece muy bien, pero a mi esta película, años después, me sigue encantando.
4 comentarios:
Carpenter es el puto amo. Ha tenido altibajos, como cualquier cineasta, pero no tan notables como la mayoría de sus compañeros de generación (Hooper, Craven, Argento -ay-, incluso Romero) A mí, por lo menos, me sigue sorpendiendo; Cigarette Burns (de la serie Masters of Horror) me parece cojonuda y me recuerda mucho a esa perla que es En la boca del miedo.
Hombre, pese a que Carpenter me cae bien, esta es de las flojitas. Mucho cartoneo y rollo de "a ver quién es más cabrón". Sin embargo, cualquiera de las otras que mencionas son bastante más entretenidas e irreverentes, sobre todo la de Kurt Russell, adelantada a su tiempo.
Saludos.
No la he visto... no soy muy amigo de las pelis de vampiros, me parecen casi todas iguales... Hago excepción si la protagonista es... Milla Jovovich (aunque la tercera aún no la he visto...)
sangre y besos y dvd: vosotros mismos. Quizá esta sea flojita, pero a mi es que los vampiros me tiran mucho...
ricardo: ¿resident evil? dios...
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