domingo, 17 de mayo de 2009

Mystery train

Mystery train (Jim Jarmusch, 1989)

No se por qué tardé tanto en acercarme al cine de Jarmusch si, como sospechaba, tenía todas las papeletas para gustarme, pero por fin me decidí el otro día a ver esta magnífica película. Lo siento por quien no esté de acuerdo.
Mystery train es un homenaje a Elvis, que está presente en cada uno de los tres episodios que se nos ofrecen, comenzando por el lugar donde se desarrolla esa misma noche en la que dos parejas y un trío irán a refugiarse al mismo hotel en Memphis.
Los primeros son unos japoneses, ella vestida de loli
ta típica y él de rockabilly de los cincuenta, que viajan a la ciudad del Rey para conocer sus vestigios. Tenemos en la segunda historia a una mujer italiana que, por accidente, acaba en Memphis con el cadáver de su marido, y en la habitación con una desconocida que no para de hablar mientras se encuentra al fantasma de Elvis. En la tercera un inglés residente en la ciudad al que todo el mundo llama Elvis, que acaba de romper con su pareja y que, junto a su cuñado y a un compañero de trabajo al que acaban de despedir junto a él, se meterán en un lío. Y esas tres historias se entrelazan mínimamente en base a sus personajes y, sobre todo, en base a ese recepcionista del hotel con traje rojo y el botones que quiere cambiar de indumentaria.
Comedia singular y fascinante desde el primer minuto, ese en el que vemos a los japoneses camino de Memphis en un tren de recorrido larguísimo, Jarmusch juega con los tópicos para conseguir momentos de una sutileza endiablada: el chico jap
onés no puede cambiar de cara porque esa es su cara, al inglés le molesta que le llamen Elvis en la ciudad del Rey, la chica que abandona a su novio se queja de que no hablaba cuando ella misma no escucha a nadie, los negros pregonan discursos racistas contra los blancos... mientras varias personas extrañas se mueven por una ciudad extraña que vive por y para el recuerdo.


Un conjunto de personajes fascinantes que no caen, cosa harto fácil, en lo esperpéntico, sino que se mueven en una determinada realidad en una determinada parte del mundo, mientras, sin embargo, intentan todos, por unas razones o por otras, escapar de él. Una maravilla.

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