lunes, 10 de diciembre de 2007

Finales trágicos: Joy division.

Joy Division.


Los finales de los 70 en el Reino Unido fueron una de las épocas más prolíficas y creativas respecto al rock que se han podido dar en ninguna parte del mundo. Ahí fue donde surgió el punk, y, como no podía ser de otra forma, los sonidos que lo sustituirían.
Joy Division, nombre inspirado en las judías utilizadas con fines sexuales en los campos de concentración nazis, fue un grupo nacido a mediados de los setenta, que bebió de distintas fuentes, para terminar siendo el grupo post-punk más admirado por los que lo echamos de menos. Y es que Joy Division superó a los Sex Pistols en apenas unos meses.
Nacidos a mediados de los 70, y mezclando todo lo habido y por haber que se hacía y se había hecho en U.K. durante esa década, además de influencias yanquis alternativas (The Velvet Underground, sin ir más lejos), iniciaron (o quizá fueron el máximo exponente) del que se llamaría Dark-rock. A mi esto de las etiquetas me pone un poco de los nervios, así que resumiré.
La música de Joy Division es como su líder, Ian Curtis, turbadora, siniestra, inestable y atormentada. Todo lo que hicieron es así. Y lo que hizo su discográfica tras el suicidio por ahorcamiento de Curtis (allá por 1980) también, ya que se dedicaron a recopilar todo lo habido y por haber del grupo y reeditarlo (tengo un recopilatorio de ¡1995!: Permanent). El resto de los componentes formaron New Order, pero de eso ya hablaremos otro día.
Todo esto viene porque no paran de recordarme que acaban de hacer una película, Control, que creo que todavía no se ha estrenado aquí, sobre la vida de Ian Curtis, cosa que ya habíamos tratado en 24 hours party people (del irregularísimo Michael Winterbottom). Pero está de moda. Julian Temple acaba también de hacer un documental sobre The Clash, tras el éxito de La mugre y la furia, documento interesantísimo sobre mis adorados Sex Pistols.
¿Se nos estará acabando la imaginación? ¿La tuvimos alguna vez?

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