Esta película me encanta, como a casi todo el que conozco que la ha visto. Stephen Frears es de esos extraños directores que, como Neil Jordan, son capaces de meterse en berenjenales de lo más diversos y salir airosos. Da igual que sean dramas de época, historias policiacas, dramas sociales, comedias comerciales... todo tiene un mínimo de calidad, y ocasionalmente, hacen cosas estupendas. Este es el caso.
Es verdad que yo a Frears le tengo especial cariño, aunque sólo sea porque ha dirigido esa preciosidad llamada Mi hermosa lavandería, y la versión que más me gusta de Las amistades peligrosas, y, claro, todo me lo tomo a bien. Pero también es verdad que esta película, que no tuvo demasiada difusión y, de hecho, yo me encontré en casa de mi madre en el Plus un día, me encantó sin recordar que era de él. Y cada vez que la he visto me ha gustado más, que, créanme, es una cosa que raramente me suele pasar.
Basada en otra novela que tampoco me he leído, se nos cuenta la historia de las cinco relaciones amorosas que han marcado la vida de Rob, un espléndido John Cusack, regente de una tienda de discos, mediante un recorrido musical por los ochenta y noventa incomparable. Es el mismo Rob el que nos habla de lo que hizo, de lo que no hizo, de lo que dejo de hacer, de los fallos que cometió, de lo que hizo bien, de cómo lo hizo... rodeado de una serie de secundarios maravillosos (incluido Jack Black, que después empezaría a repetir el mismo papel siempre y entonces dejaría de tener gracia) y con una elegancia y saber estar inconmensurables. Frears se dedica a narrar un extraordinario guión, dejando a los actores hacer lo que tienen que hacer y mostrandonos lo que nos tiene que mostrar sin artificios ni añadidos (hace poco hablé de Cómo ser John Malkovich, a esto me refería al hablar de lo que no había sido capaz de hacer Jonze), demostrando lo que tiene que hacer un director eficaz, y logrando, junto con esos espléndidos actores, con el estupendo guión y con la portentosa banda sonora, realizar una de las comedias más bellas, emotivas y sensibles que ha dado el cine yanqui en el nuevo milenio (aunque es del 2000, lo mismo es la última del antiguo). En fin, que otra delicia más... y van...
Basada en otra novela que tampoco me he leído, se nos cuenta la historia de las cinco relaciones amorosas que han marcado la vida de Rob, un espléndido John Cusack, regente de una tienda de discos, mediante un recorrido musical por los ochenta y noventa incomparable. Es el mismo Rob el que nos habla de lo que hizo, de lo que no hizo, de lo que dejo de hacer, de los fallos que cometió, de lo que hizo bien, de cómo lo hizo... rodeado de una serie de secundarios maravillosos (incluido Jack Black, que después empezaría a repetir el mismo papel siempre y entonces dejaría de tener gracia) y con una elegancia y saber estar inconmensurables. Frears se dedica a narrar un extraordinario guión, dejando a los actores hacer lo que tienen que hacer y mostrandonos lo que nos tiene que mostrar sin artificios ni añadidos (hace poco hablé de Cómo ser John Malkovich, a esto me refería al hablar de lo que no había sido capaz de hacer Jonze), demostrando lo que tiene que hacer un director eficaz, y logrando, junto con esos espléndidos actores, con el estupendo guión y con la portentosa banda sonora, realizar una de las comedias más bellas, emotivas y sensibles que ha dado el cine yanqui en el nuevo milenio (aunque es del 2000, lo mismo es la última del antiguo). En fin, que otra delicia más... y van...
4 comentarios:
GENIAL, GENIAL Y GENIAL es ésta película, una de mis preferidas. La he visto unas cuántas veces y no me importaría igualmente comentarla alguna vez en mi blog...
Creo que John Cusack está en el papel de su vida y secundarios geniales como bien dices... incluso Jack Black. uN SALUDO!
exactly, querido.
Primero Como ser JM y ahora Alta fidelidad, dos de mis biblias del cinéfilo friki. Estoy empezando a creer que escribo este blog de sonámbulo por las noches. Me encanta y la novela es estupenda igualmente. John Cusack está muy bien e increíblemente hasta el petardo de Jack Black se salva. Por cosas como estas Frears se merece todo mi respeto como artesano director. Un placer leerte, besos.
Lo: encantado de volver a verte por estos lares, empezaba a preocuparme al no leer tus comentarios, sobre todo los jueves.
capri: yo escribo generalmente de día, aunque tengo una hora menos... no sé... lo mismo. Un placer que te pases por aquí.
Un beso a ambos.
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