viernes, 23 de abril de 2010

La caza

La caza (Carlos Saura, 1965)


Pocas veces en mi vida he sido testigo de un espectáculo tan estremecedor como el que nos mostró Saura hace ya cuarenta y tantos años. Y pocas veces ha sido tan evidente los muchos fallos que cometió la censura española dejando pasar obras supuestamente inocentes que, sin embargo, escondían una carga política mucho mayor que todas las que suprimió.
Porque La Caza es, ante todo, un espectáculo dantesco acerca de la vida en este país durante la dictadura franquista, La caza es un espectáculo de la degradación humana en condiciones de desigualdad, La caza es una de esas películas a recuperar para darse cuenta de que el cine español fue mucho más grande de lo que lo es ahora.


Y de que todos estos que se presentan como adalides del moderno cine patrio deberían volver a ver determinados clásicos para aprender como contar mucho con muy poquito... vamos que no hace falta reconstruir Alejandría y se obtienen muchos mejores resultados, sin comparación de hecho.


3 comentarios:

Crowley dijo...

Nada que añadir a tu contundente entrada. Una película asombrosa y una pieza indispensable que firmaría el mismísimo Peckinpah de Perros de Paja.
In-cre-í-ble peliculón.
Un saludo

Justo dijo...

Carlos Saura es muy bueno, en muchas películas, y valiente para hurgar en asuntos muy incómodos. Por culpa de un absurdo cainismo muy común entre los españoles, en vez de mimarlo y alabarlo -como hacen con él en otros países- aquí se dedicaron a tirarle pedruscos y meterle el dedo en el ojo continuamente.

De acuerdo con lo que dices, La caza es una pasada, y lo bueno de esta como de otras películas suyas que se asocian a una crítica al franquismo es que, aparte de eso, permiten otras lecturas que son atemporales.

También tuvo su mérito que precisamente Alfredo Mayo hiciera el papel que hizo.

(Por cierto, yo siempre me acuerdo de las piernas de Emilio Gutiérrez Caba en la película, era muy bonico).

Un abrazo

loquemeahorro dijo...

La vi hace miles de años, mucho más joven de lo que debería y recuerdo el desasosiego total y absoluto que me produjo.