jueves, 4 de marzo de 2010

Destrozando a... Agora

Agora (Alejandro Amenábar, 2009)


Hombre, la verdad es que tanto como destrozando, destrozando... tampoco va a ser para tanto. Así que empezaré diciendo que no creo que Agora sea, en modo alguno, una mala película. Claro que tampoco es buena, para qué nos vamos a engañar.
El problema fundamental de Agora tiene que ver con la pr
etenciosidad de su director (y guionista en colaboración con su habitual Mateo Gil) y su intento más que fallido de tratar de hablar (y aleccionar) sobre demasiadas cosas.
Amenábar pretende contar varias historias que no consigue integrar a pesar de dar demasiados datos de todas ellas.
Pretende sublimar la razón frente a la historia religiosa sin que al final tengamos claro cuál de ellos es el hilo conductor del film.

Pretende huir tanto del maniqueismo que por una parte cae en la misma manipulación que nos narra (a pesar de la escena del discurso de Cirilo contra la violencia que él mismo promulga, probablemente la mejor de toda la cinta y un ejercicio de sutileza y concisión que no es capaz de seguir llevando a cabo en el resto del metraje) y consigue unos personajes con tantas aparentes aristas (aunque parecen más bien tópicas poses) que al final ninguno de ellos (salvo quizá el ya nombrado Cirilo) termina de caer bien ni mal, pasan desapercibidos y llegan hasta a resultar antipáticos.


Pretende conmovernos con la historia de la filósofa guiada por la razón que podrá servir de ejemplo de liberación de la mujer, pero no deja de ser una orgullosa misántropa más preocupada de sus propios conocimientos que de la vida que la rodea y que se aparta de ella en un ejercicio nada admirable.
Pretende servir de guía para el mundo, pretende que la historia que cuente sea universal, pero no termina de conmover casi en ningún momento sin echar mano de la trampa (ese previsible y chanchullero final).
Pretende hacer su gran película y sólo consigue un film mediocre aunque técnicamente impoluto, lleno de ideas sin cohesión y entretenido pero frío, vacío de alma (como su supuesta protagonista) y olvidable.
Sigo creyendo que no es una mala película, pero posiblemente si Amenábar y Gil hubieran sido más humildes y hubieran intentado contar tan solo la historia que dicen que cuentan (la de Hipatia) con todos sus detalles posiblemente hubiera quedado una película bastante más completa y digna.


1 comentario:

Kinezoe dijo...

Conforme pasa el tiempo la sensación que me queda de ella va siendo peor... Le falta emoción. Es una película muy fría.

Saludos.