viernes, 29 de enero de 2010

Sonata de otoño

Sonata de otoño (Ingmar Bergman, 1978)

El maestro Bergman visita poco estas páginas, más ocupadas en minucias yanquis que en grandes obras. Pero lo tengo siempre presente a pesar de que mis reseñas parezcan escritas por alguien que nunca llegó a ver más de dos minutos de una obra suya. Sin embargo mi fascinación por ellas no cesa, y me remueve las entrañas como pocos pueden hacerlo.
Elogios aparte, Höstsonaten tiene un puesto primordial en la historia del melodrama, tanto que otros la eligieron para homenajearla, sin conseguir sin embargo acercarse siquiera a su grandeza.
Bergman consigue contar una gran historia con apenas tres actores (pero qué tres actores y qué tres interpretaciones), una modesta casa como casi único esc
enario y un guión y una dirección que logran un dramatismo tormentoso, que remueve cimientos personales como un terremoto y que no se deja llevar por lo afectivo.
Bergman realiza una película sobria que cae encima del espectador como una losa perfecta que lo atrapa, lo atenaza y lo llena de dolor.


Bergman nos lanza nuestros conflictos paternos casi sin que nos demos cuenta, y lo acompaña de una banda sonora espléndida donde destaca, precisamente, esa sonata de Handel adonde se desplaza el conflicto entre una madre que nunca lo fue (impresionante Ingrid Bergman) y una hija que siempre la echó de menos (no menos impresionante Liv Ullman).
Y todo ello, ya lo hemos dicho, desde la sobriedad. De imitadores (y supongo que ya sabrán de quien les hablo), homenajeadores y usurpadores hablaremos este domingo. Hoy quedémonos con ella.

2 comentarios:

dvd dijo...

Yo creo que la banda sonora de las pelis de Bergman las tenían que haber hecho los Punsetes...

Groupiedej dijo...

Qué bueno hubiera sido...