lunes, 14 de diciembre de 2009

Weeds

Weeds (Showtime)


Nancy Botwin, viuda de un judío con dos hijos y residente Agrestic, barrio residencial de medio pelo, se gana la vida traficando con marihuana. Celia Hodges, su amiga y defensora primera de las buenas costumbres, no sabe nada. El hijo mayor de Nancy y la hija mayor de Celia se lian entre ellos, lo que encenderá la mecha del desastre. La hija menor de Celia está gorda y le hace la guerra a su madre, terminando por reconocerse como bollera, su padre es un fumeta íntimo amigo del corruptísimo Doug, contable y responsable de la economía de Agrestic, ambos excelentes clientes de Nancy. Su hijo mayor no para de intentar entrar en el negocio, el hijo pequeño es un inadaptado que peca de nihilista, aparece el cuñado de Nancy huyendo del ejército y poniendo la vida de todos más al borde de los nervios que nunca. La abastecedora de Nancy es una negra gorda con una hija embarazada y un hijo que perpetuamente está en tensión sexual con su principal cliente. Y Nancy no para de meterse en follones con tal de mejorar su vida y sortear a la gran ramera que es Celia Hodges.
Esto, en resumidas cuentas, es una leve sinopsis de la primera temporada. Y eso es sólo el principio. Novios de la DEA que son más corruptos que la traficante a la que persiguen, mafia mexicana, fanáticos religiosos, elecciones comunitarias, hindúes gays que preñan a negras cuando se las tienen que tirar por designio de unos delincuentes, cuernos, niños cabrones...
Weeds es, ante todo, un espejo de toda la bazofia que hay enterrada debajo de la
corteza de idealidad que llevan las familias de clase media americana, reverso tenebroso del american way of life contada en tono de comedia que, a veces, tiende al drama (como al final de la segunda temporada, donde la cosa se empieza a descocar tanto que pierde la gracia) pero que a medida que avanza, y a pesar de lo complicado de la historia, cada vez consigue aunar con mejores resultados lo cómico con la intriga, llegando al momento en el que Celia se convierte en dealer imitando hasta la vestimenta de Nancy.


Deliciosa para pasar la tarde, y con suficiente enjundia como para que a nadie le parezca vacua. Total, que es muy buena, vamos.

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