viernes, 2 de octubre de 2009

Doce hombres sin piedad

Doce hombres sin piedad (Sydney Lumet, 1957)


La primera impresión que produce Doce hombres sin piedad si no se ha visto antes es la de estar ante la madre de todos esos telefilms de abogados de Antena 3, y posiblemente sea así.
Un escenario casi teatral, que se limita a la sala don
de se reúnen los jurados, es el sitio donde discurre la historia de un grupo de hombres elegido por la administración norteamericana como jurados populares, y que están a punto de condenar a un hombre a muerte sin una prueba concluyente por dos hechos fundamentales: es negro y quieren terminar cuanto antes.
Ahí aparece el "salvador", un Henry Fonda que es la piedra angular de la película, y que poco a poco, y ante el desespero general, consigue convencer al resto de lo infundado de sus premisas y lograr absolver al hombre.
Lumet crea así lo que sus imitadores nunca lograron, un discurso terrible sobre el racismo imperante, sobre la política autoritaria, sobre la futilidad
de la decisión de quitar la vida a un hombre en base a las convicciones de otros doce... además de realizar una crítica frontal a ese sistema de jurados que aquí hemos adoptado hace no muchos años y que presupone que gente sin ningún tipo de formación legal pueda decidir sobre el futuro de otros.


Doce hombres sin piedad es un espléndido trabajo de guión y actores, de personajes perfectamente dibujados que interactúan según sus roles y que Lumet filma como se debe hacer en una historia semejante, sin aspavientos, sin efectismos, limitándose a observar con su cámara lo que sucede en esa claustrofóbica y angustiosa sala.

2 comentarios:

Crowley dijo...

Una película de impecable factura. De obligada visión y disfrute.
Saludos

JR dijo...

es un gran film
la ví anoche.