jueves, 30 de julio de 2009

Destrozando a... Sin noticias de Dios

Sin noticias de Dios (Agustín Díaz Yanes, 2001)


Hubiera sido mucho más fácil ensañarse con Alatriste, lo se, pero de vez en cuando me gustan los retos, así que allá vamos.
Díaz Yanes, en base a realizar una película cuyos méritos (que a mi modo de ver no son pocos) se debían casi exclusivamente a sus actores, es otro que se creyó tocado por la mano de los dioses cinematográficos e ideó una complejísima (y carísima) trama que tenía todos los puntos para poder haber sido una divertida comedia.
Pero como Díaz Yanes no es ni Wilder ni Allen, ni mucho menos Buñuel, pretendió ponerse serio y trascendente, y dejar como comedia dramática lo que para tomarse en serio no tenía ni pies ni cabeza. Un guión endeble y unas interpretaciones muy muy ajustadas (a pesar de contar con grandes estrellas de este y el otro lado del Atlántico) dejaban en primer plano lo fundamental del señor Díaz Yanes: que no sabe dirigir. Años después lo reafirmaría en Alatriste... pero eso será otro jueves.


3 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Sí... se le fue la mano, para qué negarlo y al final quedó un desaguisado bastante importante.

Tampoco ayudaba Penélope Cruz, que por cierto, se transmutaba en su actual novio (al que detesto exactamente igual que a ella)

Jefe Dreyfus dijo...

madremia que churro de película más indigerible! fui al cine a verla y fue como si el acomodador se me hubiera cagado en la mano.. no había por donde agarrarla por más que se buscara.

Unknown dijo...

Sí comparto la opinión sobre Díaz Yanes... "es otro que se creyó tocado por la mano de los dioses cinematográficos"... sí quizás se le sobrevaloró antes de demostrar nada... Pero a mí esta peli, sin llegar a ser una obra maestra, me entretuvo y me lo pasé bien. Me pareció una idea original... me lo pasé bien viendo a Penélope Cruz de chica mala (o chico?) y a Victoria Abril haciendo de lo contrario a lo que nos tiene acostumbrado... de chica buena, de angelito. Y el final con Bardem, me reí un rato. Me gusó, pero sin más.